lunes, 23 de mayo de 2016

Empleo y educación en tiempos de innovación





Ahora que termina un nuevo año escolar y que miles de jóvenes bachilleres enfrentan la clásica disyuntiva sobre su futuro académico y/o profesional, es conveniente dar un breve repaso de las tendencias que en esta difícil coyuntura económica –y época de cambio estructural- se presentan en el panorama laboral de nuestro país y en el mercado internacional.

Disyuntiva 1: Trabajar o estudiar

Los muchachos de mi época, cuando salíamos de bachillerato enfrentábamos por lo general el falso dilema entre trabajar y estudiar, dependiendo de la situación económica de los padres. Quienes optamos inicialmente por la decisión de estudiar en el sistema privado podíamos, con un trabajo de salario mínimo costear –con mucho sacrificio- un semestre en una institución privada. Hoy esa posibilidad no existe. En aquella época, cuando ya Venezuela estaba en una situación económica decadente (segundo gobierno de Rafael Caldera) ciertamente no existían las masivas posibilidades de estudiar en una universidad pública –especialmente para los egresados de liceos públicos- pero también es cierto que un título universitario representaba una esperanza significativa para la movilidad social y la superación de la pobreza. Hoy vemos que nuestros jóvenes son testigos a través de sus padres o vecinos profesionales –y especialmente en sus maestros- que la educación formal no representa en absoluto posibilidad alguna de mejora material y es, por el contrario, casi una condena absoluta a la pobreza perpetua.

Quienes optaban por trabajar en ese entonces, tenían la esperanza de “pegar” en PDVSA, CANTV, Electricidad de Caracas, Edelca, Metro de Caracas ó más recientemente, el SENIAT sólo por mencionar un grupo variado de organizaciones públicas y privadas que constituían las “blue chips” del empleo de la época y de las cuales hoy no quedan sino ruinas, no sólo por su situación financiera sino por la cultura corporativa que se adueñó de ellas, donde la militancia política (o al menos aparentar cierta preferencia política) es más útil que prepararse, formarse y obtener resultados. La lealtad sobre el mérito, como tanto se han preciado de reconocer en público como parte de una doctrina abiertamente destructiva de los resultados, el crecimiento y la rentabilidad –económica y social- de las instituciones mencionadas.

Disyuntiva 2: ¿Que estudiar?

Además de la depauperación de la clase media profesional en las carreras tradicionales – educadores, médicos, abogados, administradores- las carreras de servicio público como bomberos y policías comparten una situación similar. La carrera militar, en otros tiempos considerada como una especie de reserva de estabilidad y prosperidad, sufre hoy, además de un gran desprestigio por razones políticas, una situación tan precaria como la de cualquier otra carrera. Los militares sonadamente prósperos que han caracterizado las últimas dos décadas nada tienen que ver con la carrera seleccionada sino con el saqueo de las arcas públicas, pero ese es otro tema.

El INCE, institución donde buena parte de las clases populares confiaron la formación para el trabajo de sus hijos, es hoy una institución desmantelada, divorciada de las necesidades del sector productivo, que aún hoy forma masivamente centenares de muchachos destinados al sector banca-servicios y muy poco-nada orientado al débil sector industrial del país.

Ocupaciones novedosas, en sintonía con las tendencias de la sociedad del conocimiento: nada. En un país donde deberían formarse miles de investigadores, científicos, diseñadores de piezas, programadores o como mínimo obreros calificados como electricistas industriales, torneros, nuestras universidades, especialmente las de nuevo cuño se vanaglorian por graduar miles y miles de profesionales con muy poca calificación para insertarse en el sector formal, ejerciendo su profesión, sin depender del empleo público.

Decisión 3: ¿Irse ó quedarse?

En los últimos años y en la medida que la situación del país empeora, muchos padres apelan a cualquier familiar en el exterior que pueda –independientemente de cuan lejano sea el parentesco- recibir temporalmente a las nuevas generaciones de migrantes que huyen de la depauperación de las condiciones de vida y –más importante aún- de la falta de futuro, y de las escandalosamente altas probabilidades de ser asesinado, lesionado o recurrentemente asaltado en las calles de nuestro país.

De modo que la decisión de emigrar está en la mente de muchos jóvenes y sus padres. Lamentablemente, muchas de las ideas que acompañan la decisión de emigrar tienen bases frágiles y están basadas en historias no necesariamente ciertas sobre el éxito y la prosperidad que aguarda a todo aquel que pise suelo extranjero. Aunque quienes ya se fueron se salvaron de padecer la brutal destrucción del salario que se vive en Venezuela, la realidad es que en los próximos años se producirá un importante volumen de retornos de personas frustradas por no cristalizar sus aspiraciones en el extranjero.

Tendencias y oportunidades en tiempos de Innovación

La época en que el estado podía paliar la situación de desempleo del país, incrementando la nómina pública o a través de “misiones” parece haber llegado a su fin. Las legiones de porteros, escoltas, vigilantes, secretarias y ascensoristas que abundan en las nóminas públicas –y en menor medida en sus puestos de trabajo- son la expresión de un modelo de gestión pública fracasado pero también son símbolos de un nivel de desarrollo tecnológico muy diferente al que caracteriza la economía global de hoy, entre cuyas expresiones más novedosas se cuentan el Big Data, la inteligencia artificial, los vehículos autónomos y la economía digital por sólo mencionar algunos.

Cualquiera que haya visitado los EEUU o países europeos habrá notado la tendencia hacia la automatización y el autoservicio en el comercio, donde ni siquiera hay cajeros para el cobro de las compras, “bomberos” en las estaciones de servicio, montacarguistas en los almacenes y donde incluso con Uber, se podrá pedir un taxi pero sin taxista, de modo que, quien pretendan emigrar al primer mundo para dedicarse a estas actividades de baja calificación / baja productividad enfrentan un panorama laboral que se deteriora rápidamente.

Por otra parte, la economía digital ofrece oportunidades que, si bien no son masivas, representan los síntomas de un cambio estructural en las posibilidades de empleo para personas con competencias específicas no necesariamente certificadas por una universidad tradicional. Plataformas como www.freelancer.com y www.workana.com  representan un nuevo paradigma en el trabajo profesional independiente, un mercado totalmente globalizado donde se ofertan y demandan capacidades específicas para proyectos puntuales, limitados en el tiempo, fuera de los marcos jurídicos tradicionales de protección al salario y la estabilidad laboral. Con este tipo de plataformas, una empresa de cualquier parte del mundo puede deslocalizar y tercerizar cualquier tipo de operación – la elaboración de un contrato, una campaña publicitaria o un servicio permanente de consultoría- sin atarse a las relaciones laborales tradicionales, favoreciendo la competitividad y la reducción de costos en su operación. Aún está por verse si este tipo de plataformas serán un vehículo para la precarización del empleo, de lo que si no hay duda es que los conocimientos menos especializados se han comoditizado, entrando en una espiral descendente de desvalorización, por cuanto hay personas calificadas en tales ocupaciones provenientes de países muy depauperados como India, Pakistán y más recientemente, Venezuela, que hacen por muy pocos dólares un trabajo de calidad, presionando el mercado de empleo en los países de altos salarios. Vale destacar que los pagos transados en estas plataformas rara vez terminan en la banca tradicional ya que los usuarios prefieren manejar su dinero a través de plataformas novedosas como Paypal o Payoneer –completamente manejadas por internet- lo cual es a su vez otro símbolo de la innovación que en todos los ámbitos revoluciona a la economía global. Como se ve, es una oportunidad para que Venezuela facilite, en la difícil coyuntura petrolera y ante la necesidad inminente de impulsar actividades generadoras de divisas, que los emprendedores que logren vincularse a las cadenas de valor global –independientemente de su naturaleza- puedan vender sus divisas en el país a una tasa razonable y acumular sus dólares en el sistema financiero nacional.

 Aunque creo que no he logrado ayudar a ningún joven indeciso que se haya tomado el tiempo para leerme, resta señalar que las certificaciones internacionales tipo SAP, CISCO, y las vinculadas a la producción de soluciones digitales tipo app’s y videojuegos son hoy, y en los años por venir, una posibilidad a considerar seriamente con miras a desarrollarse como profesional independiente en carreras mejor remuneradas y con potencial de localización global. Todo un reto para las políticas públicas


@jhernandezucv

1 comentario:

  1. Las impresiones en 3D, la arquitectura, la ingenieria, la publicidad, el diseño industrial, de moda, de interiores, el gráfico, son las más solicitadas, para los jóvenes que incursionan lo primero es intentar los "contest" o concursos, el dominio del idioma inglés proporciona la base para competir en el mercado mundial. Si alguien quiere una asesoría o coaching para lograr sus primeros trabajo estoy a la orden por freelancer como av3d

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