jueves, 31 de marzo de 2016

Historias de bachaqueo y hampa





3:00AM Hilda se levanta tempranito, para aprovechar que finalmente luego de una semana llegó el agua a su casa y puede lavar la ropa. Sancocha unas verduras, unos topochos y asigna con experto criterio de escasez la reducidísima ración de proteína que le toca a cada uno de sus cinco hijos. Deja todo listo para que su hija mayor, de trece años organice al resto de la tropa y se vayan a la escuela, con la esperanza puesta en que hoy si sirvan almuerzo en el comedor de la escuela, que ya tiene varios meses funcionando de manera intermitente.

4:00AM José sale puntualmente de su casa. Desde que salió de la cárcel por un beneficio procesal anticipado, se había dedicado al trabajo por destajo con escasos resultados. Gracias a dios, desde hace dos semanas consiguió empleo manejando un destartalado camión de barandas para transportar a los bachacos desde diferentes caseríos y barrios de Barlovento hasta Caracas. Le pagan 200 bolivares por cada bachaco más el almuerzo –usualmente un par de perrocalientes- La idea es que traslade 20 personas que son lo que caben de pie en la insegura plataforma del camión pero él aprovecha de llevar a su esposa, su cuñada ó su hija dependiendo el terminal de la cédula para comprar a precio subsidiado los alimentos para el consumo de su familia.

4:30AM Hilda espera al grupo de vecinos que se organizan para salir del caserío en grupo por cuestiones de seguridad, ya que varias bandas que se disputan el control del lugar han tenido enfrentamientos armados casi diariamente en los últimos tres meses. Los atracos, violaciones y cadáveres en la vía pública ya no sorprenden a nadie, simplemente se trata de esquivarlos, de no mirar, de no saber, de no tropezar con nadie equivocado…
Puntualmente llega el camión a recogerlos. Un destartalado camión de barandas, recoge a las veinte personas que, como todos los días, salen a su jornada laboral en el empleo más rentable que ha tenido en su vida –y único disponible para muchos- El bachaqueo. Por un pago diario de Bs. 2.000 los vecinos del caserío salen dotados de bolsas, agua fría, galletas y mucha paciencia a hacer sus 10 horas diarias de colas para comprar productos regulados en diferentes establecimientos de Caracas. Recibe instrucciones del chofer y capataz que organiza la logística: Hoy te toca mercal, Excelsior Gama y Plaza’s. Cuando salgan todos me repicas para buscarte y llevarte al siguiente punto.

6:00AM La Sra María llega a hacer la cola tempranera en el supermercado de su urbanización. A pesar de la hora, ya se cuentan por docenas las personas a las que les toca comprar hoy de acuerdo al terminal de su cédula. Nadie sabe que producto habrá hoy, si es que hay alguno. En la cola, son pocas las caras conocidas a pesar de haber vivido toda su vida en el mismo edificio. Sus hijos y nietos están fuera del país pero ella se aferra a quedarse, no quiere volver a ser inmigrante. De pronto llega un destartalado camión de barandas con al menos veinte personas, se bajan en grupos de cinco en cada establecimiento y luego rotan “nosotros estábamos de primeros” dice el mal encarado chofer. Algunos protestan en voz baja, pero la cola se rueda, se ajusta para dar cabida al grupo de visitantes que, como todos los días se apoderan sin derecho a pataleo, de la punta de la cola.

8:30AM Luis ya los vió. Otra vez debe lidiar con las protestas en la cola, los coleados, las agresiones, los robos de mercancía en los pasillos. ¿Con que contamos hoy? pregunta al jefe de almacén antes de subir la santamaría. Hay que administrar el inventario “Un kilo de harina por persona, es lo único que hay” La gente en la cola rezonga, se molesta, se queja, algunos abandonan la cola. La mayoría se resigna. Si no lo compran hoy, deben esperar hasta la próxima semana o comprarlo a los bachaqueros que unos kilómetros más allá, en la redoma de Petare, disponen de abastecimiento regular pero con  precios 25 veces mayor al precio del supermercado. Pasan uno, dos, tres, doscientas personas. Se acaba la harina “Un jabón de baño por persona” ordena Luis. Al final de la tarde, llega un señor mal encarado que se baja de un destartalado camión de barandas y deja caer dos mil bolívares en el bolsillo de la camisa de Luis.

5:00PM Ana sale corriendo de la empresa donde trabaja. Le dijeron que en el automercado estaban vendiendo harina de maíz. No importa su esfuerzo ni los ruegos al gerente del supermercado. La harina se acabó. Debido a que tiene semanas sin comerse una arepa y el presupuesto no le da para seguir comprando pan de sándwich –porque pan tradicional tampoco hay- se resigna a comprársela a una señora que, montada en un destartalado camión de barandas, le hace el favor de vendérsela a un precio 20 veces mayor que el precio regulado que el automercado si está obligado a respetar.

8:00PM Llegan 10 gandolas de harina de maíz para descargar en el automercado. Las guías dicen que deberían ir a una ciudad de Oriente pero un teniente de la GN que trabaja en la SUNAGRO ordena que se desvíen a un automercado en Caracas. Enseguida llega un grupo de motorizados de un colectivo que, como todo el mundo sabe, es dirigido por un alto funcionario de la nomenclatura del partido de gobierno. Se llevan el equivalente a dos gandolas de producto.

8:30PM El cabo Rodríguez, siguiendo instrucciones de su teniente se dirige al automercado, estaciona la patrulla en la zona de carga. “El Sr Luis ya viene” le dice uno de los trabajadores del supermercado. Una carretilla tras otra, llena la patrulla de harina de maíz y otros productos que el venezolano promedio anhela: desodorante, papel higiénico, leche en polvo.  Otros billetes al bolsillo de Luis.

9:00PM El Sr. Hung dueño del abasto mas grande del sector, cierra cuentas con cada uno de sus trabajadores, a quienes cancela, una parte en efectivo, una parte en mercancía, el trabajo del día. Recibe la mercancía, repone el pequeño fondo que entrega a cada uno para hacer las compras del día siguiente, liquida con José los gastos varios y acuerdan la rutina para el día siguiente.

10:00PM Aprovechando que su mamá ya se durmió, el hijo de Hilda, de sólo doce años, sale nuevamente a pararse en la esquina. Según le contaron, hoy no hubo comedor en la escuela, otra razón para no asistir. Pistola en mano, espera en medio de una nube de humo la oportunidad para entrar al caserío vecino a ajustar unas cuentas pendientes…

Al día siguiente Hilda se levanta tempranito…


@jhernandezucv

jueves, 17 de marzo de 2016

Llamado a emprendedores. El mercado no admite vacíos





El mercado no admite vacíos. Curiosamente en la actual crisis económica, muchos empresarios, gremialistas y voceros (oficiales y agazapados) del sector empresarial que son en teoría defensores del libre mercado, han optado por desconocer las fuerzas del mercado, sustrayéndose de la innovación, emprendimiento y toma de riesgos que implica por naturaleza la función empresarial.
Trataré de explicarme mejor: con la finalidad de minimizar las pérdidas a corto plazo y con la esperanza subyacente de regresar a la época no tan lejana en la que los dólares fluían sin tantas restricciones, muchas empresas que operan en el país están optando por la minimización de sus operaciones, retirando del mercado buena parte de su oferta comercial de otras épocas, debido a la falta de divisas que caracteriza desde hace algún tiempo a la economía venezolana.

Esto es evidente para cualquiera que visite un supermercado en el país (excepto el Alcalde Petro de Bogotá, que al parecer consigue de todo) Si hace unos años, elegir un champú era una tarea que demandaba la compleja experticia de las amas de casa y un exhaustivo conocimiento de las especificidades capilares del consumidor (cabello graso, seco, teñido, liso, rizado, con caspa, sin caspa, que brille, que no brille etc) hoy en día, se compra lo que haya, y se agradece si se consigue.

Es decir, toda la inversión en mercadeo realizada por las empresas para posicionarse en las preferencias del consumidor y para convencerlo de la insoslayable necesidad de seleccionar determinadas marcas y atributos diferenciados de productos, se ha ido por el inodoro. Adicionalmente, los hábitos de consumo han sido severamente trastornados y paulatinamente, la gente forzosamente olvida la necesidad de productos diferenciados con atributos de conveniencia, modernidad y practicidad –como el caso de los pañales desechables y otros productos de higiene personal y del hogar- y lo sustituye por el consumo básico basado en disponibilidad (del producto y presupuestaria)

En el caso de los alimentos es dramático el cambio. Miles de familias han reducido / eliminado la tradicional arepa hecha de harina de maíz industrializada y la han sustituido por mezclas con verduras, arroz, maíz pilado (el regreso del molino a los hogares) entre otras muchas técnicas impulsadas por la crisis para estirar el presupuesto y sobrevivir. En el caso de los alimentos no básicos como cereales, bebidas saborizadas, refrescos, golosinas entre otros, las empresas han optado por sacrificar el negocio de largo plazo, permitiendo que las nuevas generaciones de consumidores (niños fundamentalmente) desconozcan los supuestos atributos diferenciadores que tanta propaganda quiso posicionar en sus mentes a lo largo de tantos años.

Este proceso no es necesariamente negativo para la sociedad, no sólo por la búsqueda de nuevos hábitos de consumo, algunos con grandes beneficios para la salud y para el presupuesto familiar, sino porque se constituye en una gran oportunidad para la incursión de nuevos actores en el proceso de producción de bienes y servicios –generalmente en pequeña escala- para la satisfacción de las necesidades de la sociedad.

Nótese el énfasis intencional en la palabra necesidades. Aunque existen situaciones muy difíciles para producir en el país, y aun cuando el poder de compra del salario se ha reducido dramáticamente, las necesidades de consumo de la sociedad siguen allí presentes como siempre y quien pueda comprenderlas y responder adecuadamente ante esas necesidades en el contexto actual, puede capitalizar – y ya está capitalizando- beneficios económicos. Así funcionan las fuerzas del mercado. 

Es por ello que se observa como pequeños productores agrícolas y pecuarios informales en las afueras de las principales ciudades (ferias de hortalizas itinerantes, pequeños mataderos de reses, cochinos y caprinos) no restringidos por las limitaciones de las regulaciones en materia de precios aprovechan para colocar su producción directamente a los consumidores y no a través de los canales tradicionales (mayoristas del mercado de Coche por ejemplo) que controlan la distribución y depredan sus márgenes de ganancia. También es posible ver productos para higiene personal y cuidado de hogar con precios superiores al producto habitual de las multinacionales, fabricados por pequeños productores y de calidad bastante aceptable. La migración de las compras desde las grandes superficies (supermercados e hipermercados) hacia los establecimientos cercanos, es otro cambio en el comportamiento del consumidor, asociado a la escasez y la carestía.

En fin, zapateros, costureras, servicios de reparación variados y pequeños productores, expulsados del mercado por la poca competitividad relativa de su producción (en el contexto del dólar barato y abundante de años recientes) hoy capitalizan las oportunidades que dejan las empresas excesivamente conservadoras. El llamado es a los emprendedores y a los empresarios con visión de largo plazo para que reevalúen sus estrategias. El mercado sigue allí, sólo que no es el mismo mercado que hubo en años recientes. Hay nuevas condiciones y nuevos desafíos y estos se prolongarán en el tiempo. Quien lo entienda, y actúe en consecuencia, cosechará beneficios en el corto y mediano plazo.

@jhernandezucv




viernes, 11 de marzo de 2016

Consideraciones sobre el tipo de cambio dual




Desde hace tiempo defiendo la idea de que el tipo de cambio dual es el mejor arreglo cambiario posible para Venezuela tomando en cuenta las características estructurales de su economía. No es que me oponga a una unificación cambiaria en el largo plazo, pero considero que el tipo de cambio dual responde mejor a la realidad peculiar de la economía nacional.

Y es que no existe en este momento una tasa de cambio que “exprese el promedio de la productividad de la economía nacional” simplemente porque en nuestro territorio conviven dos economías diferentes: la economía petrolera (llamémosle extractivista, para adecuarnos a la nueva realidad dado el remate al peor postor que se está haciendo de nuestras riquezas mineras) y la economía no petrolera (no extractivista para seguir con el mismo criterio).

La economía extractivista tiene vocación fundamentalmente exportadora, por lo que tiene una productividad relativamente alta en término de la generación de ingresos en divisas para el país. Esta economía representa el 30% del Producto Interno Bruto del país, el 50% de los ingresos fiscales, y el 98% de nuestro ingreso en divisas, además de ser el motor por excelencia de la demanda aguas debajo de insumos en industrias conexas.

El resto de la economía es el sector no extractivista cuyas principales actividades son comercio y servicios que, si bien generan la mayor parte del PIB y del empleo, tienen una bajísima productividad en términos de generación de divisas y son de hecho, altamente dependientes de los dólares que genera la actividad extractivista. En términos llanos, la economía extractivista es la locomotora, todos lo demás somos vagones sin tracción propia (en cuanto a divisas se refiere) halados por esta. Claro está que existen honrosas excepciones como las exportaciones de ron, chocolate y algunos productos semielaborados, pero es muy poco cuando se compara con el total de la economía.

De modo que “promediar” el valor de la divisa usando un sector que no produce divisas con otro que si produce, equivale a darle la razón a Bernard Shaw cuando afirmaba: "La estadística es una ciencia que demuestra que, si mi vecino tiene dos coches y yo ninguno, los dos tenemos uno." En términos concretos, si la TC resultante tiende a la productividad del sector extractivista, se hace demasiado barato potenciando la demanda excesiva y si se encarece mucho, genera impactos sociales mediante a la reducción del salario real.

De las medidas propuestas…

Hace un par de meses, presenté al Ministerio de Finanzas una propuesta de plan económico que contemplaba algunas de las medidas que recientemente ha anunciado el nuevo Ministerio de Economía Productiva, entre ellas, el hoy vigente régimen de cambio dual. En la referida propuesta se planteaban como principios rectores del esquema de tipo de cambio dual los siguientes:

   - Es un deber y un derecho irrenunciable del estado Venezolano la administración de las divisas provenientes de la actividad extractiva en función de un plan de desarrollo. Dado el agotamiento de la renta petrolera, tales recursos deberían asignarse a la importación de bienes prioritarios (alimentos, medicinas e insumos estratégicos para la industria) en el marco de un presupuesto de divisas preanunciado y discutido con el sector productor público y privado.

   - Debe establecerse los incentivos para el trato diferenciado entre los sectores con potencial generador de divisas y los sectores insumidores netos de dólares permitiendo a los primeros, la libre disposición y acumulación de divisas de una elevada proporción de sus ingresos en moneda extranjera, e introduciendo la posibilidad de la cocirculación monetaria en las zonas francas y turísticas del país. En dos platos: que quien quiera dólares que los produzca (o los compre en un mercado libre, sin subsidios) y que quien produzca dólares, pueda disponer de ellos, acumularlos o venderlos en el mercado al precio que mejor le convenga.

      -    El arreglo cambiario propuesto aisladamente no soluciona nada, pero en conjunto con otras medidas relacionadas con la política de sinceración de precios internos, el ajuste del precio de la gasolina y la modificación profunda del esquema de subsidios, con la consiguiente adopción de mecanismos de subsidios directos a las familias, transformaría radicalmente y en un tiempo relativamente corto la situación económica del país.

… a las medidas anunciadas

Finalmente el gobierno anunció medidas en materia económica, luego de un irresponsable y desesperante silencio en el contexto de la peor crisis en la historia reciente. Los ajustes anunciados en el tipo de cambio y en el precio de la gasolina, si bien representan un alivio para las finanzas públicas están muy lejos de resolver la grave situación económica del país. Estimaciones de Ecoanalítica, sitúan en 8% del PIB la recaudación adicional por parte del fisco, lo que llevaría el déficit fiscal a la asombrosa y aun insostenible magnitud de 10-12% del PIB. Con el anuncio de la participación de PDVSA en el DICOM, esas cifras deben mejorar.

DIPRO y DICOM

Los anuncios realizados hasta ahora sobre el nuevo sistema dual dejan más preguntas que respuestas. En primer lugar, no es nada nuevo anunciar tipos de cambio diferenciales. Por otra parte, hay un problema de credibilidad ya que sistemas anteriores (SITME, SICAD y SIMADI) han fracasado por las mismas razones: restricción a las fluctuaciones de su cotización real y baja oferta, lo cual refuerza la posición de referencia del único dólar que realmente existe que es el dólar paralelo.

Un punto positivo de estos anuncios es el relacionado con el abandono del anclaje cambiario. Permitir la fluctuación de ambos tipos de cambio es fundamental para evitar el temprano colapso del sistema. La determinación por las fuerzas del mercado del sistema complementario, y el ajuste en función de la inflación –como mínimo- de la tasa protegida contribuye a su estabilidad en el tiempo. Así mismo, debe entenderse que la opacidad en los mecanismos de asignación y formación del precio, el desconocimiento de los mecanismos y estimaciones de participación de PDVSA y el BCV en el DICOM, el enorme diferencial entre ambas tasas y la inclusión de jubilados y estudiantes en el sistema protegido son grandes debilidades del sistema anunciado. En cualquier caso, serán el impacto en la caja de PDVSA y las magnitudes de transacciones que se realicen en ambos mercados, que es en definitiva lo que determina el TC promedio de la economía –y la posibilidad de que estos TC se reflejen en los precios internos- los factores críticos para el éxito del sistema.

Perspectivas

Las perspectivas no son buenas. Las medidas tomadas aun cuando apuntan en la dirección correcta, parecen no dirigirse a la solución definitiva del problema sino a la “compra de tiempo” por parte de las autoridades. Mantener un dólar absurdamente sobrevaluado a Bs.10 cediendo además a la presión de sectores sociales beneficiarios del subsidio cambiario es una enorme debilidad del anuncio. Si a eso le sumamos el fracaso reciente de sistemas similares la confiabilidad de los anuncios tendrá que probarse en los próximos días.

En resumen, los ajustes realizados son tímidos e insuficientes. La gravedad de la situación demanda ajustes de mayor magnitud. La situación –salvando las diferencias- se asemeja a un paciente gravemente enfermo al cual le ordenan 20 dolorosas inyecciones pero él decide acatar sólo parcialmente la prescripción médica y aplicarse únicamente dos para evitar el dolor. Igual sufre y puede estar seguro de que no podrá curarse.

Las próximas semanas son cruciales para probar si esta vez hay voluntad de cambio que permita comenzar a revertir las perspectivas negativas sobre el futuro del país. Además, queda pendiente resolver el déficit del sector externo, pero eso ya es otro asunto

@jhernandezucv