jueves, 28 de agosto de 2014

Nicolas le tiene miedo al Chavismo

Que puede decirse que ya no se haya dicho respecto a la situación de Venezuela en estos momentos? Escribo para hacer catarsis, casi deprimido, agobiado por el peso de la situación política y económica del país. El peso del legado me está aplastando y Maduro no cambiará nada porque gobierna con miedo, así no se puede.

Maduro gobierna con miedo. No es miedo a la oposición, cuyo liderazgo, y más importante aún, sus financistas y agencias de publicidad no terminan de entender la idiosincrasia del Venezolano, de la mayoría de nosotros al menos.

Nicolás teme al Chavismo. Maduro asume la presidencia como un préstamo, como una concesión otorgada por la magnanimidad del líder eterno, supremo, gigante etc. Parece que en verdad creyera que Chávez va a volver y por eso quiere dejar todo tal cual como Chávez lo dejó: vuelto mierda.

Claro que esa idea no es gratuita ó infundada. Maduro no solo carecía de la preparación académica y política para la responsabilidad que le fue entregada por su mentor. Sin dudar de sus cualidades (que debe tener muchas aunque las mantiene estratégicamente escondidas) Maduro asume la presidencia pero no el poder: hay demasiados camaradas haciéndole sombra, dueños, señores y amos absolutos de una parcela de poder determinada, ganada a pulso durante la época del Chávez fuerte. Maduro no puede siquiera intentar desmontar aunque sea parcialmente esos feudos del poder político, militar, logístico-electoral y económico que las camarillas revolucionarias civiles y militares ganaron para sí desde 1.999. Es como si jugara Jenga, cualquier movimiento en falso se le viene el mundo encima.

Así vemos por ejemplo a Jorge Rodríguez y Freddy Bernal, acérrimos enemigos entre si, cada uno con fortalezas en el Municipio Libertador y Maduro necesita de ambos: Rodríguez como pretendido dueño absoluto de la maquinaria del PSUV, exitoso conductor de campañas electorales, administrador de un generoso presupuesto, y beneficiario de una importante estructura de chantaje sobre las incipientes organizaciones del poder popular como consejos comunales y comunas en gestación, que dependen de la Alcaldía y de los “enlaces parroquiales” -figura utilizada por Jorge Rodríguez para “administrar” el poder popular- para acceder a los recursos para sus proyectos. Bernal por su parte, mantiene un importante liderazgo en las bases del partido, viviendo todavía de los beneficios políticos de su actuación durante el golpe del 11 de abril, y manteniendo vínculos con las organizaciones populares armadas de la ciudad, quienes en últimas tienen la posibilidad de influir decididamente en la resolución de los conflictos políticos. Al igual que estos, Ramírez en PDVSA, Diosdado en las Fuerzas Armadas, Rangel Gómez en Bolivar y las empresas básicas (básicamente inservibles), Ameliach, Castro Soteldo, Antonia Muñoz y un largo etcétera de líderes y ex funcionarios designados por Chávez, funcionan como una especie de consejo de sabios, compartiendo el poder con Nicolás para preservar sus parcelas y el “legado de Chávez” no importa cuán nefasto este sea en muchos –muchísimos- aspectos. Contra esto se enfrenta Nicolás.

Nicolás gobierna –si se le puede llamar así- con miedo. Miedo a desmontar las estructuras que estableció Chávez, el Chávez invencible, poderoso y solvente que vimos desde 2006 hasta más o menos 2011. En materia económica y con la finalidad de implantar un modelo socialista –socialismo llave en mano podría decirse- las medidas de política económica podrían representarse con la canción infantil “Un elefante se columpiaba sobre la tela de una araña, como veía que resistía fue a llamar a otro elefante”. Comenzamos por el millardito, el desmantelamiento del FEM, y la expropiación de algunas tierras, y terminamos por transferir cientos de millardos de dólares a fondos opacos y discrecionales para alimentar el gasto público, se modificó la ley del BCV para tener otra fuente de financiamiento deficitario del gasto, se expropió muchos de los principales medios de producción privados del país (muchos de ellos hoy en ruinas), se incrementó salvajemente la deuda del país, y se volcó todo ese dinero a la economía interna, con los efectos que hoy vivimos al reventarse la burbuja de consumo e insostenible bienestar que vivimos en esos años. Hoy Nicolás tiene miles de elefantes columpiándose en la tela de una araña y al parecer prefiere dejarlos allí.

No caeré de nuevo en la tentación de describir las cifras, los diagnósticos de los diferentes aspectos que reflejan la magnitud de la crisis económica. Tampoco me referiré a la situación social y a la anarquía que se vive en cualquier ciudad del país por la falta de autoridad y el avance indetenible del hampa. Lo que si no puedo dejar de comentar son algunos aspectos que son incluso más graves que una crisis derivada principalmente de errores del estado en la conducción de la economía:

La primera es el hecho del desmantelamiento institucional y la improvisación notable del gobierno: El discurso oficial se excusa usualmente en la profundidad, en la antigüedad, ó en la globalidad de los problemas para atenuar sus responsabilidades en la atención de los mismos. En ese sentido, la inseguridad no disminuye por ser un problema estructural, multifactiorial, ético o inherente al capitalismo. La inflación es un problema estructural, derivado de la división internacional del trabajo, el carácter monoproductor del país desde la colonia, u otras causas también inherentes al capitalismo. La crisis de Europa, la violencia racial en los Estados Unidos, el desempleo en España, también sirven como argumentos oficiales para atenuar la responsabilidad del gobierno en el continuo deterioro de la calidad de vida de los venezolanos. Culpa del capitalismo, por supuesto.
Lo que no puede entenderse incluso si se compra como válido todo ese discurso es que el Banco Central de Venezuela, se rehúse a publicar información estadística sobre variables clave de la economía nacional, lo cual afecta la planificación de los agentes económicos –no sólo los privados- en un contexto donde el estado es dueño de buena parte de los medios de producción y donde la planificación de producción y precios se está realizando sin disponer de data que respalde la toma de decisiones, es decir, volando sin instrumentos. Para eso no hay ningún tipo de excusa como no sea el desmantelamiento de institucionalidad que deliberadamente se impulsa desde el gobierno, empeorando aún más la situación económica actual y comprometiendo cada día que pasa las posibilidades de recuperación en 2015.
Otras muestras del desmantelamiento institucional del país podría considerarse la intervención del presidente de la asamblea nacional en el conflicto con los trabajadores de SIDOR. ¿Por qué un diputado y no un ministro del área? ¿Por qué no el propio presidente Maduro que ya había intervenido en ese conflicto unos años atrás siendo canciller? Quien es considerado el segundo a bordo, se hace cargo de la situación, personalizando las actuaciones, sin reparar en los mecanismos permanentes que garanticen soluciones de largo plazo.
La nominación de ministros plenipotenciarios para atender problemas puntuales, el traslado de CORPOVEX y CENCOEX a la vicepresidencia sacándolo de su institución natural, la demora en la decisión para el ajuste del precio de la gasolina, las cancelaciones del road show de Ramírez, los vaivenes relacionados con la pretendida y potencialmente desastrosa unificación cambiaria, las contradicciones para la solución del problema con las aerolíneas extranjeras, las reuniones del ministro de Finanzas con el famélico sector automotriz, auspiciadas no por el ministro de industrias sino por el gobernador de Carabobo y un muy pero muy largo etcétera son prueba de una improvisación caricaturesca y la mejor expresión de una lucha de poder entre muchos caciques y donde Maduro parece ser el único Indio. Todos le dicen lo que hay que hacer, como diría Clodovaldo Hernandez, van a hacer que se meta a Emo. Venezuela produce ahora no sólo petróleo sino cantidades fabulosas de mesas de trabajo. Eso no está mal, el problema es que no se traducen en resultados concretos. 

La misión vivienda este año difícilmente alcance las 100.000 viviendas, muy por debajo de lo logrado en años anteriores, y una fracción apenas de las fabulosas metas que sin base alguna -como ahora la realidad demuestra- se fijaron a principios de año. Mientras tanto, los convenios internacionales nos desangran y las empresas Chinas, receptoras de todos sus pagos en dólares, son importantísimas proveedoras de divisas al mercado negro. Para rematar, PDVSA al parecer, tendrá que importar petróleo liviano para poder mejorar sus crudos pesados, ya que los mejoradores de la faja, así como tantos otros proyectos de la industria petrolera, presentan descomunales retrasos -por no mencionar los enormes sobrecostos- en su ejecución.

Respecto a la idea del sistema biométrico debo decir que no me preocupa, pienso que es inviable, innecesario, dilapidador de recursos monetarios y de banda ancha, pero en todo caso inocuo. Inocuo para el consumidor, solo que es un fastidio adicional, como cuando tenías que dar tu dirección en la caja de cualquier establecimiento. Es inocuo también en la guerra contra el contrabando. Todo el mundo sabe que el contrabando masivo de bienes pasa con gandolas, a plena luz del día, con la anuencia de las autoridades civiles y militares quienes viven, no de sus sueldos sino de las posibilidades de traficar con las flechas de todo tipo que su posición les permita. Lo que si vale la pena destacar es que el gobierno de Maduro nomine a un personaje como Andrés Eloy Méndez en una labor tan importante como es la adecuación de un sistema de precios –causa central del desabastecimiento del país. Un personaje cuyo mayor mérito fue pegar cuatro gritos en la asamblea para denunciar a la “burguesía amarilla”, un show por el que aún no hay un juicio, o un preso. Con esa nominación el diputado recibe la recompensa por sus servicios, aun cuando el sistema biométrico –pienso yo- será prontamente abandonado y él como funcionario pasará a la larga lista de adulantes descabezados por el propio gobierno.

Otro aspecto que destaca en la coyuntura actual y que se va a arraigando en la conciencia colectiva tiene que ver con la generalizada práctica del rebusque y la flecha como modo de vida. Hoy es más difícil que nunca vivir decentemente con un salario producto de un trabajo. Y no me refiero sólo al hecho de que claramente el salario rinde menos, me refiero –y esto es mucho más grave- a la práctica masiva del tráfico de todo tipo de bienes y servicios en el país, un práctica extendida y muy democrática. Hoy todo el que trabaja en un supermercado vende comida –no es que se la robe- sólo prestar sus servicios para apartar algún rubro le hace redondear su sueldo y muchas veces duplicarlo ó triplicarlo. Lo mismo ocurre con farmacias y ferreterías. Si se es chofer y se transporta cemento, se cobra por decir el dato de donde va a llegar, si se es vigilante, se cobra por el puesto en la cola, hoy proliferan cada vez más los negocios asociados al padecer omnipresente de las colas: establecimientos de celulares, televisores, comida, medicinas, repuestos, baterías y un largo etcétera son el mercado cautivo para proveedores de jugos, cigarros, puestos y hasta cartones para pernoctar a las puertas del establecimiento en cuestión. En el caso de los vehículos es simplemente patético el hecho de que haya gente que revende varios carritos chinos por año y ya con eso no es necesario trabajar. Hacer la cola a ver que hay, a ver si consigo, a ver si me venden… Los poderes creadores del pueblo, diría Aquiles Nazoa, puestos en función de la supervivencia y la viveza criolla.
Si a esto le sumamos que muchos aspiran viajar no importar a donde a raspar su cupo, para vender los dólares ó las mercancías que pueda comprar, se concluye que se ha potenciado la necesidad y el deseo del ciudadano común de vincularse de alguna manera con el estado para aprovechar las al parecer infinitas oportunidades de arbitraje de una economía metastasica como la nuestra.

En cuanto al sacudón prometido, no me hago muchas expectativas, no sólo porque está claro que Nicolás no quiere, ni puede, deslastrarse de ese ejército de adulantes que acompaño a Chávez en todos estos años y que son por tanto, corresponsables del desmadre actual. No me hago expectativas porque estoy claro que unos nuevos ministros saldrían de las filas del PSUV seguramente, donde hay personajes como Robert Serra, Ricardo Sanguino, Farías y otros esperando que les den su cambur, así que claramente podríamos estar peor. El camarada Andrés Eloy es prueba contundente de ello.

Hoy leo en el twitter que la UCAB aumentó en 50% el costo de la matrícula de pregrado. Veo los comentarios de los Chavistas en mi TL diciendo barbaridades y atacando no a las autoridades, sino a quienes allí estudian y me doy cuenta que el Chavismo en buena medida, tiene una serie de complejos y taras mentales (contra Polar por ejemplo) que poco ó nada tienen que ver con la lucha de clases. Yo estoy claramente en contra de esas matrículas pero ¿qué es más importante para la sociedad venezolana Que la UCAB cobre lo que le dé la gana o que la UNEFA o la Bolivariana gratuitas ambas estén tan remotamente distantes de la calidad académica de la institución jesuita? ¿Qué es más importante, que la Policlínica Metropolitana cobre fortunas por una radiografía ó que nadie pueda hacerse una a tiempo y con calidad en algún hospital público? ¿Qué los colegios privados aumenten las tarifas ó que los públicos se estén cayendo, falten profesores, pierdan muchos días de clase y la calidad académica sea inferior? Lorenzo Mendoza es el coco y le hierve la sangre a muchos cuando hablan de él, mientras tanto, el estado mantiene una importante cantidad de productoras de alimentos que podrían restarle poder a POLAR pero están en ruinas. Y entonces?

Hasta aquí la catarsis de hoy