miércoles, 26 de octubre de 2016

El llamado a paro general es una pésima idea





La “Toma de Venezuela” fue sin duda, una demostración de fuerza por parte de la oposición venezolana, una fuerza que, en condiciones de mayor racionalidad política, no debería ser ignorada por quienes detentan el poder. Lamentablemente ese no es el caso. Quienes hoy dirigen el país no son políticos en sentido estricto: para un verdadero político, las derrotas electorales no son el final del camino, forman parte de su vida y su carrera. Rafael Caldera o Teodoro Petkoff fueron reiteradamente derrotados en las urnas y continuaron el ejercicio de la política sin traumas. Jose Vicente Rangel, buena parte de la izquierda venezolana y el mismo presidente Chavez, asumían sus derrotas y continuaban su esfuerzo por hacerse del poder. Domingo Alberto Rangel y Luis Miquilena, cada uno en su esquina, fueron además una demostración que la política no se ejerce únicamente desde un cargo en el estado.

Pero quienes hoy se aferran al poder político en Venezuela no lo ven así. Al parecer, creen tantos años en la banca –para usar un término del béisbol- les da una especie de derecho divino -Chávez mediante- para ejercer el poder político hasta el final de los tiempos. El pueblo por su parte, debe obedecer tal designio de forma disciplinada si quiere acceder a la magnanimidad del estado, de acuerdo con el pensamiento del ministro Molina.

Es verdad que nadie en la historia ha entregado el poder por nada. Tal vez por ello, cualquier aspiración legítima de cualquier grupo político es vista como un golpe –hay golpes para todos los gustos-. Si pierden en alguna elección –si acaso acceden a realizarlas- hay un golpe electoral, si se les exige rendición de cuentas hay un golpe contralor, si los medios que no están explícitamente bajo su control se salen del carril, hay un golpe mediático. Y así sucesivamente.

En este momento político, se ha producido una alineación circunstancial de los intereses de la oposición encarnada en la MUD, incluso de sus sectores más radicales, con los intereses de los movimientos de izquierdas reiteradamente avasallados por el PSUV y su maquinaria, con los de la ciudadanía opositora y los de la vasta mayoría de la militancia chavista, es decir, del chavismo decente. Juntos conforman una avasalladora mayoría que considera indispensable la salida anticipada del poder del reducido grupo que administra cual su caja personal, los recursos del estado.

La descomunal crisis que vivimos hoy es sin duda, un gran negocio político y económico para la macollita militar-civil enquistada en el poder, por lo que simplemente no existe la más mínima esperanza que estos hagan el menor esfuerzo para darle una solución rápida y permanente a esta situación. Esto implicaría ceder un poco el control de procesos en los que han intervenido con resultados devastadores para el país, y ellos claramente no están dispuestos a hacerlo. Mantener la crisis les da poder, por eso no la solucionan.

Pero el paro general es mala idea

A pesar de que el clamor de la mayoría del país es que el presidente Maduro salga del poder lo más pronto posible como una cuestión de supervivencia, esto no implica una especie de carta blanca para que los líderes de la oposición decidan la forma de proceder para lograr este objetivo común. En tal sentido es necesario señalar que la convocatoria a un paro general de 12 horas el viernes 28/10/2016 es una idea muy muy mala, pésima y contraproducente que puede dar pie a que el presidente Maduro se suelde a la silla, hasta el 2019.

En 2002 desde la lógica de la CTV-FEDECAMARAS de la época, un paro como el convocado en abril de ese año, por ejemplo, podía tener alguna repercusión significativa. Desde esos tiempos ha corrido mucha agua bajo el puente y los principales medios de producción ya no están en manos privadas o bajo control opositor: PDVSA, CANTV, CORPOELEC, Cementeras, Torrefactoras, Centrales Azucareros, buena parte del transporte colectivo, redes de distribución de alimentos, puertos y aeropuertos, aerolíneas entre otros, gran parte de la banca se encuentran ahora bajo control del estado, por lo que el impacto de una paralización de lo que queda de sector privado es mucho menor que en esa época. Por otra parte, gracias al control de cambios, las empresas multinacionales tienen que andarse por el carril sin desatar la ira de los administradores exclusivos del mermado flujo de divisas. De modo que no cuenten con las empresas de telecomunicaciones y navieras, por mencionar un par de sectores que se me viene a la mente.

Adicionalmente, la crisis es de una magnitud tal que pedirle a las pequeñas y medianas empresas restantes, entre las que han sobrevivido a la LOTTT, escasez de materia prima e inventarios, las fiscalizaciones de la SUNDDE, dólar paralelo y la inflación sideral de este año, que cierren sus maltratados negocios es, desconsiderado y bastante ingenuo. No nos ayudes compadre!

De modo que llamar a un paro y que no se acate o sólo se cumpla parcialmente, tendrá un efecto exactamente opuesto al perseguido, demostrando debilidad y restándole capacidad de presión al movimiento que busca la restitución del hilo constitucional.

Esto, los desatinos de la dirigencia MUDista, las pugnas intestinas de la oposición peleando por la botella vacía, el pago de aguinaldos y hasta las navidades juegan contra la aspiración de que se realice el revocatorio y las elecciones regionales, el mínimo aceptable dentro de un eventual diálogo político en el país.
@jhernandezucv






martes, 18 de octubre de 2016

8 Cosas que revela el Plan de Abastecimiento Complementario




El gobierno nacional ha anunciado el inicio de un nuevo plan para paliar la grave situación de escasez y desabastecimiento de alimentos básicos. En esta ocasión se trata del Plan de Abastecimiento Complementario (PAC), que consiste fundamentalmente, en la importación por parte del estado de alimentos desde países vecinos –producidos por las empresas privadas de Colombia y Brasil principalmente- y vendidos a través de un conjunto limitado de puntos de venta en el mercado doméstico. Es un programa adicional a los ya existentes Comités Locales de Producción y Abastecimiento y la Agricultura Urbana, orientados a suplir las necesidades de bienes de primera necesidad a la población.

Característica principal del programa: El Precio de Venta

La principal característica de este programa son los precios de venta al público de los diferentes rubros que ofrece. En un entorno de control de precios, de Ley de Precios Justos,  de precios máximos establecidos de forma unilateral por las autoridades y el régimen sancionatorio cotidiano (cierres y multas a los comercios formales que infringen la regulación) resulta un tanto sorprendente que los precios de venta de los productos en los puntos del PAC sean muy superiores a los precios máximos de venta permitidos para productos equivalentes producidos y comercializados por la empresa privada nacional. De acuerdo con algunos funcionarios, se trata de precios no subsidiados, lo que explica el importante diferencial respecto al precio regulado, sin embargo, la promesa oficial es que son precios por debajo del “mercado especulativo” de los canales informales de comercialización, mejor conocidos como bachaqueros, que vendrían a ser, de acuerdo al discurso oficial, una expresión de la guerra económica contra el país y contra el gobierno del presidente Maduro.

Una rápida revisión a los precios de algunos de los productos comercializados por el PAC y sus equivalentes en los Estados Unidos en la página de la cadena Walmart, arroja las siguientes comparaciones.

Rubro
Precio PAC USD
Precio Walmart USD
PAC/Walmart
TC Implícito Bs/USD
Harina Trigo 1Kg
2,80
1,58
77%
1.170,8
Arroz 1Kg
2,40
2,50
-4%
636,00
Azúcar 1Kg
2,69
1,10
145%
1.618,80
Detergente polvo 1Kg
3,31
1,66
99%
1.319,27
Papel Higiénico
2,03
2,00
1,5%
670,00

Los precios del PAC han sido llevados a USD a una tasa de Bs. 660/USD para reflejar aproximadamente la tasa oficial DICOM. Los precios en Bs. Fueron tomados de aporrea.org. Los productos seleccionados en Walmart son los más baratos disponibles, no se buscaron comparaciones por marcas exactas.

Esto quiere decir que los precios de los productos del PAC son muy superiores a los que pagan los consumidores en los Estados Unidos, a pesar de las gigantescas diferencias salariales que existen entre ambos países. Ese diferencial de precios luce injustificable y es una pésima señal sobre el manejo de los recursos destinados a ese plan.

Otra característica a destacar del PAC es lo concerniente a los permisos sanitarios de los productos. En el contexto de la situación de emergencia que parece inspirar este mecanismo, es probable que los requerimientos aplicados a los importadores del sector privado, hayan sido obviados. Los empaques de los productos que han llegado a mis manos no hacen ninguna referencia a la autorización de las autoridades venezolanas para la comercialización de esos productos en el país. En cuanto a las marcas, los consumidores que acudan a hacer sus compras en el PAC deben limitarse a adquirir los productos disponibles debido a que, como ya es tradición en Venezuela, no es posible disponer de una oferta surtida de marcas para elegir.

¿Que revela el PAC sobre la situación actual de desabastecimiento?

1.   El alcance limitado de la política de subsidios

La política de subsidios indirectos de la población a través de los precios, que se traduce en productos relativamente baratos en comparación con otras economías, es una de las causas que explica buena parte del desabastecimiento de alimentos en el país. La política de obligar a los productores nacionales a vender a precios congelados mientras que sus costos de producción se mantienen al alza, ha conducido a una notable contracción de la capacidad de la industria nacional –privada y estatal- para mantener los niveles de inversión y producción necesaria para cubrir las necesidades de los consumidores venezolanos.

2.   Que se trata de un problema de oferta agregada

Finalmente, alguien en el gabinete (tal vez en el equipo del general Padrino) ha entendido que la narrativa de la guerra económica no explica la escasez. Por otra parte, y en una quizá inadvertida contradicción con los CLAPs y con los asesores criollos e Ibéricos que se enfocan en la distribución de la escasez, el PAC pone el acento en la oferta agregada mediante el aumento de la disponibilidad de alimentos y productos importados.

3.   El absurdo nivel de precios máximos establecidos al producto nacional

Si el gobierno vende la harina de maíz sin subsidios y con ello la gente “se beneficia” respecto al precio de los bachaqueros, ¿Por qué obliga a empresas Polar y a su propio conglomerado de industrias del ramo a vender a un precio artificialmente bajo que mantiene limitada la disponibilidad de producto? La respuesta definitivamente no es económica sino política. En esa línea de pensamiento, resultaría preferible eliminar el subsidio a la harina y que “el beneficio” se generalice. Téngase en cuenta que empresas Polar está solicitando un precio de Bs. 345 por kilo y aun no le ha sido aprobado.

4.   Que las empresas estatales no están produciendo

El gobierno concentra una importante participación en la molienda de azúcar en el país, siendo el dueño de 10 de los 16 centrales azucareros luego de un agresivo proceso de expropiaciones, nacionalizaciones y “rescates”. De igual forma, controla empresas del sector agrícola, hatos, cadena de frío, silos y de manera exclusiva, realiza las importaciones de importantes rubros como el maíz. Si las políticas adelantadas en el campo y la agroindustria fuesen un éxito, no se explica cómo es que hay que importar rubros que se encuentran fundamentalmente bajo control del aparato estatal.

Por otra parte, la implantación del PAC envía señales inequívocas del mecanismo de racionalización y toma de decisiones de quienes manejan la responsabilidad de las políticas públicas en materia de alimentación.

¿Que revela el PAC sobre lo que se puede esperar de las políticas públicas?

5.   Que el funcionariado no piensa soltar el negocio de las importaciones de alimentos

Si se trata de importaciones sin subsidios y sin dólares preferenciales ¿por qué no permitir que el capital privado participe en ese negocio de manera legal? Porque equivale a ceder parte del control sobre la vida y alimentación del ciudadano, lo que les representa un gran poder de chantaje político, evidenciado por ejemplo, en la “obediencia debida” exigida a los ciudadanos receptores del “beneficio” del CLAP.

Las importaciones de alimentos han demostrado ser un gran negocio para el funcionariado militar y civil que las dirige, especialmente en épocas de emergencia. Aún no se borra de la memoria colectiva el caso PUDREVAL en el que miles de toneladas de alimentos hoy necesarios, se perdieron por la improvisación, ineptitud y mala fe de los funcionarios a cargo de esa millonaria operación en la que, incluso con el dictamen adverso de la Contraloría General de la República, no se produjo ningún castigo a los responsables quienes, vale la pena recordar, siguen ejerciendo funciones de gobierno.

6.   Que el objetivo es únicamente paliar y no resolver el desabastecimiento

El programa ha sido anunciado con una visión  de corto plazo. Si alguno de los factores enunciados previamente han sido identificados como razones que contribuyen a la situación, entonces la medida no tiene otro objetivo que tratar de obtener réditos políticos de muy corto plazo al aliviar de una manera muy parcial e insuficiente, el hambre y la preocupación por la falta de alimentos en un  reducido segmento de la población muy activo políticamente que aún cuenta con los ingresos (o los activos para vender) que le permitan adquirir los productos del PAC a sus astronómicos precios.

7.   Que no existe una genuina voluntad de rectificación

Siendo que los problemas de abastecimiento se originan principalmente en el control de precios, caída de las importaciones y expropiaciones, el gobierno insiste por la vía de más acción gubernamental para resolver un problema creado justamente a partir del crecimiento desordenado de las atribuciones del estado, apalancado en un ingreso petrolero que permitió comprar una situación de efímero bienestar que se vino abajo ante el primer sacudón en los precios petroleros. Incluso las comunas y formas asociativas de producción no capitalistas en sentido estricto, han sucumbido a la ambición de poder y control de una burocracia totalmente incompetente. Reformular la Ley de precios justos o la derogación explícita del control de precios (y no a la calladita como lo vienen haciendo) son manifestaciones claras de rectificación que el gobierno es incapaz de hacer, entrampado como está en una retórica revolucionaria hueca.

8.   Que la guerra económica es un discurso vacío

¿Cómo se inserta el PAC en la lucha contra la guerra económica? ¿Poniendo productos muy por encima de las posibilidades de comprar de la mayoría de la población para que una minoría se evite las colas? No suena muy convincente

La evidencias de guerra económica utilizadas por el ejecutivo en su argumento comunicacional, como el contrabando de extracción, el acaparamiento y el bachaqueo con total seguridad no estarán presentes en los productos comercializados por el PAC pero la razón, evidentemente, es que los incentivos del precio, aniquilan cualquier posibilidad de arbitraje con estos productos.

En resumen, la gestión gubernamental deja ver una lucha entre facciones donde un sector pugna por salir del oscurantismo ideológico en función de una visión pragmática de la gestión económica, mientras que un sector aún sólido, se aferra a las posibilidades de convertir la crisis en un negocio altamente lucrativo, no sólo en términos económicos, sino con el propósito de obtener réditos político electorales del uso condicionado de los recursos del estado. La falta de liderazgo del presidente Maduro (o el exceso de líderes dentro del gobierno) conduce a una inacción en la que esas fuerzas enfrentadas se anulan y es la población quien sufre los embates de una pésima gestión.

La sociedad Venezolana dispone de un conjunto importante de recursos con potencial productivo y una considerable capacidad de respuesta en el marco de los incentivos correctos. La acción negligente del estado ha arrasado con la empresa privada nacional en favor de clase empresarial emergente derivada de los contactos con funcionarios del gobierno. En esa lucha contra el sector privado, las empresas estatales, las comunas y las cooperativas también han sucumbido a la asfixia de la burocracia estatal. Sólo otorgando el espacio para que cada sector despliegue su potencial hay oportunidad de abandonar el severo atraso en el que ha entrado el país y superar la catástrofe en que se ha convertido la vida del venezolano común.


@jhernandezucv

sábado, 17 de septiembre de 2016

El triunfo de los CLAP



Los Comités Locales de Producción y Abastecimiento no son en modo alguno, una política social, una política alimentaria y mucho menos una política económica. Son todo eso y más. Los CLAP se han establecido como un paradigma mental en parte de la población y en últimas, es la expresión práctica de todo cuanto condensa el chavismo-Madurismo como fenómeno político y cultural.

Los CLAP concentran todos los males no sólo de un modelo social asistencialista que, en absoluto ha sido creación del chavismo pero que sin duda fue exacerbado por este, hasta situaciones nunca antes vistas. También incorpora nuevos rasgos en nuestra sociedad, que responden fundamentalmente a la visión chavista de lo que es el pueblo venezolano y el rol del estado en la sociedad.

Los CLAP como una expresión de ideología Chavista

Quiero aclarar –aunque no parezca necesario- que no tengo absolutamente nada en contra de la militancia del chavismo. Mis seres más queridos, buena parte de mis amistades y personalidades a las que respeto son o han sido chavistas, de modo que el uso de  los términos chavismo o chavista no tiene nada de peyorativo o despectivo.

Al referirme a la ideología Chavista me refiero fundamentalmente a la ideología de la dirigencia política que en mala hora vino a hacerse del poder para llevar al país a la situación más miserable que país alguno de Latinoamérica haya vivido en tiempos de paz, desde la llegada de Colón a estas tierras.

Los CLAP revelan en primer lugar, la visión de la cúpula gobernante respecto al rol del estado y de la Fuerza Armada, para la atención de determinados problemas. Se cree –asumamos que por buena fe y no por el ingente negocio que representa- que el estado tiene la capacidad logística de llegar periódicamente a cada hogar del país con una cantidad de alimentos que cubran las necesidades de las familias. No es difícil adivinar que incluso si esta tarea fuera realizada por una legión de arcángeles es una opción difícil de implementar, operativamente compleja, costosa y sobre todo muy ineficiente desde el punto de vista de los recursos utilizados y su impacto real en los beneficiarios.

Los CLAP revelan también la concepción de la montonera gobernante sobre lo que es el estado y sus instituciones, el gobierno y el partido. Los CLAP no son una institución del estado, sino que se escuda bajo el atractivo nombre de “pueblo organizado” para aplicar los criterios de administración de una escasez artificialmente provocada tras una década de medidas económicas erradas. Ese pueblo organizado no es más que la más activa militancia del PSUV quienes como es lógico, aseguran para su familia primero, la asignación de las migajas que de cuando en cuando se asignan a los ciudadanos.

Los CLAP revelan igualmente, las ideas sobre el funcionamiento de la economía que tienen quienes dirigen el país. Cuando se considera –bien sea por convicción o por alguna asesoría Ibérica remunerada en moneda dura- que el gran problema de la escasez se resuelve a través de la distribución y no a través de la oferta agregada (producción nacional + bienes importados) nos encontramos en presencia de una descomunal tara mental que bloquea cualquier atisbo de recuperación en el corto plazo.

Los CLAP evidencian –una vez más- el desprecio que la pandilla gobernante siente por el sector privado y su participación en el proceso de producción y distribución de bienes y servicios. No importa cuántas mesas, reuniones, conferencias y acercamientos se realicen, la realidad es que el rol del sector privado y las capacidades productivas de cualquier forma de organización no gubernamental, serán saboteadas y perseguidas hasta su extinción, bien sea por acción u omisión ya que sencillamente, no entran en el esquema mental de quienes gobiernan. Esa alergia a lo privado –siempre es bueno recordarlo- sólo aplica al sector privado nacional, por cuanto los jugosos negocios que florecieron a la sombra de un creciente volumen de importaciones estatales, se cuadraron –o se triangularon- con empresas privadas de nuestro países socios, incluyendo la de los ideológicamente afines. 
Evidentemente, los CLAPS son una expresión brutal del desconocimiento alevoso del sistema de precios como parte fundamental de los procesos económicos.

Los CLAP son excluyentes por diseño, por cuanto se apoyan supuestamente en los Consejos Comunales, una estructura que no necesariamente existe en todos los rincones del país y que en su mayoría, funcionan muy mal. Urbanizaciones tradicionalmente opositoras o bajo la etiqueta de ese espectro cultural conocido como “clase media” quedan al margen de ese mecanismo de distribución sin otra opción que el bachaqueo. Bachaqueros o hambre, esa es la cuestión.

La sola idea de los CLAP atenta contra la más básica idea de lo que es el espacio de decisión y acción individual de cada ciudadano. Bajo la estrategia de los CLAP lo ciudadanos no comen lo que necesitan o pueden pagar. Mucho menos comen lo que quieren, les gusta o les provoca. Comen simplemente lo que el burócrata de turno decide, en la cantidad que lo decide y con la frecuencia en que este decida. El papel del ciudadano se limita a soportar estoica y obedientemente horas de cola, y a hacer el milagro de la multiplicación de los alimentos –no el milagro que dijo Nicolás- para rendirlos hasta la próxima ocasión en que sea estratégicamente necesario para el partido organizar alguna otra jornada para -rodeado de simbología partidista, canciones de Alí Primera e inflables con la figura de Chávez- asignar una nueva bolsa de comida.

El poder que desarrolla toda la fauna burocrática y partidista que controla la administración discrecional de la escasez de alimentos es considerable: los ciudadanos que pretendan recibir la bolsita de comida deben andarse por el carril, sin cuestionar mucho las decisiones que, por su bien, toma el presidente, alcalde, gobernador, diputado, concejal o presidente/gerente de alguna empresa estatal. Una foto sonriente para ser divulgada por twitter recibiendo una ración de mortadela a precio justo es parte de la sumisión ciudadana necesaria para llevar algo a la mesa.

Y he allí la característica que distingue a los CLAP de otras políticas asistencialistas al estilo Adeco desarrolladas en el país desde el Plan de Emergencia de Larrazábal: la obediencia debida del ciudadano a los gobernantes, una concepción cuartelaria y militarista que Chávez naturalmente tenía por formación, y que lo llevó a considerar al pueblo como una tropa obediente y disciplinada, y a las instituciones de la sociedad civil –universidades, sindicatos, gremios, empresas- como subalternos que debían obediencia no beligerante quien disfrutaba del mayor rango de la sociedad por voluntad popular. Si no hay obediencia y disciplina, no hay CLAP, así de simple.

Pero los CLAP han triunfado

Aunque son la peor política pública concebida en Venezuela desde los tiempos de la Colonia, los CLAP han triunfado. Obviamente no solucionan el problema del hambre- estoy seguro que no es el objetivo- ni mejoran la producción ni el abastecimiento pero se han instalado en nuestro cerebro como un virus informático que ha terminado modificando el modo de pensar de buena parte de la población y revelando el chavismo-adequismo subyacente en el pensamiento de otro tanto, incluso de personas que se consideran opuestas al chavismo.

Los CLAP triunfan como modelo cuando una discusión de vecinos se centra en las virtudes de la bolsa bien resuelta que entregaron en un sitio en comparación con otra bolsa más escuálida. La mentalidad CLAP se impone cuando el esfuerzo realizado es por mejorar un sistema de distribución que simplemente no debería existir. Los CLAP reinan  cuando la mayor aspiración de una familia es aumentar la frecuencia de la bolsa sin cuestionar la miserable situación que justifica la existencia de la bendita bolsa.

Los CLAP son el mecanismo más corrupto, ineficiente, arbitrario y excluyente que haya podido diseñarse para paliar el hambre en Venezuela. Un gobierno medianamente decente lo enfocaría en suplir a los sectores más necesitados y permitir la comercialización en los sistemas regulares de abastecimiento para el resto de la población, que podría dedicar más tiempo al trabajo, el estudio, el esfuerzo y la superación para sobrevivir a la crisis en lugar de plegarse a la cuasi mendicidad que los CLAP significan y que deterioran aún más, las posibilidades de desarrollo del país en el mediano plazo.

@jhernandezucv




miércoles, 31 de agosto de 2016

La Toma de Caracas. Otra vez los militares







Podríamos decir que una vez más, lo que está planteado es que los militares sean los árbitros del destino de la república (los parteros de la historia)

La oposición, diversa como es, aspira a sentar las condiciones para que forzar a la FA a pronunciarse contra Maduro. Esas condiciones pasan por diversas estrategias desde el "foquismo" violento, hasta la legítima manifestación pacífica apegada a la aspiración de la mayoría por el referendo. Los contactos con los militares ya estarían hechos y estos sólo estarían a la espera del desarrollo de los hechos. Mucha gente en la calle y mucha actividad en las redes sociales y medios de comunicación es la estrategia cantada para seducir a los verdes y cubrir de legitimidad su actuación. Obvio que los contactos internacionales y la bendición de la OEA y parte del vecindario ya está asegurada.

El chavismo, decadente como está, defendido activamente casi exclusivamente por enchufados, asalariados y beneficiarios de todo tipo (desde los dirigentes con aspiraciones al botin, pasando por el extorsionable empleado publico hasta los receptores de las esmirriadas bolsas de los CLAPs -Clapchaqueros- sin negar la existencia de una minoría convencida legítimamente) busca disuadir a los militares potencialmente comprometidos con la rebelión con la mayor presencia civil posible en la calle. La estrategia comunicacional del chavismo se orientaría más que a una cobertura masiva, a "cazar" las metidas de pata de la oposición (que las habrá, sin duda) para desprestigiarla y vender al exterior la idea de que son unos golpistas y deslegitimarlos ante la opinión pública internacional.

Las cartas están echadas y otra vez serán las charreteras las que tendrán la última palabra

De nada de esto tengo pruebas. Es sólo lo que me imagino

@jhernandezucv

jueves, 21 de julio de 2016

Importaciones privadas con divisas propias







En el primer semestre del año la situación económica del país ha atestiguado un notable empeoramiento de todos los indicadores, especialmente los indicadores sociales. La estrepitosa caída del consumo de los hogares incluso en rubros básicos como alimentos, y la virtual paralización en la producción nacional, conducen a la economía venezolana en 2016, a un decrecimiento récord del PIB que difícilmente será menor al 10% y una tasa de inflación de tres dígitos. Ningún país del planeta en toda la historia ha registrado un desempeño económico tan malo en tiempos de paz y sin catástrofes naturales que lo expliquen.

La política económica del gobierno en respuesta ante la grave situación, continúa siendo errática, incompleta, parcial, intermitente, contradictoria y altamente inefectiva. Por una parte, se intentan aproximaciones tímidas hacia el sector privado y mecanismos de mercado como la cotización del DICOM o la actualización abrupta de precios con considerables rezagos, pero por otra parte sectores del gobierno se rehúsan a perder el control sobre variables económicas de importancia y los corruptos negocios asociados. Muestra de ello es el muy ineficiente intento de controlar la distribución de alimentos por medio de los CLAPs o la ocupación de la planta de Kimberly Clark, una fórmula experimentada muchas veces en años recientes con estruendosos fracasos.


La realidad es que la situación de escasez de alimentos y de otros rubros responde fundamentalmente a tres razones:

Caída de las importaciones

Durante el período de vigencia del control de cambio, con ingresos de divisas crecientes por exportación petrolera y en un contexto de guerra entre el sector privado y el estado, se reforzó la dependencia del país respecto a las importaciones. El estado asumió como política antiinflacionaria el anclaje cambiario lo que aniquiló la competitividad relativa de la producción local en favor de las importaciones que, también estaban controladas directa o indirectamente por el gobierno nacional, bien como administrador de las autorizaciones de divisas o bien como importador directo de bienes.

De acuerdo con las cifras de Balanza de Pagos publicadas por el Banco Central de Venezuela, en el lapso 2003-2014 se registraron ingresos por exportación por USD 830.159 e importaciones de bienes y un saldo en servicios que totaliza USD 591.334 en el mismo período. En ese lapso las importaciones pasaron de 27.230 millones de dólares (2003) a más de 60.000 millones de dólares (2014) lo que equivale a un crecimiento de 376%. Una expresión innegable del rentismo sobre el cual se pretende justificar el innegable fracaso de la política económica del Chavismo.

Ante la caída del ingreso petrolero y con la parálisis de la producción interna y una exacerbada dependencia de las importaciones, es natural que se registren importantes interrupciones en los proceso de producción de la industria local y una marcada ausencia de bienes importados. 




Política de precios internos

En aras de lograr una redistribución del ingreso y para acometer una política social mal diseñada, el gobierno nacional ha implantado una política –a todas luces fallida- de congelación y regulación de precios en el tiempo que trajo como consecuencia el rezago incluso durante años, del precio de venta de diferentes rubros hasta anular toda rentabilidad posible en su producción por parte del sector privado, disminuyendo su disponibilidad e incentivando el contrabando de extracción. Aun cuando el gobierno durante el primer semestre de 2016 realizó ajustes salvajes de 300%, 500% ó 900% en diferentes rubros, el daño ocasionado en las cadenas de valor demorará en ser superado, máxime cuando continúa la misma política de esperar a que el gobierno autorice las modificaciones en los precios, incluso contraviniendo lo establecido en la Ley de precios justos en cuanto al límite de utilidad permitido.

Expropiaciones

En esta materia el daño ha sido considerable. Las expropiaciones de fincas, hatos y plantas anteriormente productivas, retiró del mercado buena parte de la oferta en bienes en rubros simbólicos como las cabillas y el cemento. Por otra parte, el fracaso de Agropatria que sucedió a la expropiación de Agroisleña y una serie de políticas erradas en la producción e importación de alimentos, explica buena parte de la escasez de esos rubros.


Semestre 2016-II

En el segundo semestre del año el panorama no luce mejor. Las reservas internacionales del país se han reducido 28% durante el primer semestre y el margen de maniobra para disponer de activos externos se ha reducido considerablemente a raíz de algunas operaciones realizadas por el gobierno durante 2015. El precio del petróleo permanece estable y luce improbable que su cotización promedio alcance los 45USD por barril durante el año, a lo que se le suman los problemas reportados para que PDVSA mantenga o incremente su producción, comprometiendo aún más el ingreso petrolero.

El panorama es claro: es imprescindible incrementar las importaciones y la eficiencia con que se manejan las mermadas disponibilidades de divisas. El estado venezolano comprometido como está con el pago de las obligaciones de deuda externa, con una notable disminución de ingresos e imposibilitado de recibir financiamiento externo, incluso de China, su aliado financiero de los últimos años, exhibe una escasa capacidad para mejorar la situación de cara al segundo semestre.

Entonces que se podría hacer?
Permitir las importaciones con dólares No Oficiales

El gobierno venezolano sigue dando muestras de aislamiento respecto al clamor de la sociedad y de las recomendaciones que en materia económica han realizado personalidades, académicos e instituciones, incluso las que le son ideológica y políticamente afines como es el caso de Unasur. Aun en este contexto, es necesario continuar proponiendo medidas para que quienes tienen en sus manos la conducción de la política económica, las consideren dentro del limitado set de herramientas disponibles dentro del marco ideológico-electorero que condiciona la acción del gobierno nacional.

El artículo 22 de la Ley del Régimen Cambiario y sus Ilícitos penaliza con cárcel y sanciones económicas a quienes “… promocionen, comercialicen o determinen los precios de bienes y servicios utilizando como referencia un tipo de cambio distinto a los permitidos por la normativa cambiaria o al fijado para la operación cambiaria correspondiente por la administración cambiaria”. Esta disposición limita las posibilidades de los agentes económicos privados de utilizar sus propias divisas para sus importaciones, por cuanto reconocerlas a las tasas oficiales representaría una pérdida patrimonial anunciada, al establecer precios que no garantizan la reposición de esas divisas en el único mercado posible: el mercado desregulado, una condición que el DICOM aún no cumple.

De acuerdo con las cifras del Banco Central de Venezuela en su reporte de la Posición de Inversión Internacional de la República, al cierre del tercer trimestre de 2015 (último publicado) el sector privado residente en Venezuela mantenía una posición en activos por el orden de los 150 millardos de dólares. Una parte de este enorme caudal de activos estarían recibiendo en el exterior una rentabilidad mucho menor que la que recibirían en Venezuela si se aplican a una actividad comercial menos restringida que la que ofrecen las condiciones actuales, donde cualquier funcionario, incluso de bajo nivel jerárquico puede ganar puntos con sus superiores, interviniendo, cerrando y multando comercios y decomisando mercancía. A partir de estos recursos, existe un considerable potencial para incrementar el flujo de importaciones del sector privado en el segundo semestre si se manejan los incentivos correctos.

Los agentes económicos venezolanos se posicionan en divisas, no por el rendimiento financiero que estas ofrecen que es más bien bajo, sino por la protección que brinda ante el exacerbado riesgo cambiario que exhibe la economía nacional. Si se facilitan las condiciones –especialmente la libertad de precios- para que la rentabilidad del comercio supere las expectativas de devaluación es perfectamente posible que buena parte del sector comercial logre abastecer sus establecimientos con sus propios dólares en los próximos meses. Esto puede ser muy conveniente y de bajo impacto distributivo para rubros no estratégicos como la electrónica de consumo, tecnología, vestido, automóviles, juguetes, calzado, bebidas alcohólicas y servicios turísticos.

Si en dos semanas, 150 mil venezolanos estuvieron dispuestos a cruzar hacia Colombia para comprar bienes de aquel lado de la frontera pagando precios mayores que los precios oficiales y esto representa un beneficio para sus presupuestos respecto a su situación actual, es sencillo imaginar que más libertad de comercio puede causar de inmediato un mayor nivel de bienestar y una expansión aunque sea modesta, del nivel de actividad económica, incluso en las terribles circunstancias que vive el país. La despenalización de las importaciones con tipo de cambio no oficial, es una medida que se inserta en una estrategia progresiva de flexibilización, de sinceración de la realidad económica y permite al estado enfocarse en lo que es realmente importante en este momento: alimentos y medicinas.


@jhernandezucv




viernes, 15 de julio de 2016

Informe del sector bancario de Venezuela Mayo 2016





Con base a las cifras de Sudeban en su boletín mensual correspondiente a mayo de 2016, le presentamos un informe descriptivo de la situación del sector bancario venezolano.

El sector está compuesto de 32 instituciones, de las cuales 8 (25%) son de propiedad y administración estatal. Hay 23 instituciones de banca universal, 4 de ellas estatales. La participación del estado se complementa con un Instituto Municipal de Crédito Popular, un banco de desarrollo y dos bancos con leyes especiales.

El sector emplea a 75.101 personas, y dispone de una estructura de servicio de 3.552 agencias, y 10.870 cajeros automáticos. La red de pagos electrónicos comprende 353.225 puntos de venta.

El sector exhibe una notable asimetría en la participación de mercado de las instituciones. En materia de activos, las principales cinco instituciones concentran el 66,89% del total. En cuanto a la cartera de créditos, el 67,02% está concentrado en las principales 5 instituciones, mientras que en captaciones, las mismas instituciones capturan el 67% del mercado.

El Banco de Venezuela, de propiedad estatal concentra el 20,99% de los activos del sector, el 21,33% de la cartera de créditos y el 20,16% de las captaciones.

Cartera de créditos

En promedio, el 20,2% de la cartera de crédito está dirigida al consumo, siendo el principal componente, el financiamiento con tarjetas de crédito, que representa hasta el 26% del total en una institución. Los créditos dirigidos al sector productivo, que comprende la cartera de manufactura, agrícola y al sector turismo cada una con tasas preferenciales y una obligación de cumplimiento específica, representan el 26% del total de la cartera de crédito. Los créditos para la compra de vehículos y para operaciones hipotecarias representan el 1% y el 4% del total respectivamente.

En el lapso enero – mayo, la cartera de crédito bruta creció 32,4% lo que representa una caída de alrededor de 90% en términos reales de acuerdo con estimaciones extraoficiales que sitúan la inflación en 125% como mínimo en el mismo lapso[1] (en Venezuela, el Banco Central no publica las cifras oficiales de inflación desde el año 2015, en contravención a las obligaciones legales y constitucionales de la institución)

La morosidad del sistema se mantiene bajo control a niveles de 0,30% con una ligera tendencia a aumentar, mientras que las provisiones superan en promedio un índice de 2.8 respecto a la cartera total aunque con las condiciones de una profunda recesión económica, paralización de la inversión, la disminución en la venta de vehículos y el astronómico incremento en el precio de las viviendas, luce materialmente imposible esperar un crecimiento real en el volumen del crédito, además de que se conjuga una amenaza importante sobre la calidad de la cartera de crédito.



Gestión Administrativa

En materia de gestión administrativa, la situación económica del país comienza a deteriorar los indicadores, ante unos gastos operativos crecientes y unos ingresos y una rentabilidad estancada o decreciente. Se observan instituciones, especialmente instituciones del sector oficial con magnitudes muy superiores a la media del sector en indicadores como gastos de personal y gastos operativos con respecto a las captaciones promedio y respecto a los ingresos financieros.   

Rentabilidad

En general el sector presenta saludables rentabilidades promedio nominales en bolívares. El margen financiero bruto promedio es de 11.04% aun cuando hay instituciones con márgenes considerablemente menores. Consideradas respecto al patrimonio, el resultado neto promedio es de 51,42% aunque en algunos casos es de un dígito y hasta negativas. La rentabilidad en términos reales y cuando es expresada en dólares sin embargo, ha sufrido considerablemente en los últimos tres años.

Liquidez

En materia de liquidez, el sistema presenta una buena cobertura de sus pasivos de corto plazo

Resumen y recomendaciones
El sector bancario es un sector estratégico, vinculado transversalmente con todos los sectores económicos. En una coyuntura de profunda recesión y desequilibrios económicos en general, los organismos reguladores deben prestar especial atención a la solidez patrimonial y a los indicadores de rentabilidad y liquidez de las instituciones.

A pesar de la consolidación que se ha observado en los pasados 20 años en el sistema, la contracción de la economía y la profundización de la concentración del sector, sumado a la participación directa del estado, ha abierto un nuevo espacio para nuevas consolidaciones, necesarias tanto en el sector privado como en las instituciones estatales.

Aun cuando los indicadores de rentabilidad sectorial son positivos cuando se expresan en bolívares corrientes, la realidad es que el atractivo de inversión en el sector se ha reducido considerablemente y cuando se expresa en dólares, la reducción patrimonial de las instituciones ha sido considerable. Lo mismo ha ocurrido con el sector seguros y el de los operadores del mercado de valores.






[1] Estimaciones propias

domingo, 10 de julio de 2016

Cúcuta, la consentida y la infalibilidad de la Ley de Oferta y demanda



No se puede negar que las acertadas políticas del gobierno del presidente Chávez, continuadas al pie de la letra por su hijo, han contribuido como nadie al desarrollo de la ciudad. Ningún presidente colombiano, o mejor dicho, que haya gobernado Colombia, ha hecho tanto por Cúcuta, la floreciente capital del departamento de Norte de Santander. Por Colombia toda, me atrevería a decir.

En primer lugar, Colombia y Cúcuta como consecuencia fueron favorecidas por el cambio de patrón de intercambio comercial entre Venezuela y Colombia. En efecto, desde el año 1.999, la balanza comercial ha favorecido a Colombia, posibilitando la colocación por parte de empresas ubicadas en Colombia, de una producción diversificada de sectores representativos de su economía, como el sector textil, alimentos procesados, sector ganadero, automóviles entre otros.

Colombia ha sido el refugio de las empresas que han abandonado la producción en Venezuela para convertir sus filiales nacionales en importadores de la relativamente competitiva producción colombiana. En tal sentido, Colombia ha sido receptora de inversión de empresas multinacionales que relocalizaron allá sus plantas, y de empresas Venezolanas que exploraron el mercado del vecino país como una manera de reducir su exposición a los vaivenes de la economía criolla, sin perder la posibilidad de aprovechar el atractivo mercado local, especialmente cuando la borrachera de petrodólares permitía abandonar el país sin abandonar sus beneficios.

Luego, Cúcuta se convirtió en uno de los paraísos del enorme negocio de raspar cupos, y el cobro de considerables comisiones en dólares se convirtió en un importante flujo de recursos sin contrapartida para la economía cucuteña, impulsando la construcción inmobiliaria y el crecimiento de las actividades no transables por el enorme y súbito influjo de dólares en esa economía.

Posteriormente, la imposibilidad de los venezolanos de encontrar boletos aéreos al exterior, convirtió a Cúcuta en un hub aeroportuario que conectaba a los viajeros Venezolanos con el resto del mundo. Recordemos que hablamos de los tiempos en los que todavía el cupo viajero hizo de Venezuela una potencia exportadora de turistas que por algún lado necesitaba salir del país. Y allí estaba Cúcuta para darle a los Venezolanos, a cambio de una módica comisión, lo que estos no hallaban en su propio país.

Cúcuta también se benefició de una política suicida de congelación de precios que  impulsaba el contrabando de mercancía subsidiada desde Venezuela, para abastecer las poblaciones del lado colombiano a lo largo de la frontera. Al igual que con la gasolina y las medicinas, no es despreciable el efecto que esa oferta agregada barata puede haber generado en el bienestar de esa ciudad y en el sostenimiento de precios más accesibles que los que existirían en ausencia de ese flujo comercial ilegal. La única ley que vale en este contexto, es la Ley de Oferta y Demanda.

Y ahora, cuando el flujo de dólares se secó en Venezuela, cuando ya no existen dólares subsidiados buscando salida, cuando los precios de un producto cualquiera es más barato en Londres que en Venezuela, otra oportunidad se presenta para Cúcuta: convertirse una vez más en un centro comercial a donde los ciudadanos venezolanos pueden ir a comprar los bienes que no consiguen de este lado de la frontera. En este contexto, abrir la frontera es una medida humanitaria para Venezuela, donde el contrabando de introducción terminará ayudando a la estabilización de los precios. Más exportaciones Colombianas, incluyendo las ilegales. Más bienestar de aquel lado.

Hay que darle el mérito a quien lo merece y no está en el Palacio de Nariño sino en el de Miraflores.

@jhernandezucv