lunes, 22 de septiembre de 2014

RESPECTO AL CIERRE DE CLOROX, LA ECONOMÍA POLÍTICA Y LA POLÍTICA ECONÓMICA


El día de hoy, 22 de septiembre de 2014, la empresa norteamericana THE CLOROX COMPANY, anuncia su decisión de descontinuar sus operaciones en Venezuela por cuanto esta operación ha dejado de ser rentable para la empresa. La baja rentabilidad de la filial Venezolana se le atribuye principalmente al control de precios sobre los productos comercializados, que permanecieron congelados durante varios años y sobre los que finalmente, se anunciaron recientemente ajustes de precios, los cuales, según manifiesta la empresa en su comunicado, están lejos de devolver la rentabilidad a la operación. Se informa en ese comunicado que la filial Venezolana generó ingresos, en el último ejercicio fiscal por el orden de los 77 millones de dólares, equivalentes al 1.4% de las ventas globales de esa corporación. Si esos ingresos estaban siendo considerados a la tasa CENCOEX de Bs. 6,30 por dólar, el descalabro en las cifras es brutal. Nadie en el planeta, ó en la SEC entendería el ajuste contable que viene. Por eso los profesionales Venezolanos son tan buenos en el exterior, donde no existen las situaciones que sobrevivimos a diario. Según información de prensa, la empresa mantiene en Venezuela una plantilla de 700 trabajadores. El comunicado de la empresa puede leerse completo aquí:
La afectación sobre el empleo y sobre el ya precario abastecimiento de productos en el país, en un ambiente politizado como el que vivimos desde hace ya varios años, produce que se genere en las redes sociales y en los medios de comunicación un tsunami informativo, que exacerba las percepciones de los agentes económicos sobre la situación del país, presentando la situación de esta empresa como un signo más del final de los tiempos, del apocalipsis económico generado por un gobierno enemigo del capital privado, un elemento más para convencer a quienes no necesitan que los convenzan, de que hasta aquí llegó el río, que no va a quedar ni una empresa en el país, que ya no se va a poder limpiar, que lo que viene es hambre y miseria, agarren sus balsas y vámonos. El último que salga que apague la luz… si es que hay.
No es que sean totalmente infundados los temores, la frustración y el pesimismo de muchos de quienes ven en esta situación un fuerte impacto sobre sus percepciones sobre la economía, el cierre de una empresa siempre es una mala noticia. Las erradas políticas económicas del gobierno vienen afectando severamente la viabilidad de muchas empresas en el país, incluyendo a las empresas estatales sin embargo, es allí donde un análisis desapasionado, alejado del inmediatismo del twitter y de la avalancha de información puede aportar elementos para evaluar con racionalidad económica lo que esta situación puede significar para el país.
¿Que tiene que ver la economía política con todo esto? Bueno, la comprensión de las motivaciones fundamentales de los agentes económicos, su comportamiento y objetivos son el instrumental elemental para no dejarse llevar cual veleta por las informaciones cruzadas que nos bombardean continuamente, hoy por este episodio y mañana por otros diferentes. Trato de no ponerme muy Marxista, pero veamos el caso de CLOROX  a través de una de las categorías fundamentales del estudio de la economía: relaciones sociales de producción, esto es, la relación que se establece entre cada uno de los actores sociales respecto a los medios de producción. En términos llanos, como se comporta quien tiene medios de producción y quienes sólo tenemos nuestra fuerza de trabajo.
Un empresario, productor, independientemente de su clasificación, siempre persigue en el capitalismo, la maximización de su beneficio ajustado por el riesgo. Los accionistas de CLOROX, por seguir con nuestro ejemplo, demandan cada vez más mayores beneficios por mantener su capital en forma de acciones de esa empresa. Para ello delegan en una junta de administración la defensa de sus intereses. La empresa dispone de recursos y talentos para lograr objetivos en crear valor para los accionistas, con todas las desviaciones que se presentan en esa búsqueda. En este sentido, cualquier posibilidad de reducir costos, aumentar ventas, diversificar, vender ó comprar, invertir ó liquidar etc. está supeditada a la necesidad de presentar números del agrado del accionista. De ello depende el sueldo y las bonificaciones de quienes dirigen la empresa.
Por otra parte, nos encontramos los trabajadores y consumidores, quienes recibimos de la empresa sus bienes y servicios y los salarios. La localización geográfica de una empresa se supone que genera bienestar local en forma de empleos, inversión, demanda de insumos bienes y servicios y un círculo virtuoso de inversión-empleo-consumo-ahorro-inversión.
Finalmente tenemos al estado, actor fundamental del equilibrio social, que procura que las empresas actúen sin afectar el bienestar social general, el medio ambiente y a su vez, contribuyan mediante sus impuestos a la provisión de bienes públicos, infraestructura entre otros. De esta manera todos estamos de algún modo vinculados a la suerte de esas empresas.
¿Qué pasa cuando una empresa cierra? ¿se acaba la historia? En todo el mundo, el proceso de globalización y modernización de la economía ha desplazado parte del poder de los estados nacionales, hacia la esfera de decisión de las empresas privadas y sus accionistas, muchas veces atomizados y en absoluto relacionados con la operación de la empresa. Desde Francia, pasando por Estados Unidos hasta un pobre país de África ó Centroamérica, se considera una tragedia el cierre de una empresa, la pérdida de empleos y de impuestos que esto genera, en el entendido que la pobreza derivada de ello es caldo de cultivo para inestabilidad social, protestas y violencia en general. Debido a ello, los gobiernos de todo el mundo son tan complacientes con el capital: la simple amenaza de reducir, mudar sus operaciones y/o cesarlas activa los mecanismos de preservación de las condiciones favorables al capital, tales como las disminuciones de impuestos, flexibilización laboral ó subsidios de todo tipo. En el caso Venezolano, el subsidio más importante desde hace varios años, es el cambiario, por ello, ante las ya comunes interrupciones en el flujo de dólares, la amenaza es la misma: cierre de operaciones.
En Venezuela, desde hace mucho tiempo, el sector privado ha vivido como un vagón enganchado de la locomotora petrolera. Muchas empresas se instalaron en nuestro país al amparo de regímenes aduaneros restrictivos de la competencia foránea, que facilitaba así el disfrute del mercado interno cautivo, exenciones de impuestos ó sistemas tributarios débiles, subsidios cambiarios, créditos blandos, condonación de deudas, remate de activos anteriormente en manos del estado etc forman parte del conjunto de medidas que procuraron la industrialización sustitutiva de importaciones del país. Al cambiar las condiciones que dieron origen al establecimiento de empresas – como ocurrió en la década de los 80’s, la ilusión de la industrialización se viene abajo. Habría que ver la historia de la operación de CLOROX en el país para ver cómo surgió.
Las medidas de política económica tomadas por el presidente Chavez sin duda han creado una creciente y severa crisis de abastecimiento, inversión y producción privada, lo cual podría justificar en alguna medida la decisión de algunas empresas de relocalizar la producción. Sin embargo, retomando el ejemplo de CLOROX vemos que hace apenas unos años,  esta empresa cerró su operación de producción en Panamá, como parte de su estrategia de consolidación productiva http://mensual.prensa.com/mensual/contenido/2005/08/04/hoy/negocios/298327.html ¿Puede decirse que en Panamá hay o ha habido gobiernos adversos a la empresa privada? Creo que no
El caso es que las empresas son autónomas en sus decisiones y al parecer, los consumidores, trabajadores y los estados somos espectadores pasivos, dependientes de decisiones que en este caso, se tomaron en Oakland pero que afecta a 700 personas en Los Valles del Tuy. Si alguien no entiende la globalización, aquí está un ejemplo clarito.
Política Económica: El gobierno de Chávez no entendió, por voluntarismo y soberbia, los mecanismos de funcionamiento de la economía. La aversión al capital privado terminó perjudicando enormemente a la población que pretendió defender, afectando muy seguramente las posibilidades de éxito en el corto plazo de movimientos progresistas en todo el mundo. La situación actual de Venezuela es un argumento de oro para defender al mercado como único mecanismo “natural” de asignación de recursos. La Venezuela que nos dejó Chávez debe estar siendo estudiada en las universidades más elitescas del mundo como demostración de que el único camino es el mercado. Fin de la historia
¿No habrá entonces más cloro, mistolín ó pinesol en Venezuela? Se va Clorox y los millones de dólares que el consumidor Venezolano destina anualmente a estos productos se subliman? Evidentemente, alguien proveerá este mercado, incluso la misma CLOROX, debe tener ya un plan para abastecer el mercado Venezolano con productos fabricados en otras latitudes en condiciones más ventajosas. Han manifestado también su disposición a vender sus activos en el país. Quizá maquilarlos.
No es de extrañar que haya empresas Chinas, Turcas, Brasileñas ó incluso Norteamericanas como P&G interesadas en comprar esos activos y seguir produciendo para abastecer el enorme mercado nacional ó incluso para exportar. Para ello, el estado debe establecer una política económica de coexistencia con el sector privado productivo sin importar la naturaleza de este, procurando un sistema de administración de precios racional, lógico, que incentive la producción y facilite incluso la exportación de bienes producidos en el país, que desestimule la importación de bienes terminados. Los elementos que hicieron inviable la operación de CLOROX en el país poco ó nada tienen que ver con una guerra económica. Es la misma realidad que afecta a todas las empresas incluyendo a las empresas estatales: precios que no cubren los costos, costos que se incrementan por matraca, burocracia y corrupción, trámites que retrasan todos los procesos y falta de divisas para satisfacer oportunamente las necesidades de componentes importados. La rentabilidad es condición necesaria, Chávez y Giordani no quisieron entenderlo y estos son los resultados.
Ya vendrá quien sustituya a CLOROX y preserve los empleos en juego. Es tarea del estado crear las condiciones para ello. Lo demás, en un mercado como el Venezolano, viene por añadidura. El mejor escenario es que se produzca pronto el anuncio de algún interesado en adquirir la operación de CLOROX. El peor escenario es que ese alguien sea el estado. Dios nos libre





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar! Si es de su interés, mi cuenta en tuiter es @jhernandezucv