jueves, 21 de abril de 2016

La paralización de la producción de cervezas ó el colapso del rentismo





Empresas POLAR ha hecho del conocimiento de la población venezolana, la situación de inminente paralización en la producción de cervezas debido a la imposibilidad de reponer sus inventarios de materia prima importada, dada la actual situación de virtual cierre de importaciones por la escasez de divisas que enfrenta el país en estos momentos.

Es innegable que el gobierno nacional, desde la administración Chávez hasta la fecha sufre de POLARFOBIA, lo cual se evidencia no sólo en el altisonante y escatológico discurso de altas autoridades del gobierno sino también en medidas de política económica que persiguen debilitar la posición de POLAR como empresa referente del sector privado nacional. Prueba de ello es que aun hoy, el precio de la harina de maíz precocida y otros bienes de consumo masivo producidos por esa empresa, mantienen un precio regulado absurdamente bajo, con lo cual se aniquila la rentabilidad de los productores, se destruye la cadena de valor de los rubros en cuestión y se fomenta la escasez, el bachaqueo y la inflación a la vez que se impulsan los jugosos negocios de importación desde China, de productos genéricos para abastecer los anaqueles de las redes estatales de distribución. Recientemente veía que ahora importamos jabón de panela desde China a través de CORPOVEX, en lugar de otorgar las divisas a empresas que, como POLAR, producían localmente el popular jabón azul.

Tampoco está en discusión en este momento que nos quedamos sin divisas debido a la terrible gestión económica del Chavismo – Madurismo que logró dilapidar millones de dólares de bonanza petrolera, sin ahorrar nada para épocas de precios petroleros bajos, incrementando la deuda externa y diezmando las posibilidades de producción nacional, en un esquema insostenible de redistribución de riqueza de muy corto alcance, como la actual situación económica puede corroborar. Se despilfarraron y se robaron los dólares y ahora no hay para importar medicinas y alimentos, mucho menos, materia prima para cerveza.

La paralización de las líneas de producción de POLAR es una tragedia para el país sin duda alguna. No me refiero a la producción de cerveza que evidentemente no es prioritario para la alimentación del venezolano. Me refiero a la producción de atún enlatado en Mariguitar, la producción de untables en Valencia y las menguadas líneas de otros alimentos que si son de vital importancia en nuestras mesas.

La paralización de POLAR es una tragedia para el país, tanto como lo es la paralización de otras tantas empresas que han debido cerrar, interrumpir o minimizar operaciones por falta de materia prima, maquinarias y repuestos, incluyendo a las desastrosas empresas estatales que, tal como se revela en las memorias de los diferentes ministerios, están tan afectadas como las privadas debido a la escasez de divisas y otros factores (fallas del suministro eléctrico, control de precios, ausentismo laboral entre otros)

Pero no seamos ingenuos. El esquema empresarial de POLAR y de la mayor parte de nuestro sector productivo está montado, en algunos rubros más, en otros menos, sobre la posibilidad de disponer de divisas para la importación de materias primas, empaques, repuestos, tecnología y no en pocas veces, para el pago de derechos comerciales, publicidad entre otros conceptos. Por lo tanto, en ausencia de divisas, el modelo colapsa y lo sufren los consumidores, tal como se ha evidenciado en las recurrentes crisis de divisas que ha afrontado el país a lo largo de los años. Se trata de una expresión más del rentismo: el acceso a divisas aportadas por el petróleo para la realización de actividades económicas generadoras de bolívares en un mercado cautivo y la acumulación de las ganancias en el exterior, a buen resguardo de las oscilaciones de la maltratada moneda nacional.

Sin embargo, la crisis de divisas esta vez es diferente. Los cambios en el ingreso de divisas parece prolongarse en el tiempo, en la medida que el mercado petrolero internacional enfrenta una dinámica donde Venezuela ejerce una influencia casi nula, a pesar de las enormes reservas de petróleo que mantiene en el subsuelo. La época en que el ingreso petrolero permitía importaciones masivas de bienes de consumo final y materias primas relativamente baratas pasó a la historia. Incluso con el poco probable repunte de los precios del petróleo en el corto plazo, las magnitudes de ingreso no permitirán restaurar las condiciones que se vivieron en el lapso 2004-2012 en materia de disponibilidad de divisas. Toca a las empresas innovar en productos de un menor componente importado, y desarrollar productos competitivos internacionalmente. La política económica en general y la cambiaria en particular deben promover en el corto plazo, la competitividad de la producción local.

Corresponde entonces el debate desapasionado sobre el uso que debe darse en el futuro a los menguados ingresos por exportación petrolera. ¿Qué deben hacer los siguientes gobiernos para incentivar las actividades generadoras de divisas? ¿La renta petrolera se reparte, se ahorra, se invierte? ¿Cómo y en qué? ¿En un hiperestado productor repleto de empresas quebradas ó en un librecambismo que beneficia a quienes más tienen? Este es el debate más importante en los años por venir sin embargo, parece que estamos detenidos en la simple asignación de culpas y la división entre buenos y malos.

Sin duda que en un país sin medicinas ni alimentos, la cerveza no debe ser una prioridad. Aunque el humor criollo en las redes sociales atribuye a la escasez de cervezas, el atributo de ser el detonante del cambio político en el país, ya tenemos la experiencia de que cuando la cerveza se retiró voluntariamente del mercado durante el paro petrolero, rápidamente se posicionaron los productos sustitutos, porque el mercado es así y no admite vacíos.

@jhernandezucv
discusionpoliticavzla.blogspot.com


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