viernes, 31 de mayo de 2013

LA HIPOCRESIA OBRERISTA Y LA VISION DE MADURO




            Las profundas distorsiones de la economía Venezolana, algunas condiciones estructurales y muchas, pero muchísimas políticas económicas erradas, han producido en nuestro aparato productivo y en nuestro mercado interno, una serie de características peculiares que trataré de describir a continuación:
Somos un país de consumo, no de producción: La disponibilidad de relativamente abundantes recursos provenientes de la explotación petrolera, permitieron a los diferentes gobiernos de la cuarta república, promover una política de bienestar no vinculado a la producción, en la cual sectores populares recibían desde servicios básicos gratuitos hasta potes de leche y láminas de zinc para arreglar sus ranchos y los sectores pudientes y los mejor relacionados, recibían créditos blandos, condonación de deudas, contratos inflados, protección arancelaria para sus negocios, dólares RECADI entre otras perlitas cuarto republicanas, fielmente reproducidas en la quinta república.
Somos importadores de casi todo: menos de ahorros,  de talento y de turistas. La documentada propensión de nuestra moneda a revaluarse implicaría la necesidad de implantar medidas que favorecieran la competitividad de la producción interna. Esas medidas o no han existido, o han sido insuficientes, depende del sector que se evalúe. Por otra parte, por razones económicas y en alguna medida sociológicas, el venezolano tiende a tener cada bolívar que la sobre en forma de dólares o bienes de consumo. La moda, no solo de ropa sino de cualquier cosa que pueda exhibirse, desde joyas y tecnología hasta el pasaporte sellado, han producido que casi cualquier mortal que haya querido, haya viajado aunque sea a Panamá, nuevo ombligo del mundo para nuestros turistas raspacupos.
No somos un país obrero: quisiera decir que lo somos pero no. La preponderancia del sector terciario en nuestra economía, la condición parasitaria de la burguesía criolla y la incapacidad del estado para impulsar el desarrollo rural hacen de nuestro país, un campo minado de peluquerías, talleres mecánicos, venta de motos, agencias bancarias, tiendas de ropa, agencias de lotería y más recientemente, de spas, estéticas y franquicias de comida rápida.
¡Que difícil es encontrar una tornería!, una fábrica de bombillos, de neveras. Es fácil culpar a los burgueses de preferir importar, lo cual es cierto, pero también es cierto que, si a alguien se le ocurre instalar una planta, amparado digamos en algún crédito del Fondo Bicentenario, si algún empresario de un país amigo quisiera aprovechar el gigantesco mercado Venezolano para producir internamente seguramente no va a encontrar suficiente personal calificado en estos oficios. Es más fácil encontrar ingenieros manejando taxis que costureras, técnicos electricistas o torneros. Producimos miles y miles de bachilleres en ciencias y humanidades, licenciados y técnicos que con algo de suerte trabajaran en algún centro comercial y restaurantes de comida rápida los primeros, y de secretarias, asistentes, recepcionistas y analistas los otros.
¿A qué se debe tan Venezolano fenómeno? A que, dadas las características antes descritas, las leyes del mercado hacen su aparición una vez más: el precio relativo (en este caso del talento obrero) depende de su escasez relativa. Un obrero en Venezuela cobra sobradamente mucho más que un empleado ó un profesional. No tengo soporte estadístico para esta afirmación, simple observación: Un obrero en una empresa transnacional ensambladora de autos, fabricante de cauchos, productora de pinturas, helados o cualquier otra en el sector privado, (al menos en las más grandes) gana muchísimo más de un salario mínimo. Son de hecho unos privilegiados, no solo al compararlos con otros obreros en empresas más pequeñas que evidentemente no tienen condiciones similares, sino que al compararles con cualquier profesional, licenciado, ingeniero o técnico laborando en otra empresa, incluso dentro la misma empresa, los beneficios que reciben son muy superiores, adicionales a su ya generoso salario: planes vacacionales, seguros de salud, cupo para compra de carros, cajas de ahorro, bonos vacacionales, paquetes turísticos entre otros muchos. Al parecer lo mismo ocurría en la época industrial de los EEUU cuando surgieron los “blue collar” obreros bien remunerados que formaron la hoy mermada clase media norteamericana.
Si vemos el caso de los empleados públicos, el caso no es diferente: los obreros de las universidades y del ministerio de educación, por solo poner un ejemplo reciben muchísimo mas que los profesores de esas instituciones. Un electricista o mecánico en Corpoelec  puede comprarse un carro de contado con lo que recibe de aguinaldos (me consta), mientras que sus supervisores, Ingenieros y profesionales de todo tipo responsables de la continuidad del servicio, escasamente reciben tres  salarios mínimos. Gozan de una protección total muchas veces proporcional a su desapego por el trabajo y su falta de compromiso.
En resumen, nuestros obreros no son los pobrecitos desasistidos que se describen en los textos Marxistas venidos de una Europa que si conoció la explotación del trabajo. Aun cuando hay casos de casos, no creo que la mayoría de nuestros obreros se parezcan tampoco a nuestros hermanos Latinoamericanos semiesclavizados en el trabajo rural o en el urbano de un país no petrolero. Creo más bien que deberíamos generar condiciones para que nuestros “obreros de clase alta” den paso a la masificación de sus logros, aun a costa de ceder un poco en sus aspiraciones pequeñoburguesas. Es una realidad que estos obreros se identifican mas con sus propios patronos que con sus compañeros de clase social, menos aventajados en términos de su remuneración en términos materiales.
En conclusión, no es el obrero quien esta en la base de nuestra pirámide social. Todos somos trabajadores, hay que gobernar para todos.

Economista Javier Hernandez
@jhernandezucv

Maduro y los Izquierdistas Malcriados



Este artículo fué publicado en www.aporrea.org el día 16/05/2013
Maduro y los Izquierdistas Malcriados

            El mentado “legado” del presidente Chávez en materia económica no es nada fácil. Es cierto que mucho esfuerzo se invirtió en la transformación estructural del aparato productivo. También es cierto que por la vía de esa transformación, se han drenado miles de millones de dólares y lo que se ha obtenido es muy poco para la satisfacción de las necesidades más inmediatas de la sociedad Venezolana. Llegado a este punto del camino el dilema es si retroceder y claudicar a lo que se proponía hacer, o seguir avanzando por el mismo camino, claro está, a Dios rogando que no disminuya la presión del flujo del ingreso petrolero, que es en definitiva, lo que ha permitido que  a fuerza de importaciones se cubrieran las estrecheces.
            Muchos conocen casos de padres que ante indicios de homosexualidad en sus hijos, lo niegan ante los demás, lo ignoran para su tranquilidad ó peor aún, pretenden “corregir esos defectos” a punta de trancazos, añadiendo al conflicto familiar, nuevos problemas. Algo similar hizo el presidente Chávez con el aparato productivo existente a su llegada al poder: pretendió corregir sus evidentes distorsiones[i] por las malas, expropiando, bloqueando, regulando etc. En el caso del tejido productivo que comenzó a desarrollar bajo su gestión, ocurrió algo similar a lo que hacen las madres de muchachos en malos pasos: negarlo, hacerse al loco, intentar ocultarlo y cuando ya no se puede, echarle la culpa a los demás. Así se tapó la realidad del desempeño desastroso de muchas de las iniciativas en materia económica.
            Maduro, el heredero, en apenas un mes ha dado muestras de querer corregir algunas de esa inmensa acumulación de distorsiones, errores y deficiencias. Ha intentado –muy a su estilo- aproximarse al sector privado nacional, para al menos paliar, los graves problemas de desabastecimiento y parálisis de la economía, que también son parte de la herencia.
            A los problemas de sobrevaluación del tipo de cambio hizo lo que debía hacer: devaluar. A las restricciones en el flujo de divisas de CADIVI, hizo lo único que podía: procuró un mecanismo de complemento (SICAD) no muy afortunado por problemas de implantación, no de concepto. A los problemas de desabastecimiento, le procuró la solución obvia en el corto plazo: autorizar aumentos de precio que restablezcan la utilidad de los productores y de la cadena de comercialización. Estas medidas procuran una estabilización inmediata de la insostenible situación de la herencia. Si las magnitudes de las correcciones son suficientes o no, es tema de otra discusión (yo creo que no). Lo que si no se avizora es un cambio en los conceptos que rigen la política económica y que son en definitiva, los causantes de tan precaria situación. De no producirse el cambio, en algunos meses volveremos a tener el mismo escenario.
            Este tipo de medidas, aunada a la herejía de reunirse Lorenzo Mendoza y dejarlo salir vivo de la reunión, le está costando a Maduro una pérdida de apoyo entre eso que yo llamo los izquierdistas malcriados, estos que por devorar libros y publicaciones varias, creen que las condiciones actuales del país son las ideales para el comunismo y que cualquier cosa fuera de la cartilla de los panfletos izquierdosos, convierte a Maduro de inmediato en ficha de la CIA, del imperialismo, hijo de Bush y no de Chávez.
            Así como un niño malcriado le das un caramelo y quiere dos, le das una hora en el parque y patalea para quedarse más tiempo, estos amigos de la izquierda malcriada pretenden ignorar olímpicamente las realidades del país, piden la expropiación de polar, el gobierno comunal, el control obrero de los medios de producción YA MISMO. En mi caso, prefiero capitalistas que producen en el país a socialistas importadores; empresas privadas abiertas que empresas estatales cerradas, paralizadas o vacías, prefiero trabajadores produciendo que sindicalistas paralizando la producción. Las medidas que se están tomando y las que faltan por tomar (revisión de precios de gasolina y de los volúmenes y sectores subsidiados), son necesarias para estabilizar la nave y seguir avanzando de forma sostenida y sostenible. Es mejor poco a poco hacia adelante que paralizados, acelerando el carro sin cambiar la velocidad, con las consecuencias que tiene sobre la caja.
            Para estos izquierdistas malcriados tengo una mala noticia: el dinero es limitado, no es infinito. Es falso que “si nos ponen el petróleo a cero, seguiremos adelante”. No puede seguirse por la vía de complacer a todos con cargo al presupuesto público: sindicatos, damnificados, buhoneros, invasores, productores ineficientes, y a todo el aparato burocrático estatal. Durante el periodo del presidente Chávez los problemas se tapaban a realazos, recargando a PDVSA y al estado central en la atención de los problemas. Durante el gobierno de Chávez, la revolución mundial justificaba la postergación de las necesidades propias del país. Chávez pudo hacerlo, ya que con su liderazgo neutralizaba el descontento. Maduro no tiene esa capacidad, tanto es así que le llueven críticas desde su mismo bando político.
Maduro no es Chávez. Quizá pensándolo bien, eso no es una debilidad.

Economista Javier Hernandez
@jhernandezucv





[i] No estoy diciendo con esto, que la homosexualidad sea una “distorsión” a corregir.

TURISMO INTERNO EN VENEZUELA



PLAN DE IMPULSO AL TURISMO INTERNO
Actividades turísticas en zonas periurbanas, cortos desplazamientos, alta frecuencia

                La actividad de turismo y recreación en Venezuela, muestra signos de una solidez y un crecimiento envidiable por cualquier otro país o por cualquier otro sector económico. Es simplemente impresionante observar el colapso de los servicios turísticos en las temporadas altas (puentes, vacaciones) por la enorme afluencia de asiduos visitantes de los más conocidos destinos turísticos, por lo general asociados al disfrute de las playas.
                Este movimiento turístico, aun cuando es altamente positivo para las localidades receptoras por el aumento de las ventas y la actividad económica en general, es también causante de un gran pasivo ambiental, un incremento en el numero de víctimas mortales y heridos en accidentes de tránsito, y podríamos hablar incluso de un pasivo “moral” como en el famoso caso de Los Juanes, debido al desmedido uso y abuso de alcohol y drogas en estas temporadas. Es cierto también que en términos de disfrute son muchos los aspectos a mejorar, por cuanto en estas épocas es perfectamente posible pagar en posadas mal mantenidas, sin los servicios mínimos deseables, montos equivalentes al que bien podría pagarse en un hotel bastante aceptable fuera del país. Así mismo, los altos precios de los servicios, comida y las interminables colas para ir y regresar del viaje, la escasez y posterior reventa de boletos, un Indepabis intermitente etc. Forman parte también del vacacionar del venezolano junto a las fotos del facebook.
                La inversión en turismo por parte del sector privado se ve afectada, no por la falta de capital, por cuanto existe una oferta suficiente de recursos a una tasa preferencial, sino por la imposibilidad de los prestadores de servicios, de garantizar un nivel de actividad más constante a lo largo del tiempo y no solo en los picos de las temporadas altas, que les permitan afrontar los compromisos derivados de una mayor inversión. Si a eso añadimos una relajada supervisión oficial y una demanda cautiva en temporadas altas, vemos que es muy poco el estimulo para el mejoramiento y crecimiento de la oferta de servicios turísticos.
                Una posibilidad en este sentido, es la intervención del estado en la promoción y apoyo al turismo de fin de semana, aquel que todas las familias deben poder disfrutar sin tener que esperar una ocasión especial, puentes, vacaciones etc. Se trata de un programa especial para impulsar destinos no asociados a playas  - las playas se promocionan solas, son destinos consolidados – y el disfrute ecoamigable de los atractivos turísticos que rodean a nuestras principales ciudades, contribuyendo a orientar el gasto en consumo de los turistas hacia pequeños y medianos prestadores de servicios turísticos.
                Paso a representar con un ejemplo: Los habitantes de Caracas aprovechan cada fin de semana para acudir masivamente a las playas, siendo las de Vargas e Higuerote las preferidas. También es cierto que los Centros Comerciales son ahora los espacios públicos predilectos para los caraqueños y es casi un un reflejo ó un hábito religioso el llevar a los niños a comer comida chatarra todos los fines de semana. Imaginemos por un momento una programa especial de turismo que facilite a los Caraqueños visitar por ejemplo un circuito montaña-playa como El Junquito – Carayaca – Oeste de Vargas;  Guatire-Araira; Los Teques-La Mariposa-Hoyo de la Puerta. Todos estos sitios mencionados tienen algún tipo de manifestación cultural autóctona, sepultada bajo el estrés de la “civilización”, a pesar de estar tan cerca de la ciudad. Así mismo, mantienen actividad agrícola y pecuaria que puede fácilmente integrarse con restaurantes y posadas, venta de alimentos frescos (el viajero siempre compra algo oriundo de la zona). Estas actividades beneficiarían principalmente a poblaciones deprimidas de las periferias y a pequeños productores, contribuyendo a evitar la depauperación de esos espacios. Guatire y sus ríos, Araira y sus pozos, siembras, cria y beneficio de animales en escala no industrial, las mandarinas, Carayaca y su clima y vista privilegiadas, su siembra de hortalizas frescas, el envidiable clima de Hoyo de la Puerta y la Mariposa entre otros son tesoros a la vista de todos pero a su vez ocultos, susceptibles de ser disfrutados racionalmente cada fin de semana por cientos de caraqueños.
                El papel del estado en todo esto? Con MINTUR como ente coordinador, Inversión directa de ser necesaria en la construcción de pequeñas posadas ecológicas y accesibles, dotación de transporte cómodo confiable y seguro, microcréditos para los emprendedores de la zona que se animen a integrarse al circuito de producción alrededor del turismo. Por otra parte, evitar y desalojar invasiones de áreas verdes, combatir la depauperación y anarquizacion de los espacios, alumbrado público, saneamiento ambiental, vialidad, seguridad y un plan de formación de microempresarios de turismo, el estimulo y reglamentación de estas áreas turísticas para garantizar el encadenamiento productivo entre otras tareas, corresponde al estado asumirlas en los diferentes niveles de gobierno.
                Cada ciudad importante del país está rodeada de pueblos similares a los aquí descritos, corresponde a los institutos de turismo de cada estado, identificar las potencialidades a desarrollar siempre dentro de esta visión, regida por el Min Turismo, como condición para que este se involucre y dirija los recursos al fomento de estas zonas. Las potencialidades son enormes, los beneficios  abundantes y focalizados en quien más lo necesita, bien vale la pena el esfuerzo.

Javier Hernandez
Economista UCV
@jhernandezucv

MADURO Y LA PROTECCION DEL PUEBLO

Este artículo fue publicado en www.aporrea.org el 07/05/2013


MADURO Y LA PROTECCION DEL PUEBLO

Una de las cosas que más me llama la atención en el discurso del presidente electo Nicolás Maduro es su constante referencia a su deber, voluntad, disposición, responsabilidad de “proteger” al pueblo, estudiantes, deportistas, ancianos etc. Este verbo, según el diccionario significa: “Resguardar a alguien o algo de peligro o daño, Sinonimos: Apoyar, favorecer, defender”
            Todo padre de familia conoce este sentimiento: no queremos que nada le pase a nuestros hijos, y hacemos todo cuanto podemos para resguardarlos. Tan cierto como esto es también el hecho de que no podemos evitar que se enfrenten a la realidad del mundo, no podemos darle todo para que no sufran en la lucha por ganarse lo que necesitan. No podemos montarlos en nuestras espaldas y vivir la vida por ellos.
            Valga la analogía para representar esa relación siempre compleja, nunca bien entendida entre el gobierno (los padres) y el pueblo (los hijos) y hacer algunas consideraciones:
            Los gobernantes no son nuestros padres: están allí debido a un razonamiento fundamentalmente (no exclusivamente) utilitarista por parte de los electores; creemos y confiamos en que nuestra existencia puede ser mejor bajo un determinado gobierno. No se limita únicamente al disfrute de cierta prosperidad material, pero indudablemente la incluye a la hora de elegir.
            Los gobernantes no son nuestros padres: no estamos obligados a tolerarles “a pesar de todo”. Podemos y debemos exigirles el cumplimiento de nuestras expectativas, aquellas que surgen de una oferta electoral dada, y la solución de problemas concretos.
            Los gobernantes no son nuestros padres: deben exigirnos el cumplimiento de los deberes, la corresponsabilidad en el manejo de los asuntos públicos, nuestra participación consciente, responsable y activa en el cumplimiento de los diferentes roles que nos corresponden.
            Nosotros, el pueblo no nos merecemos todo simplemente por haber nacido en esta tierra de gracia. El gobierno tiene la obligación de ayudar a todos, especialmente a quienes más lo necesitan pero también tiene el derecho de exigir en contrapartida la modesta contribución que cada ciudadano esté en capacidad de hacer, para coadyuvar a garantizar la sostenibilidad intergeneracional de esa ayuda. Debe ayudarse directamente a quienes así lo necesiten pero hay muchos Venezolanos, que bajo ciertas condiciones, pueden no solo valerse por sí mismos sino que a su vez, pueden ayudar a aquellos a quienes el brazo del estado no alcanza.
            Ejemplos de protección mal entendida abundan: entregar viviendas dignas a damnificados es una cosa; que sean totalmente gratis es otra totalmente diferente, y otra diferente es también entregarlas totalmente equipadas con equipos de sonido y televisores pantalla plana. Una pequeña suma mensual por parte de las miles de familias beneficiadas, se constituye a su vez en viviendas adicionales para la sociedad. No puede excluirse a las familias beneficiarias de su corresponsabilidad para hacer el beneficio extensivo a otros que también necesitan. Exonerarles además del pago de servicios básicos como electricidad, gas y agua ya raya en lo extremo.
            Alojar en refugios a quienes por cualquier causa perdieron sus viviendas está muy bien, pero alimentarlos gratis durante su estadía en refugios es extremo. O es que acaso no comían en su antigua vivienda? Téngase en cuenta que el día en que por alguna falla logística la comida no llega, trancan las avenidas y protestan como los más fieros enemigos. Quienes no han visitado un refugio los invito a que lo hagan y cuenten rápidamente, cuantas personas en edad laboral se encuentra allí.
            Mantener un gasto mil millonario en divisas en importaciones y billonario en bolívares para mantener los precios de los alimentos en precios muy bajos es loable, pero ¿en qué medida llegan esos beneficios al pueblo? Me aventuro a asegurar que entre restaurantes, cafetines y otros negocios de venta de alimentos, la reventa por parte de informales en barrios además del contrabando de extracción, al menos el 50% de los alimentos de Mercal y PDVAL no llegan a quienes en teoría, somos sus beneficiarios. Mi caso particular es que mi familia no compra esos productos porque tenemos que trabajar, no podemos pedir un permiso en el trabajo para hacer tres horas de cola para comprar un pollo y por cada pollo comprado un pote de crema de arroz tampoco es necesario.
            ¿Es necesario que el gobierno “le garantice al pueblo” la compra de televisores pantalla plana y aires acondicionados? Sería preferible en todo caso, si lo que se quiere es golpear el negocio de los comerciantes especuladores, que el cupo CADIVI sea suficiente para que quien pueda, se compre su artefacto. Es más digno hacer doce horas de cola para comprar un TV?
            Parece haber una delgada línea entre “proteger” y “malcriar”, eso es válido para familias y para el gobierno de Maduro.

Economista Javier Hernandez
 @jhernandezucv