martes, 23 de septiembre de 2014

De cómo el gobierno de Chávez fortaleció el poder de POLAR y consideraciones sobre el precio de la Harina PAN

Nuevamente Empresas Polar manifiesta la necesidad de incrementar el precio de venta al público de la harina de maíz precocida como condición indispensable para seguir la producción de este rubro fundamental en la dieta del Venezolano e ingrediente indispensable en la elaboración de al menos dos platos típicos del gentilicio Venezolano donde quiera que se encuentre, y manifestaciones gastronómicas peculiares y representativas de la Venezolanidad: la arepa y las hallacas navideñas.
Hace muy poco, el gobierno autorizó un incremento porcentualmente considerable en el precio de venta al público de la harina de maíz, sin embargo, un ajuste de 218% autorizado por el estado, en el precio que se paga al productor por el  maíz, materia prima de la harina PAN, vuelve a poner en rojo la rentabilidad de la producción de ese rubro, de acuerdo a lo señalado por la empresa en su comunicado.
Por supuesto que las reacciones no se hacen esperar: desde la izquierda, la de cafetín y la burocrática, dependiente de los recursos del estado, pegan un grito en el cielo: no es posible que estos capitalistas, ricachones multimillonarios, el Mendocita ese pretenda seguir enriqueciéndose con el hambre del pueblo, los alimentos no son un negocio et etc. Mendoza es uno de los hombres más ricos del universo, así que bien podría subsidiarnos unas cuantas arepas más.
Desde la derecha por otra parte, la solidaridad automática con Mendoza y Polar, ídolos del imaginario colectivo clase media. Ellos son la viva representación de lo que quisiéramos ser, no como el autobusero ese, of course.
¿Como es que después de tanta agua bajo el puente tenemos que seguir discutiendo sobre este tema? ¿Será cierto que POLAR y peor aún, Mendoza, ganan inimaginables fortunas produciendo Harina PAN? Lamentablemente, las informaciones necesarias para que una persona pueda hacerse una idea más ó menos aproximada de la realidad de la situación no son fácilmente accesibles: el estado no publica reportes serios sobre los niveles de producción y consumo –ni de alimentos ni de ningún otro rubro- y por otra parte, POLAR, al no ser una empresa pública (porque no cotiza en la bolsa) no está obligada a hacer públicos sus informes financieros que permitan aproximarse a conclusiones razonadas sobre estos asuntos. Cabe destacar en este punto, que POLAR viene presentando en su página web, un reporte quincenal de producción y distribución de diferentes rubros, además de presentar algunas cifras en las ruedas de prensa que han brindado en los últimos tiempos. El estado sin embargo, en su condición de dueño y operador de plantas de alimentos no hace lo mismo, y las cifras que se obtienen eventualmente, no son en absoluto confiables, además que en ningún momento han refutado las cifras de POLAR.
Según las declaraciones de Lorenzo Mendoza, en rueda de prensa realizada el 28 de agosto de 2014, Empresas Polar, producirá, luego de un incremento de sus capacidades en el último año, un volumen de 605.000 toneladas de harina de maíz precocida al año, para atender el 49% del mercado. http://prodavinci.com/2014/08/29/actualidad/los-10-anuncios-de-lorenzo-mendoza-monitorprodavinci/
Tomando como cierta esta información, el volumen del mercado entonces supera los 1.2 millones  de toneladas de harina de maíz precocida al año, que equivale a más de 40 kilos por Venezolano anualmente. Eso explica parte del problema con las tallas de mi ropa.
En una situación de abastecimiento intermitente como la que presentamos en muchos rubros desde hace varios años, pero especialmente con la harina de maíz, una pregunta fija es ¿Quién abastece (ó debería abastecer) el 51% de mercado restante? Revisemos la historia reciente:
Desde que yo estaba pequeño y hacia los mandados a mi mamá, siempre hubo en el mercado apenas un par de marcas representativas de ese producto, y entre ellas había que elegir: Harina PAN del grupo Polar y Harina JUANA. Esta última era producida por una empresa Venezolana llamada MONACA, que a finales del siglo pasado, fue adquirida por el grupo Mexicano GRUMA, una multinacional del sector alimentos.
¿Que pasó con la harina JUANA? Lo mismo que pasó con buena parte de los medios de producción del país durante el gobierno de Chávez. EL 12 de Mayo de 2010, se publicó en gaceta oficial 39.422 el decreto presidencial 39.422 donde se ordena la expropiación del 100% MONACA con el objetivo de lograr la “consolidación de la capacidad de procesamiento socialista agroindustrial para la Venezuela del siglo XXI”. Elías Jaua era el ministro de Agricultura para la época. Por cierto que este personaje sigue en el gobierno, rotando de cargo en cargo, y con los mismos resultados vale decir.
Respecto a la expropiación de Monaca ha circulado tanta información que ya no sé cuál es situación actual, se habló de revertir la expropiación, de que nunca se concretó, de una sociedad con GRUMA etc. Lo que sí sé es que buena parte de la escasez de harina de maíz (y de trigo también) se debe a la paralización ó declive de uno de los más importantes productores del mercado. MONACA tenía plantas de producción de harina de maíz en Acarigua, Araure, Barquisimeto, Calabozo, Ciudad Bolívar y Maracaibo. Si alguien sabe sobre la situación de estas plantas, hágamelo saber.
Vinculado a este grupo empresarial se encontraba también el ex banquero Fernández Berrueco, quien además de una participación accionaria en MONACA, poseía y operaba al menos dos empresas adicionales productoras de harina de maíz precocida entre otros productos: PRONUTRICOS y PROAREPA. A raíz de un proceso judicial contra el referido banquero desde 2009 estas empresas, entre muchas otras, pasaron a administración del estado, con un impacto adicional en el abastecimiento el rubro.
Una breve revisión a las páginas web de estas empresas indican lo siguiente. Se desconoce qué tan actualizada pueden estar estas informaciones pero parecen bastante desactualizadas:
http://pronutricos.org.ve/nosotros.html Se señala que la empresa tenía una capacidad de procesamiento de 144.000 toneladas/año. Con el volumen actual del mercado, podría abastecer el 11,66% de la demanda.
http://proarepa.com.ve/nosotros.html Indica que su capacidad de producción es de 288.000 toneladas/año, lo que representaría el 23,32% del mercado actual.
Ambas empresas del grupo Fernández Berruecos podrían abastecer el 35% del mercado de harina de maíz precocida. ¿Cuánto producen hoy en día bajo administración estatal? Creo que nadie lo sabe y si alguien lo sabe, no lo dice.
Adicionalmente, el gobierno del presidente Chávez firmó en 2004 un convenio de cooperación con Irán que entre otras cosas contemplaba la instalación de 10 plantas procesadoras de harina de maíz precocida “Venezuela Socialista”. Se inauguró una en Urachiche (Yaracuy) con capacidad para producir 12.600 toneladas/año y estaba previsto inaugurar una en 2008 en Caicara de Maturín con capacidad para 16.900 ton/año. De esa no se supo más nada
Habiendo realizado este corto y tal vez impreciso recorrido por la historia reciente del mercado de la harina de maíz valdría la pena preguntarse si toda esa arrechera que el gobierno de Chávez hacia POLAR y que muchos de sus seguidores imitan ó legítimamente sienten ha servido para algo. El estado, la revolución Bolivariana lo que ha demostrado es una monstruosa incompetencia y falta de capacidad para cumplir aunque sea una pequeña fracción de las cosas que han prometido. Disminuir el poder de POLAR como ¿monopolio? Pasa no por congelarle los precios hasta desaparecer su rentabilidad y mucho menos por expropiarla. Disminuir el poder de POLAR sobre la alimentación de los Venezolanos pasa por desarrollar producción alternativa, sustentable, competitiva y suficiente para convertirse en una opción y que el consumidor no deba morir inexorablemente con la sabrosa harina PAN. La red estatal de distribución de alimentos puede marcar una importante diferencia en ese objetivo, pero con la demagogia y las taras mentales de la dirigencia enquistada en el Chavismo Burocrático seguramente no se logrará nada.
¿Cuál es el precio de venta de la harina de maíz, que permita a las empresas en manos del estado producir en cantidades suficientes, sustentables, de calidad y rentables? ¿Cuál es el precio que permitiría a esas empresas remunerar adecuadamente a sus trabajadores de todos los niveles, pagar impuestos, servicios, invertir en capacitación, investigación, compromiso social y aportar dividendos al estado? Bueno, ese es el precio al que hay que vender la harina PAN. Cualquier otra consideración es pura paja.

               
 @jhernandezucv



lunes, 22 de septiembre de 2014

RESPECTO AL CIERRE DE CLOROX, LA ECONOMÍA POLÍTICA Y LA POLÍTICA ECONÓMICA


El día de hoy, 22 de septiembre de 2014, la empresa norteamericana THE CLOROX COMPANY, anuncia su decisión de descontinuar sus operaciones en Venezuela por cuanto esta operación ha dejado de ser rentable para la empresa. La baja rentabilidad de la filial Venezolana se le atribuye principalmente al control de precios sobre los productos comercializados, que permanecieron congelados durante varios años y sobre los que finalmente, se anunciaron recientemente ajustes de precios, los cuales, según manifiesta la empresa en su comunicado, están lejos de devolver la rentabilidad a la operación. Se informa en ese comunicado que la filial Venezolana generó ingresos, en el último ejercicio fiscal por el orden de los 77 millones de dólares, equivalentes al 1.4% de las ventas globales de esa corporación. Si esos ingresos estaban siendo considerados a la tasa CENCOEX de Bs. 6,30 por dólar, el descalabro en las cifras es brutal. Nadie en el planeta, ó en la SEC entendería el ajuste contable que viene. Por eso los profesionales Venezolanos son tan buenos en el exterior, donde no existen las situaciones que sobrevivimos a diario. Según información de prensa, la empresa mantiene en Venezuela una plantilla de 700 trabajadores. El comunicado de la empresa puede leerse completo aquí:
La afectación sobre el empleo y sobre el ya precario abastecimiento de productos en el país, en un ambiente politizado como el que vivimos desde hace ya varios años, produce que se genere en las redes sociales y en los medios de comunicación un tsunami informativo, que exacerba las percepciones de los agentes económicos sobre la situación del país, presentando la situación de esta empresa como un signo más del final de los tiempos, del apocalipsis económico generado por un gobierno enemigo del capital privado, un elemento más para convencer a quienes no necesitan que los convenzan, de que hasta aquí llegó el río, que no va a quedar ni una empresa en el país, que ya no se va a poder limpiar, que lo que viene es hambre y miseria, agarren sus balsas y vámonos. El último que salga que apague la luz… si es que hay.
No es que sean totalmente infundados los temores, la frustración y el pesimismo de muchos de quienes ven en esta situación un fuerte impacto sobre sus percepciones sobre la economía, el cierre de una empresa siempre es una mala noticia. Las erradas políticas económicas del gobierno vienen afectando severamente la viabilidad de muchas empresas en el país, incluyendo a las empresas estatales sin embargo, es allí donde un análisis desapasionado, alejado del inmediatismo del twitter y de la avalancha de información puede aportar elementos para evaluar con racionalidad económica lo que esta situación puede significar para el país.
¿Que tiene que ver la economía política con todo esto? Bueno, la comprensión de las motivaciones fundamentales de los agentes económicos, su comportamiento y objetivos son el instrumental elemental para no dejarse llevar cual veleta por las informaciones cruzadas que nos bombardean continuamente, hoy por este episodio y mañana por otros diferentes. Trato de no ponerme muy Marxista, pero veamos el caso de CLOROX  a través de una de las categorías fundamentales del estudio de la economía: relaciones sociales de producción, esto es, la relación que se establece entre cada uno de los actores sociales respecto a los medios de producción. En términos llanos, como se comporta quien tiene medios de producción y quienes sólo tenemos nuestra fuerza de trabajo.
Un empresario, productor, independientemente de su clasificación, siempre persigue en el capitalismo, la maximización de su beneficio ajustado por el riesgo. Los accionistas de CLOROX, por seguir con nuestro ejemplo, demandan cada vez más mayores beneficios por mantener su capital en forma de acciones de esa empresa. Para ello delegan en una junta de administración la defensa de sus intereses. La empresa dispone de recursos y talentos para lograr objetivos en crear valor para los accionistas, con todas las desviaciones que se presentan en esa búsqueda. En este sentido, cualquier posibilidad de reducir costos, aumentar ventas, diversificar, vender ó comprar, invertir ó liquidar etc. está supeditada a la necesidad de presentar números del agrado del accionista. De ello depende el sueldo y las bonificaciones de quienes dirigen la empresa.
Por otra parte, nos encontramos los trabajadores y consumidores, quienes recibimos de la empresa sus bienes y servicios y los salarios. La localización geográfica de una empresa se supone que genera bienestar local en forma de empleos, inversión, demanda de insumos bienes y servicios y un círculo virtuoso de inversión-empleo-consumo-ahorro-inversión.
Finalmente tenemos al estado, actor fundamental del equilibrio social, que procura que las empresas actúen sin afectar el bienestar social general, el medio ambiente y a su vez, contribuyan mediante sus impuestos a la provisión de bienes públicos, infraestructura entre otros. De esta manera todos estamos de algún modo vinculados a la suerte de esas empresas.
¿Qué pasa cuando una empresa cierra? ¿se acaba la historia? En todo el mundo, el proceso de globalización y modernización de la economía ha desplazado parte del poder de los estados nacionales, hacia la esfera de decisión de las empresas privadas y sus accionistas, muchas veces atomizados y en absoluto relacionados con la operación de la empresa. Desde Francia, pasando por Estados Unidos hasta un pobre país de África ó Centroamérica, se considera una tragedia el cierre de una empresa, la pérdida de empleos y de impuestos que esto genera, en el entendido que la pobreza derivada de ello es caldo de cultivo para inestabilidad social, protestas y violencia en general. Debido a ello, los gobiernos de todo el mundo son tan complacientes con el capital: la simple amenaza de reducir, mudar sus operaciones y/o cesarlas activa los mecanismos de preservación de las condiciones favorables al capital, tales como las disminuciones de impuestos, flexibilización laboral ó subsidios de todo tipo. En el caso Venezolano, el subsidio más importante desde hace varios años, es el cambiario, por ello, ante las ya comunes interrupciones en el flujo de dólares, la amenaza es la misma: cierre de operaciones.
En Venezuela, desde hace mucho tiempo, el sector privado ha vivido como un vagón enganchado de la locomotora petrolera. Muchas empresas se instalaron en nuestro país al amparo de regímenes aduaneros restrictivos de la competencia foránea, que facilitaba así el disfrute del mercado interno cautivo, exenciones de impuestos ó sistemas tributarios débiles, subsidios cambiarios, créditos blandos, condonación de deudas, remate de activos anteriormente en manos del estado etc forman parte del conjunto de medidas que procuraron la industrialización sustitutiva de importaciones del país. Al cambiar las condiciones que dieron origen al establecimiento de empresas – como ocurrió en la década de los 80’s, la ilusión de la industrialización se viene abajo. Habría que ver la historia de la operación de CLOROX en el país para ver cómo surgió.
Las medidas de política económica tomadas por el presidente Chavez sin duda han creado una creciente y severa crisis de abastecimiento, inversión y producción privada, lo cual podría justificar en alguna medida la decisión de algunas empresas de relocalizar la producción. Sin embargo, retomando el ejemplo de CLOROX vemos que hace apenas unos años,  esta empresa cerró su operación de producción en Panamá, como parte de su estrategia de consolidación productiva http://mensual.prensa.com/mensual/contenido/2005/08/04/hoy/negocios/298327.html ¿Puede decirse que en Panamá hay o ha habido gobiernos adversos a la empresa privada? Creo que no
El caso es que las empresas son autónomas en sus decisiones y al parecer, los consumidores, trabajadores y los estados somos espectadores pasivos, dependientes de decisiones que en este caso, se tomaron en Oakland pero que afecta a 700 personas en Los Valles del Tuy. Si alguien no entiende la globalización, aquí está un ejemplo clarito.
Política Económica: El gobierno de Chávez no entendió, por voluntarismo y soberbia, los mecanismos de funcionamiento de la economía. La aversión al capital privado terminó perjudicando enormemente a la población que pretendió defender, afectando muy seguramente las posibilidades de éxito en el corto plazo de movimientos progresistas en todo el mundo. La situación actual de Venezuela es un argumento de oro para defender al mercado como único mecanismo “natural” de asignación de recursos. La Venezuela que nos dejó Chávez debe estar siendo estudiada en las universidades más elitescas del mundo como demostración de que el único camino es el mercado. Fin de la historia
¿No habrá entonces más cloro, mistolín ó pinesol en Venezuela? Se va Clorox y los millones de dólares que el consumidor Venezolano destina anualmente a estos productos se subliman? Evidentemente, alguien proveerá este mercado, incluso la misma CLOROX, debe tener ya un plan para abastecer el mercado Venezolano con productos fabricados en otras latitudes en condiciones más ventajosas. Han manifestado también su disposición a vender sus activos en el país. Quizá maquilarlos.
No es de extrañar que haya empresas Chinas, Turcas, Brasileñas ó incluso Norteamericanas como P&G interesadas en comprar esos activos y seguir produciendo para abastecer el enorme mercado nacional ó incluso para exportar. Para ello, el estado debe establecer una política económica de coexistencia con el sector privado productivo sin importar la naturaleza de este, procurando un sistema de administración de precios racional, lógico, que incentive la producción y facilite incluso la exportación de bienes producidos en el país, que desestimule la importación de bienes terminados. Los elementos que hicieron inviable la operación de CLOROX en el país poco ó nada tienen que ver con una guerra económica. Es la misma realidad que afecta a todas las empresas incluyendo a las empresas estatales: precios que no cubren los costos, costos que se incrementan por matraca, burocracia y corrupción, trámites que retrasan todos los procesos y falta de divisas para satisfacer oportunamente las necesidades de componentes importados. La rentabilidad es condición necesaria, Chávez y Giordani no quisieron entenderlo y estos son los resultados.
Ya vendrá quien sustituya a CLOROX y preserve los empleos en juego. Es tarea del estado crear las condiciones para ello. Lo demás, en un mercado como el Venezolano, viene por añadidura. El mejor escenario es que se produzca pronto el anuncio de algún interesado en adquirir la operación de CLOROX. El peor escenario es que ese alguien sea el estado. Dios nos libre