sábado, 15 de agosto de 2020

La asombrosa forma de fijar precios en Venezuela

El sistema de precios es un mecanismo imperfecto pero hasta ahora, el mas eficiente para la asignación de los recursos de la sociedad. Los venezolanos, luego de haber vivido los peores escenarios posibles derivados del intervencionismo estatal, clamamos -muchas veces sin entender completamente el concepto-por un sistema de libre determinación de precios por acción de la libre oferta y demanda. Ante las frecuentes polémicas que se ven en redes sociales respecto al asombroso precio de algunos bienes y servicios, opto siempre por defender el derecho de los productores y emprendedores a ofrecerlos al precio que mejor le convenga, y promuevo  que consumidores y usuarios hagan valer su poder y sus derechos, no solo mediante el constitucional derecho a pataleo tuitero, sino a través del ejercicio racional e informado de sus decisiones de compra, recompensando a los comerciantes que realmente ofrecen valor y castigando a quienes por desmedida ambición, mala fe o simple ignorancia, pretenden beneficiarse exprimiendo el mermado presupuesto familiar de sus clientes.

Errores comunes al momento de fijar precios

En la Venezuela del rebusque, luego de atravesar años de precios subsidiados, sobrevaluación cambiaria, hiperinflación, megadevaluación y una dolarización informal, es normal que en el país, los comerciantes y mucho menos los nuevos emprendedores sepan realmente cómo fijar precios para ser rentables y competitivos al mismo tiempo, como alcanzar una combinación apropiada de volumen y margen de utilidad que les permita sobrevivir en el tiempo y surfear la crisis.

Nadie quiere perder dinero, y la experiencia nos ha enseñado a hacer cobertura: ampliar nuestros márgenes, administrar inventarios, dolarizar y esperar lo peor en materia de tipo de cambio entre otras cosas. He aprendido que eso que el chavismo suele llamar la especulación de los malvados comerciantes es muchas veces, simple ignorancia e impericia gerencial que termina pagándose con una alta tasa de mortalidad empresarial. La correcta combinación entre las opciones de cobertura puede generar buenas prácticas de pricing, pero lo que se observa en muchos casos, es que se combinan todas de forma errada dando lugar a situaciones risibles o, muy lamentables. Un margen de 200% en bolívares no es de extrañarse, pero hacer lo mismo en dólares y además cargar 30% al tipo de cambio paralelo si te pagan en moneda local es un exabrupto que termina sacando del juego al emprendedor que lo haga. 

En mi experiencia personal y a través de redes sociales he visto cosas asombrosas, como una oferta de servicio de internet por USD 700 mensuales, bandejas de sushi por USD 400, pizzas de USD 50 o viajes interurbanos en taxi por USD 1,500. De hecho recientemente, un emprendedor de estos que abundan en Instagram, me cotizó en $250 un juego de edredón de Harry Potter para mi hija. El mismo producto comprado en Amazon costaba USD 60 y puesto en la puerta de mi casa, costaba $120. 

En este caso claramente, el emprendedor subestima mi capacidad como consumidor de informarme sobre opciones que hoy están al alcance de todo el mundo. Sobreestima el valor del servicio de intermediación que brinda, ya que no hace mi decisión de compra más fácil sino que por el contrario la complica ya que pide 50% de adelantado y es simplemente una cuenta de Instagram, no es un local ni un sitio web reconocido, y finalmente, subestima la existencia de competidores ya que no se trataba, en este caso, de productos únicos creados, diseñados o manufacturados por ellos sino simplemente de un commodity Made in China.

Recomendaciones para emprendedores en cuanto a su política de precios

Darle consejos a un emprendedor puede resultar un ejercicio de soberbia por parte de consultores y académicos pero bien vale la pena sugerir que atiendan a unos simples principios:

- Aprovecha cada oportunidad de venta. Piensa en el cliente como una fuente de dinero a largo plazo. En lenguaje de marketing, procura incrementar el valor de largo plazo de tu cliente, en lugar de buscar sólo cubrir el costo de adquirirlo. No subestimes el potencial de daño que genera un cliente descontento.

- Internaliza el hecho de que la competencia es global y que, gracias a internet, los consumidores podemos consultar múltiples opciones en sólo minutos y con un esfuerzo mínimo.

- Procura aumentar el valor agregado de tu servicio para diferenciarte: no se trata sólo del producto que entregas, que como sabemos mucha gente puede entregar el mismo, sino de como lo entregas. Elementos como una buena atención, respuestas rápidas, comunicación permanente, confiabilidad etc combinadas con una correcta estrategia de precios puede ayudarte a mantener el negocio en el tiempo.

Hace poco un experto en Marketing decía que hoy es más facil que nunca comenzar un negocio, pero es más difícil que nunca, hacerlo triunfar en el mercado. Si eso es verdad en sociedades mas estables que la nuestra, imaginen lo difícil que es lograrlo en Venezuela

@jhernandezucv



jueves, 31 de octubre de 2019

UNA ECONOMÍA DE FOOD TRUCKS Y BODEGONES



Ya son varias las ocasiones en las que he leído de opinadores a los que respeto, referirse de forma más menos despectiva o sarcástica al estado actual de la economía venezolana, como una "economía de bodegones" haciendo referencia a la sorprendente e inexplicable proliferación de estos expendios de mercancía exclusiva en un país cuya economía se encuentra postrada y la gran mayoría de su población, afectada una crisis humanitaria compleja en la que millones de ciudadanos carecen de acceso a una alimentación completa o servicios médicos básicos.

Hace dos o tres años habría sido impensable el panorama que vemos hoy en diferentes ciudades del país y sin duda, esta tendencia va de la mano con la creciente dolarización de su economía. El influjo de remesas de los millones de venezolanos que han emigrado en años recientes, el trabajo freelance pagado en dólares a la mano de obra más barata del planeta, la desacumulación del ahorro -honesto y deshonesto-que los ciudadanos venezolanos habían logrado durante la época de bonanza y la innegable participación de actividades ilícitas dolarizadas, especialmente el contrabando y el narcotráfico, han contribuído a que nuevas modalidades de pago se hayan incorporado a la actividad comercial en el país: dólares en efectivo, Zelle, Paypal, criptomonedas y otras formas de monedas estables, en reemplazo del bolivar flácido, cuyo valor tiende a cero con cada día que Maduro permanece el poder.

Y este era el resultado anunciado de la hiperinflación: la sustitución de una moneda que no vale siquiera el papel en el que está impresa. En la medida en que el gobierno de Maduro ha abandonado en la práctica la persecución a los comerciantes y la imposición del control de precios, haciéndose  la vista gorda con la dolarización informal, se ha reducido el riesgo cambiario -uno de los principales motivos de la parálisis económica de los últimos años- dando paso a una nueva dinámica que hoy presenciamos y que se expresa en bodegones y food trucks pero que es mucho más y mucho mejor que sólo eso.


¿Cómo es que en el peor momento del flujo de ingresos por petróleo, cuando -ahora sí y sin querer- ha muerto el rentismo petrolero; ahora que el BCV no vende dólares al sector privado, y cuando el ingreso familiar promedio se encuentra al mínimo histórico luego de años de hiperinflación, comienzan a proliferar las ventas de celulares, electrodomésticos (incluyendo un Dakazo, esta vez uno que si vale la pena) repuestos, baterías, servicios turísticos, boletos aéreos, y el abastecimiento de todo tipo de productos haya retornado a sus canales regulares?


La respuesta debe encontrarse en el cambio del rol del estado en los últimos meses. Un estado quebrado, sin dólares y con una producción petrolera reducida a su mínima expresión, no podía continuar con el rol de controlador de toda la actividad económica del país. Un gobierno que ha arruinado hasta el cierre técnico a la gran mayoría de las empresas estatales no tiene más remedio que permitir las condiciones para que el sector privado pueda medianamente iniciar la senda de la recuperación económica.

Es en este contexto donde surge entonces estas "burbujas de consumo" como se les ha etiquetado a los bodegones y food trucks por sólo nombrar dos de los más visibles fenómenos comerciales de los últimos meses. Como yo lo veo, estos emprendimientos, en una economía mucho más pequeña y débil que lo que correspondería a un pais petrolero normal, podrían ser en realidad las primeras manifestaciones de una actividad emprendedora legítima y competitiva, en tanto no depende como en otras épocas de una bonanza petrolera, del gasto público -que en términos reales no deja de caer- o de la transferencia de la riqueza petrolera del sector público al sector privado como históricamente ha ocurrido en el país, mediante exenciones impositivas, subsidios o el dolar barato, primera manifestación del rentismo petrolero que los venezolanos llevamos en el ADN social.

Quienes han decidido arriesgar capital en medio de una severa contracción del consumo, ofreciendo productos diferenciados, a un target de mercado específico que puede pagarlo, e innovando en calidad, precios, promociones etc, están usando seguramente su propio capital para importar, pagan alquileres y servicios, demandan insumos nacionales (en el caso de la oferta gastronómica) y contratan trabajadores que, en alguna medida reciben compensación igualmente en divisas, y pueden por tanto adquirir lo que hace un par de años no podían y muy probablemente, no estaban disponibles en los anaqueles.

No se trata de ser optimista o ingenuo. Estamos de acuerdo en que esto no es suficiente. Estamos de acuerdo en que la economía venezolana sigue completamente arruinada. Incluso acepto -aún sin pruebas- que muchos de los emprendedores y consumidores de estos negocios están vinculados a negocios ilícitos (son enchufados). Lo que no se puede negar es que se trata de un movimiento interesante que expresa la voluntad emprendedora de muchos de quienes contra viento y marea, apuestan a construir su futuro en este país, arriesgando su patrimonio y su tranquilidad. Lo están haciendo los pequeños emprendedores, y en alguna medida, las grandes empresas. En un contexto en el que ya no hay oportunidades de arbitraje por obtener del estado dólares, insumos y mercancía subsidiada, al sector privado no le queda sino arriesgar, invertir y competir para ganar dinero. Personalmente, conozco empresas que lo están haciendo y aunque muchos de mis colegas formadores de opinión, insistan en ignorar o minimizar el impacto que los verdaderos emprendedores tienen y tendrán en el corto y mediano plazo, hay un frágil proceso en marcha que será muy positivo. Ojalá los políticos y los asesores de cualquier signo que quieren restaurar condiciones económicas del pasado, no terminen arruinando la gestación de una nueva economía -mucho más pequeña, pero sin duda más sana que la paquidérmica economía dependiente de subsidios que ha caracterizado al país en los últimos 50 años.


@jhernandezucv








miércoles, 20 de febrero de 2019

La geopolítica detrás del derrocamiento de Nicolás Maduro



La dictadura de nuevo tipo que se instauró en Venezuela de la mano de Nicolás Maduro bien podría ser perfectamente funcional a los intereses estadounidenses de no ser por la incómoda presencia de rusos y chinos como competidores directos en el control de los recursos del país, una influencia que desde hace mucho le quita el sueño a los sectores más conservadores de los EEUU, que ven como en su patio trasero se pasean tranquilamente sus rivales históricos [1].

Es en este contexto que se produce el movimiento liderado por EEUU para derrocar a Nicolás Maduro. No se trata de un problema de catástrofe humanitaria que, ciertamente afecta a sectores de la población imposibilitados de acceder a las condiciones mínimas de subsistencia. Mucho menos se trata de la preocupación del Departamento de Estado por la pulverización de la economía venezolana y el bienestar de su población. Ni siquiera se trata de las constantes violaciones de los derechos civiles de miles de venezolanos que nos han impedido librarnos del peor gobierno en la historia del país. Se trata de que simplemente, los sectores más conservadores de la sociedad norteamericana han logrado colocar en la Casa Blanca, a unos peligrosísimos personajes que buscan -de forma abierta y desvergonzada- desplazar a China y a Rusia, de su patio trasero.

Y es por eso que, siendo Maduro el líder de una organización criminal que controla los recursos de Venezuela, se ha convertido en un objetivo relativamente fácil y de consenso para las apetencias de la administración Trump y su promesa de “hacer a EEUU grande otra vez”. La abierta participación de los EEUU, el esfuerzo invertido por la plana mayor de la política exterior gringa expresado las decenas de tuits, discursos y mensajes de Mike Pompeo y John Bolton, así como el papel del senador Marco Rubio -enfocado en ganar y mantener simpatías en su clientela electoral de Florida- obliga a pensar que esta vez, la administración Trump va a llegar hasta el final en sus intenciones de derrocar a Maduro y colocar un gobierno alineado sin cortapisas a los intereses estadounidenses. Sin embargo, no hay que olvidar que Trump en los años que tiene en la Casa Blanca ha dado unos giros fabulosos si se comparan sus acciones con sus promesas electorales, como lo evidencia su postura indefinida ante Rusia, China, Corea del Norte, y lo intrascendente de sus reformas a Obamacare, la reducción de impuestos y al NAFTA. Sólo las sanciones a Irán y la batalla por el muro quedan en pie como parte de las promesas de Trump. Necesitan una victoria, y siendo Maduro prácticamente indefendible, Venezuela parece la ocasión perfecta para que EEUU “comience a ganar guerras otra vez”[2]

Pero el mundo ya no es lo que era y los rusos también juegan -y los chinos también-. Al plantear la situación como un todo o nada, los EEUU ponen contra la pared a las superpotencias rivales que difícilmente van a ceder sin pelear, la cabeza de playa que han ganado en este lado del Atlántico. No haya nada que Maduro pueda ofrecer a los gringos, porque el objetivo grande de los EEUU es la expulsión de chinos y rusos de su patio trasero. El movimiento encabezado por Juan Guaidó por otra parte, carece de capacidad de negociación ya que simplemente cumplen órdenes de Washington, y no hay nada que le puedan ofrecer a chinos y rusos sin desatar la ira de quienes les dan las órdenes. Quien paga la música, elige la canción.

Parece entonces que el juego está trancado y que las grandes decisiones sobre el destino de Venezuela no se toman en la confrontación Maduro-Guaidó sino en las conversaciones entre Sergei Lavrov y Mike Pompeo. ¿Hay alguna posibilidad de destrancar el juego sin que haya intervención armada? Quizá. Si el PSUV y sus aliados “sacrificaran” a Maduro obligándole a renunciar, como figura representativa de un gobierno empobrecedor y violador de derechos humanos, lograrían desarticular el discurso que ha posicionado la inminente necesidad de intervención extranjera para enmascarar las verdaderas intenciones del DoS norteamericano. ¿Una transición guiada por Delcy Rodríguez representaría un cambio importante para la situación del país? Difícil de creer, pero sin duda podría dar por logrado el objetivo de la administración Trump que, como sabemos, hace ver como grandes victorias lo que en realidad son logros más bien modestos.

¿Como quedarían los dirigentes opositores locales con algo así? Mal, seguramente, pero quizá esto siente las bases para el surgimiento de una oposición hecha en Venezuela, un poco menos pendiente de los radicales del tuiter y más pendiente de la defensa de nuestros intereses y de lo que en realidad necesitamos los venezolanos: una transformación de la relación estado-sociedad, sin caer en el liberalismo simplón, pero eso ya es otro tema.

@jhernandezucv





lunes, 18 de febrero de 2019

Tres lecciones de economía que aprendió el Madurismo













-          El subsidio al tipo de cambio era totalmente inútil: Luego de CADIVI, SICAD, SIMADI, DICOM etc, la realidad demuestra que los tipos de cambio artificialmente bajos de esos sistemas profundizó las distorsiones de la economía y dio origen a mafias, además de una cultura generalizada de captura de dólares en los mecanismos oficiales para su reventa en los mecanismos “de mercado”. Desde hace un par de semanas, luego de un severo ajuste en la tasa oficial que igualó e incluso superó el tipo de cambio paralelo, y el reconocimiento de la imperfecta tasa de Interbanex como una tasa legal, el dólar “criminal” ha dejado de ser un dolor de cabeza y el gobierno ha podido aplicar mecanismos de política monetaria para controlar su escalada. Aunque no compartimos los instrumentos utilizados, la adopción de una tasa “de mercado” y el abandono del discurso del dólar criminal como justificación de la crisis es lo mínimo que veníamos pidiendo muchos analistas desde hace mucho tiempo.
-          El financiamiento monetario del déficit fiscal genera inflación: aunque quedó para el olvido la promesa de disciplina fiscal prusiana y el banco central no ha dejado de emitir dinero para financiar las necesidades fiscales del gobierno, el severo torniquete aplicado a la banca mediante el encaje legal y el encaje marginal, es un claro reconocimiento de lo que por años hemos venido diciendo la mayoría de los economistas -que esos bolívares que el BCV crea de la nada impulsan los precios y la demanda de dólares en el contexto de postración productiva en el que nos encontramos-. Aunque la medida de encaje nos parece contraproducente, es claro que hay gente en el gobierno, que a pesar de las asesorías de Curcio, Mario Silva y Serrano Mancilla, ha entendido los efectos de una política monetaria irresponsable.
-          El control de precios sólo empeora las cosas: Desde lo que presumimos como una política no anunciada de abandono de la pretensión de controlar, fijar o “acordar” precios, se observa una disminución de la escasez y el surgimiento de nuevas fuentes de oferta. Productos como pollo, carne, cauchos, baterías aceites para carro etc, hoy es posible encontrarlos en establecimientos comerciales y en el abundante mercado informal nacido en las redes sociales por obra y gracia de la SUNDDE. A pesar de que el contexto macroeconómico no es el mejor, en los últimos días se observa una relativa estabilidad de precios por efecto de las fuerzas del mercado -una oferta que reaparece y una demanda profundamente deprimida.
      
     A pesar de que estas tres lecciones son extremadamente básicas, el proceso que nos ha llevado a que los funcionarios lo hayan entendido ha sido muy doloroso y el saldo es simplemente aterrador: una economía devastada y una población depauperada. Estas lecciones llegan tarde al Madurismo -y en realidad, nadie puede asegurar que de verdad las aprendió-, cuya salida del poder parece inminente, dejando al país en manos de una facción cuyos intereses están más alineados a los de Washington que a los de Caracas, pero eso ese es otro tema.

@jhernandezucv


lunes, 20 de agosto de 2018

Plan económico de Maduro: luces y sombras


Conmoción, shock, estupor. La sociedad venezolana aún se encuentra procesando y asimilando la información relacionada con la entrada en vigencia del Plan de Recuperación económica anunciado por el presidente Maduro el viernes en la noche. La convulsión generada por el anuncio marca la agenda política, económica y social para la semana que comienza y de hecho, ya se ha manifestado durante un fin de semana en el que los rumores comienzan a impactar en los precios internos y en el tipo de cambio, lo cual, sumado a la convocatoria a paro nacional previsto para el martes 21, nos conduce a lo que probablemente se convierta en la semana más difícil en la historia reciente.




Plan de Recuperación Económica. Análisis de las medidas

El Plan de Recuperación Anunciado constituye en nuestra opinión un hito importante en la historia política y económica del país cuyo impacto se prolongará por varios años, incluso en caso de que no llegue a ser aplicado, ya que va a marcar el futuro político del presidente Maduro.

En primer lugar, debemos decir que se trata de un plan de ajuste fiscal de alto impacto, que aunque deja más sombras que luces y unas expectativas francamente negativas sobre la economía nacional para las próximas semanas, tiene algunos elementos positivos que destacamos a continuación:

El presidente reconoció que la emisión monetaria causa impactos perjudiciales a la economía: Por primera vez, el presidente se refirió a la estrategia de emisión monetaria para cubrir el déficit fiscal y aunque la mencionó como una respuesta “forzada” o circunstancial ante el contexto de guerra económica, introdujo conceptos que podrían considerarse “disruptivos” dentro de la ideología y el discurso chavista tal como la necesidad de una gran disciplina fiscal, el cual es desde nuestro punto de vista, el corazón de la crisis actual. Esto dejaría sin efecto la “pseudoideolgía” subyacente de un grupo de opinadores y economistas del chavismo, que escudándose en una “nueva escuela de pensamiento” han desestimado la ortodoxia económica, emitiendo recomendaciones que han resultado en un gran daño para el país.

Por otra parte, el presidente “legitimó” la cotización no oficial del dólar, al fijar el valor de un Petro en 360.000 bolívares soberanos. De este modo, la ficción construida alrededor de Dólar Today como causante de la crisis queda desplazada del discurso oficial. Este es un aspecto positivo de no poca significancia ya que debemos recordar que el discurso negador del tipo de cambio de mercado es una herencia del presidente Chávez.

El presidente se refirió nuevamente al tema de la política de precios internos para los combustibles, sin embargo, siguen sin dar información concreta sobre los mecanismos de aplicación de dicha política, sin embargo es de rescatar que luego de varias semanas, el gobierno mantenga un discurso orientado a superar una de las grandes distorsiones de la economía nacional.

Finalmente, el gobierno retomó la política tributaria como un elemento para mejorar los ingresos del fisco, incrementando la alícuota del IVA, incrementando la frecuencia de los pagos de tributos por parte de los contribuyentes e instaurando el impuesto al débito bancario para grandes transacciones financieras. Aunque estas medidas tienen en la práctica un impacto muy reducido debido a las dimensiones del déficit y la destrucción de la base de contribuyentes, consideramos positivo que se instrumenten medidas de política para mejorar los ingresos del fisco.

Los elementos positivos rescatados pertenecen más al campo del discurso y de las expectativas que al de los hechos concretos, sin embargo, consideramos que haciendo un seguimiento al discurso del presidente Maduro es perfectamente posible percibir como este se deslinda progresivamente de algunos elementos medulares de la praxis del presidente Chavez: subsidios y administración estatal de activos productivos entre otros, para dar cabida -en medio de limitaciones y torpezas- a un gobierno más orientado hacia el sector privado, lo cual no significa en absoluto una mayor orientación hacia el mercado sino al establecimiento de acuerdos de convivencia con grupos empresariales afines.

En cuanto los aspectos negativos el elemento que mayor impacto ha causado es el brutal incremento de 3.000% en el salario mínimo, lo que ha generado un verdadero pánico hasta ahora, por el impacto que esto debe tener sobre los precios y la propia supervivencia del comercio y empresas en general. Este anuncio entra en una profunda contradicción con los objetivos anunciados de reducción del déficit fiscal por cuanto el gobierno se verá forzado nuevamente a expandir el gasto público financiándolo con emisión monetaria ya que el fisco no cuenta nuevos ingresos o capacidad para endeudarse ni interna ni externamente para cubrir las nuevas necesidades de gasto creadas a partir del nuevo salario anunciado.

Otros aspectos negativos del plan anunciado se relacionan con la falta de abordaje sobre temas estructurales como por ejemplo, el default que se mantiene sobre la deuda externa y que elimina cualquier posibilidad de financiamiento externo para dar sostenibilidad al plan de reformas, y la producción petrolera cuyo colapso impone restricciones adicionales al flujo de recursos tanto en bolívares como en divisas para el funcionamiento del estado.

En resumen, saludamos el hecho de que, por primera vez en casi 20 años, el gobierno ha comenzado a referirse al tema económico y el país debate alrededor de las opciones pros y contras de un programa económico. El gobierno, haciendo uso de su fortaleza política ha asumido el costo político de tomar decisiones y aunque hasta ahora se presagia un agravamiento de la crisis, consideramos que estamos en presencia de una corriente pragmática dentro del gobierno que podría terminar imponiéndose en el diseño de las políticas públicas, no tanto por convencimiento y voluntad sino como una respuesta a la crisis, que amenaza con afectar de forma permanente las posibilidades del Madurismo de permanecer en el poder.

Twitter @jhernandezucv

viernes, 2 de marzo de 2018

UNA OPINIÓN CONTROVERSIAL: HAY QUE IR A VOTAR




De lo que estoy consciente:

Sé que ya existe un consenso generalizado entre los opositores en torno a la opción de boicotear las elecciones presidenciales previstas para mayo 2018. Entiendo todos los argumentos y estoy más que claro en que con las actuales condiciones electorales es casi imposible derrotar a Nicolás Maduro y su manejo déspota y deshonesto de las instituciones y recursos del estado.

Que la directiva del CNE está franca y descaradamente entregada a la tarea de preservar la permanencia de Maduro en el poder es algo bien sabido. Que la capacidad logística del estado, y grupos mercenarios, tanto de las FFAA como de civiles organizados con el propósito de compartir el monopolio de la violencia están a la orden de Maduro y de su pandilla, es algo de lo que también estamos plenamente consciente.

Mi razonamiento para ir a votar es bastante simple y se fundamenta en dos premisas básicas:

·    El país, mi familia y amigos (los que quedan en el país) no aguantamos seis años más de Nicolás Maduro y su secta desangrando y devastando lo que queda de país.

·    No puedo ni quiero esperar pasivamente la confluencia de factores ajenos a mi rango de acción individual para que me suministren una solución a la terrible situación que vivimos. Mi rango de acción como ciudadano es limitado y más allá del voto es muy poco lo que individualmente puedo hacer para desalojar del poder a los delincuentes que hoy gobiernan.

Lo que también sé:

Sé que la inmensa mayoría del país se opone a Nicolás Maduro, y que incluso dentro de las filas del Chavismo se encuentran en espera de oportunidad para salir de la miseria esclavizante que representa su gobierno.

Lo que creo:

Que el liderazgo opositor se equivoca cuando evalúa la capacidad de chantaje del gobierno a través del carnet de la patria y las presiones a pensionados, empleados públicos entre otros grupos “beneficiarios” de las políticas sociales. En realidad, hay millones de personas dentro de estos grupos que van a ir a votar obligadas por el chantaje de perder lo poco que reciben o aspiran recibir, sin embargo, la mayoría de la gente está consciente de que el voto es secreto, por lo que una candidatura opositora bien podría sacar una cantidad importante de votos incluso dentro de esta población chantajeada por el oficialismo.

Que hay que forzar al enemigo a que se equivoque. Que el CNE, las rectoras y las vergonzosas Fuerzas Armadas deben ser forzadas a demostrar su verdadero talante tramposo y deshonesto en lugar de entregarles con nuestra ausencia, la posibilidad de quedarse en el poder sin siquiera esforzarse en robarlo.

Que, en el liderazgo del Chavismo, unido circunstancialmente en su tarea de continuar saqueando el país, existen serias divisiones que deben ser aprovechadas. Una nueva demostración de fuerza y participación mayoritaria de los opositores podría contribuir a que la pelea entre capos del PSUV se agudice, responsabilizándose entre ellos por la derrota en determinados estados y por el debilitamiento del Chavismo como fuerza hegemónica.

Lo que no creo:

No creo que haya una posibilidad real de derrotar a Maduro dado el control institucional que mantiene sobre el CNE y las Fuerzas Armadas pero si se puede generar un sólido sacudón que debilite las frágiles bases de apoyo de su gobierno, dejando a la oposición en una mejor condición para enfrentar la embestida gubernamental, que la que tendría simplemente por abstenerse y centrar su esperanzas en una comunidad internacional que tiene sus propios problemas y que bien podría cambiar en su correlación de fuerzas hacia el pro-Madurismo.

Por todo eso hay que salir a votar, no porque vayamos a sacar a Maduro esta vez, sino porque con eso podemos ayudar a debilitar la coalición mafiosa del CNE, partido, Fuerza Armada y TSJ que lo sostiene, y en este momento, eso es mucho decir.

@jhernandezucv



lunes, 14 de agosto de 2017

¿Es el gobierno de Maduro una dictadura?








Aunque para muchos venezolanos es claro que si lo es, la verdad es que explicárselo a gente de otras latitudes resulta un ejercicio un poco más complejo. Nada que pueda explicarse por tuiter o a través de un post de Facebook.

¿Por qué dices que es una dictadura si acaban de ocurrir unas elecciones?

Ante una sencilla como esa, la explicación puede resultar larga y poco convincente, especialmente para aquellos quienes, mirando los toros de la barrera, han comprado aunque sea parcialmente la efectiva narrativa nacionalista y de justicia social que mantiene el madurismo a nivel internacional.

El hecho es que la dictadura Venezolana no es una dictadura tradicional como las que vivimos en America Latina durante el siglo XX. Entender que, como todo en la sociedad, las dictaduras también han evolucionado con los años, es clave para una caracterización apropiada del régimen vigente en Venezuela. En tal sentido, una revisión de literatura política disponible permite identificar algunos rasgos que hacen concluir que, si Nicolás Maduro no es un Dictador, se parece mucho.

Carl Schmit, apologista del Nazismo, describe la figura del “Dictador Comisarial” (commissarial dictator) quien ejercería una dictadura constitucional de forma temporal en un contexto de crisis, con el compromiso de retornar al orden previo, una vez superada la amenaza. El parecido con el gobierno de Maduro es innegable, ya que el presidente Maduro, al igual que el presidente Chavez en su momento, ha demostrado tener severos problemas para gobernar en un esquema tradicional de equilibrio de poderes y en tal sentido, además de una ley habilitante, el presidente tiene más de un año gobernando a través de “decretos de emergencia económica” con un lamentable resultado en términos de bienestar para una población sometida a las condiciones más miserables de existencia desde la Guerra Federal.

La celebración de elecciones, una característica fundamental del gobierno del presidente Chávez, se encuentra ahora sumamente limitada y el control que el partido de gobierno ejerce sobre el Consejo Nacional Electoral pasó de ser un mecanismo sutil, a una evidencia contundente e inobjetable cuando se consideran los innumerables obstáculos impuestos a la iniciativa de referendo revocatorio y la arbitraria suspensión y retraso de las elecciones regionales y municipales, en oposición a la inusual diligencia con la que se tramitó el proceso constituyente, un esquema fraudulento concebido para beneficiar las aspiraciones totalitarias de Maduro. Si bien, la vulnerabilidad del sistema electoral poco o nada tiene que ver con su configuración tecnológica, es el viciado marco institucional quien le otorga un ventajismo desvergonzado al madurismo, por lo que los eventos electorales, expresiones de democracia por definición, hoy son vistos con recelo y suspicacia por importantes segmentos de la población.

¿No es contradictorio decir que es una dictadura cuando puedes publicar libremente esa afirmación?

La pregunta es en si misma una demostración de que la categoría “Dictadura” continúa siendo evaluada en el marco referencial de las dictaduras del siglo XX y no de los nuevos autoritarismos característicos del siglo XXI. El debate sobre la libertad de expresión tiende a relativizarse especialmente en presencia del consenso global respecto al rol de los grandes monopolios de comunicaciones, pero es necesario decir sin duda que no es verdad que en Venezuela haya absoluta libertad de expresión. Opinar y decidir políticamente de forma libre supone consecuencias para quienes osen hacer uso de su derecho constitucional. Al chantaje y los castigos recibidos por empleados del estado y beneficiarios de programas sociales para brindar apoyo incondicional a la dictadura Madurista so pena de perder sus empleos y acceso a beneficios, se suma el hecho del manejo discrecional y arbitrario en el otorgamiento de concesiones y licencias a los medios de comunicación privados quienes, con el propósito de preservar sus negocios mercantiles, se autocensuran y limitan los espacios a la difusión de noticias que puedan incomodar al funcionariado que se ha apoderado de las estructuras del estado.

Esta estrategia de control sobre la libertad de información ha sido identificada en la literatura política como parte de la caracterización de las neodictaduras modernas. Griev y Trisman (2015) señalan una característica que le cabe como anillo al dedo al gobierno de Maduro: como parte de restricciones no tradicionales a la libertad de información, los gobiernos optan por “pagarles a inversionistas amigos para comprar y domesticar a medios críticos”. En Venezuela, varios de los principales medios de comunicación han sido negociados en opacas transacciones que han conducido a un cambio de manos y dramáticos giros en su línea editorial, como es el caso de Globovisión, Cadena Capriles y El Universal. Si hay operadores pro-gobierno detrás de tales adquisiciones, es algo muy difícil de comprobar, pero lo que si es muy evidente es la adopción de una línea editorial absolutamente complaciente con los intereses del chavismo.

Un reconocimiento que hay que hacerle al gobierno de Maduro es la eficiencia del aparato de propaganda, que ha logrado mantener a una parte de la población, minoritaria pero significativa, consumiendo sin procesar las diferentes narrativas que exculpan al gobierno y responsabilizan a casi cualquier otra entidad posible y por supuesto al sabotaje, de la desastrosa situación del país en todos los órdenes.

Un rasgo característico de la dictadura venezolana es la creencia de que es el ciudadano quien debe obediencia al gobierno y no al contrario. La creciente militarización de la sociedad va más allá de la masiva presencia de funcionarios militares en la dirección del estado en todos sus niveles y campos de acción, sino que se esparce como una forma de pensamiento en la que la lealtad y las simpatías políticas se han transmutado en obediencia ciega y el disentimiento, en traición, una categoría sumamente peligrosa, como evidencian los episodios históricos de purgas en el ocaso del estalinismo.

En resumen, el gobierno del presidente Maduro es cualquier cosa menos una democracia, al menos no una democracia en el sentido tradicional de respeto a las libertades individuales y derechos fundamentales como la libertad de expresión. Además de contar con el lamentable récord de destruir la economía de un país, es un hecho el uso de las instituciones y los mecanismos del estado para favorecer su opción política, en un esquema inescrupuloso de abuso de poder y de los recursos de todos los venezolanos. Las oportunidades para salir de este desastre de manera pacífica son limitadas, por lo que hay que aprovechar cada una de ellas, en tanto se materialicen las condiciones que en todos los órdenes de la vida social, presionan para la salida de quien sin duda, pasará a la historia como el peor presidente de la historia de Venezuela.

Referencias

Guriev, S., & Treisman, D. (2015). How Modern Dictators Survive: Cooptation, Censorship, Propaganda, and Repression. SSRN Electronic Journal. http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.2571905

Levinson, S., & Balkin, J. (2009). Constitutional Dictatorship: Its Dangers and Its Design. Presentation, American Political Science Association Convention.