martes, 22 de julio de 2014

Alianza estratégica y otros cuentos chinos

Un aspecto en el a Chávez nadie le quita lo bailao es en su visión de la geopolítica mundial. La concepción de Chávez sobre un mundo multipolar, pocas veces ha sido expresada por gobernantes del mundo, salvo honrosas excepciones. En el caso Latinoamericano, y en el tercer mundo en general, es lo más normal que apenas toma posesión formalmente un gobernante, casi al día siguiente sale disparado hacia Washington, a presentar sus respetos y a reafirmar -foto mediante-, su voluntad de crear condiciones “amigables” para los negocios y la inversión extranjera.
En cuanto a modo en que se ejecutó la política exterior ese es otro tema. Se puede tratar de entender pero en modo alguno aprobar y avalar, que la diplomacia Bolivariana nos haya resultado tan costosa como efectivamente lo ha sido. La diplomacia petrolera, con ofertas de ayuda internacional en efectivo y sin reembolso a muchos países, la compra de todo tipo de mercancías al sector privado de los nuevos socios ideológicos (la mayoría no tan firmes en sus convicciones, o en cualquier caso mucho más baratos y/o chantajeables) y el desarrollo conjunto de proyectos con las burguesías locales de esos países para establecer un canal permanente de extracción de nuestros recursos, copa nuestra agenda internacional en años recientes.
En cuanto a la contratación de empresas privadas extranjeras en un absurdo intento por destruir a la burguesía local como si fuesen en esencia diferentes, los resultados están a la vista. La opacidad de los acuerdos son fuente inagotable de corrupción y muchos de ellos (la mayoría de hecho) no se han concretado y se paralizan a cada rato por la simple razón de que el principal objetivo de las empresas a cargo es –y que casualidad que en eso no importa el país de origen- ganar dinero. Tanto y tan rápido como se pueda.
Usualmente un país cualquiera establece acuerdos de negocios con otro país con la finalidad de abrir un mercado para sus empresas. Para lograr aumentar la demanda de sus productos y con ello, elevar el nivel de actividad económica y el empleo interno. Por eso los presidentes viajan acompañados de ejércitos de empresarios, que son en última instancia quienes dan contenido concreto a los acuerdos alcanzados de cumbre en cumbre. Chávez obviamente lo sabía, sólo que en lugar de hacer lo mismo, actuaba como el comprador solvente de cuanta cosa estuviese disponible en el mercado internacional, sin considerar siquiera la posibilidad de abastecerse localmente de ese bien o servicio y/o de desarrollar la capacidad interna de producción. Las milmillonarias compras de barcos petroleros y militares a España, Argentina, Brasil, Irán y por supuesto, China es sólo una de las armas usadas; así como las compras de alimentos a Brasil y Argentina, por no mencionar el ofrecimiento de refinerías y convenios de suministro petrolero preferencial a varios países de África, Medio Oriente, Centroamérica y El Caribe.
Si detallamos el caso Bielorruso, vemos que nos han vendido miles de camiones y gandolas que no hubiesen podido colocar tan fácilmente en otros mercados por cuestiones de competitividad y por supuesto por cuestiones políticas, por lo que han venido a dar a nuestra tierra de gracia básicamente en las flotas de empresas e instituciones del estado. No contentos con eso, establecimos alianzas con los fabricantes para ensamblar en tierras Venezolanas los mismos vehículos, es decir que creamos un mecanismo de dependencia permanente de insumos importados para una Industria LEGO, que ensambla componentes importados sin aportar absolutamente nada de valor agregado nacional. Una industrialización que no libera, sino que esclaviza.
Los casos de China y Rusia son diferentes. Tiene sentido aliarse con estas potencias para evitar la agresión unilateral norteamericana especialmente durante la gestión de Mr Danger-Cheney y los Neocons. Se asume que si somos importantes para China y Rusia, si somos buenos clientes de la industria armamentista rusa, de la industria aeroespacial y automotriz china, si les dejamos que exploten parte de la faja del Orinoco, si le entregamos unos cuantos buenos contratos pagando en cash ó con recursos de valor estratégico para sus empresas, seguramente los Estados Unidos no podrán agredirnos tan fácilmente. En la escuela donde yo estudiaba le llamábamos a eso pagar la prote.
En cuanto a la reciente visita del presidente de China a nuestro país, hay que considerar que no es poca cosa, desde mi punto de vista es una poderosa señal de la época de cambios que vive el planeta. Es una época de cambios, no un cambio de época. El poder mundial se está reequilibrando y la hegemonía Norteamericana tal como la conocemos está desapareciendo ó al menos cambiando. Eso lo tienen bien claro los Think Tanks norteamericanos y no en vano, las más prestigiosas publicaciones estadounidenses manejan permanentemente entre sus hot topics, el avance de China y el declive de EEUU como superpotencia global.
Ojo, no es que el imperio está muerto, no es que entre Maradona, Chavez y Evo enterraron al ALCA, olvídense de eso. En la compleja arena de las relaciones internacionales, la interdependencia de los intereses subyacentes no es algo que salte a la vista, y la simplificación entre buenos y malos es probablemente el peor de los instrumentales para abordar una realidad prácticamente imposible de entender para cualquier mortal más preocupado por la falta de harina pan y repuestos para el carro, que por el devenir del modo de producción capitalista. Si. Debe entenderse que el modo de producción global es el capitalismo, que no ha muerto y que si bien no goza de muy buena salud, es el modo dominante incluso y muy especialmente en China.
Para aterrizar un poco las implicaciones de la relación con China, debe manejarse esta información. Aunque sea la de fuentes oficiales
• En el Plan de la Patria se nos informa que el país ha recibido 32 mil millones de dólares de préstamos de China hasta el 2011.
• En los estados financieros de PDVSA de 2013 se indica que PDVSA destina entre 415 y 476 mil barriles diarios de petróleo al pago de esos préstamos. A un precio promedio de USD 93 por barril hablamos de aproximadamente 41 millones de dólares diarios para pagarle a China. Para ponerlo en contexto les comento que en la página web de la empresa CITIC construcciones, se informa que se suscribió un acuerdo con el estado Venezolano para la construcción de 20.000 viviendas por un valor de 942 millones de Euros, lo que arroja un precio de 47.100€ por cada vivienda. Ignoremos que ese precio es perfectamente alcanzable para una empresa nacional por lo que no tiene mucho sentido contratar empresas extranjeras para hacerlo. Aun ignorando eso, es duro ignorar que con el monto que Venezuela cancela todos los días a China por prestamos cuyos resultados no vemos simple vista, se podrían construir 661 viviendas.
Y viene la pregunta incómoda: ¿A dónde fue a parar semejante cantidad de dinero? ¿Dónde están las obras de infraestructura, de desarrollo industrial, agrícola, científicas y tecnológicas que harán de nuestro país una potencia? Por favor no me digan que son los satélites…
Tomando nuevamente el Plan de la Patria como fuente, el destino de estos recursos debería ser el siguiente:
− Proyectos de infraestructura, tales como trenes, autopistas, puertos, marítimos y redes de telecomunicación.
− Proyectos de desarrollo social, tales como viviendas, hospitales y centros de atención médica.
− Proyectos de desarrollo energético, tales como refinerías, plantas de procesamiento de gas natural, líneas de tuberías para petróleo y gas natural, plantas de procesamiento de gas licuado, proyectos de extracción, transporte y comercialización de carbón;
− Proyectos de transporte de crudo y productos secundarios y de construcción de tanques.
− Proyectos de integración industrial, tales como construcción de buques comerciales, empresas relacionadas con gas natural, fabricación de fertilizantes, manufactura de productos químicos.
− Proyectos para la industria del automóvil.
− Proyectos agroindustriales, empresas para ensamblaje de productos de alta tecnología, empresas proveedoras de servicios para la industria petrolera, manufactura de acero y aluminio y compañías mineras.

En ese contexto, recibimos la visita del presidente chino Xi Jinping, quien aparte de lo simbólico de la visita, comprometió posibilidades de financiamiento por un poco más de cinco millardos de dólares adicionales para el país. Si corren la misma suerte que los primeros 32 millardos, es poco lo que hay que celebrar.
Para China en cambio, es un excelente negocio. Presta dinero, asegurándose el suministro de una materia prima estratégica para su país como lo es el petróleo. Y con ese mismo dinero genera nueva demanda para sus productos industriales, para el desarrollo de su sector servicios (ingeniería y construcción, por ejemplo) y gana una sólida posición estratégica en el hemisferio occidental, que definitivamente es lo más importante, dado el tamaño del mercado local, comparado con las exportaciones Chinas.
¿Es intrínsecamente malo el realizar acuerdos con China? Absolutamente no. En ese sentido Chávez visionó que debía aliarse al nuevo hegemón y lo hizo, muy exitosamente. ¿Los venezolanos tenemos algo que celebrar con esa visita? Tampoco, hasta tanto se vean resultados concretos de estas alianzas, de este nuevo endeudamiento que hoy agarramos, por más virtuoso que sea el mecanismo (que sí, es muy favorable) y más allá del discursito antiimperialista que nuestra burocracia y los medios de propaganda repiten cual mantra.
De China tenemos muchísimo que aprender. No es para nada antipatriótico desear que comiencen a manejar las empresas de Guayana (si antes la manejaban Argentinos cual es el rollo) y que incluso compren la Torre de David. Lo importante es tener claro que el modelo Chino de desarrollo es un modelo soportado en explotación de la mano de obra, bajos salarios, supresión de derechos laborales y una irracional explotación de la naturaleza que lleva a que los niveles de contaminación del aire en Beijing y otras ciudades principales sea simplemente insoportable. Y nosotros con tanta montaña para respirar.
Creer que estamos mejor por nuestra renovada relación con China es un absurdo, un cuento Chino. No importa cuánta plata recibamos a cuenta de nuestro petróleo si le damos el mismo uso que se le han dado a las enormes riquezas del país desde hace mucho tiempo, pero especialmente durante la administración del presidente Chávez, responsable en últimas del manejo de esos recursos y de los pobres resultados obtenidos.
Depende de nuestra capacidad productiva, gerencial pero especialmente ciudadana, darle un buen uso a esos recursos. No más cheques en blanco para el gobierno, por favor.

我們相信上帝
(Según Google significa In God we Trust)

@jhernandezucv

viernes, 18 de julio de 2014

Antes de Emigrar. Para los que se irían demasiado

La economía no es una ciencia exacta. En su condición de ciencia social, pretende entender y más aún explicar mediante la formulación de ciertas “leyes” el resultado esperado, ante las acciones de los agentes económicos; consumidores, productores, reguladores etc. Estos agentes, en tanto humanos, están sujetos a una complejísima conformación en sus patrones de comportamiento, imposibilitando la formulación de postulados del tipo “Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria…”.

El comportamiento de los agentes económicos ofrece infinitas combinaciones y por lo tanto infinitos resultados posibles, que la ciencia económica procura agrupar en grandes categorías: crecimiento, recesión, inflación entre otros.

Toda esta perorata pseudo académica se me viene a la mente ya que, en los últimos años y como parte de las interacciones sociales del Venezolano –cerveza y parrilla mediante- se presenta siempre la discusión y los comentarios sobre emigrar ó quedarse. Supongo que este debate se dá en todo el mundo pero en nuestro país es bien particular debido a la amplia pero distorsionada exposición del Venezolano promedio ante las realidades que se viven en otros países.

Me explico, en los últimos años al amparo de CADIVI y la brutal sobrevaluación del bolívar, resurgió el turismo cambiario, entendiendo este como aquel que realiza cualquier mortal con tarjeta de crédito para hacerse de una asignación de moneda extranjera a tasa subsidiada para luego venderla en el mercado negro, aprovechando el enorme diferencial y las infinitas posibilidades de arbitraje en cualquier ramo que ofrece una economía tan distorsionada como la venezolana. No es un fenómeno nuevo, si consideramos que el célebre “tá barato, dame dos” fue el rasgo distintivo del venezolano en el exterior durante los 70’s.

Buena parte de la población puede jactarse de haber viajado al exterior al menos una vez en su vida, no importa su clase social. Y es que todos conocemos a alguien que gracias a la revolución tuvo la posibilidad de conocer esos paraísos terrenales que son Perú, Panamá ó Cucuta. En su condición de turistas, estos viajeros no se mezclan entre la realidad de esos supuestamente prósperos destinos, sino que ven los toros desde la barrera, con la posibilidad de gastar 2000,2500, 3000 dólares en compra de ropas y electrónicos en una semana, cosa que seguramente no pueden hacer muchos de los residentes de esas ciudades. Rara vez vemos lo maravilloso de nuestros destinos turísticos desde los ojos de los muchachos que trabajan en los malls en horario extendido, ó nos ponemos en el lugar del mesonero ó del taxista que nos atiende. Muchos piensan que Ciudad de Panamá ó Miami por ejemplo son el cielo en la tierra, que allá todo es bello, quisiéramos quedarnos viviendo allá y por supuesto cuando regresamos y alguien nos pregunta cómo nos fue no falta la respuesta “allá es otra vaina”, “no es como aquí”, “aquí, volviendo al infierno” o todas esas expresiones autodegradantes que todos los días del mundo repetimos autocompasivamente.

Y no es que nos falten razones para quejarnos. Las colas, la inseguridad, el caos urbano, lo difícil que es aquí toda vaina,  y lo más importante, la pérdida de la esperanza en que el futuro será mejor. Bajos salarios, la imposibilidad de comprarse un carro, un apartamento no son percepciones infundadas. Son duras realidades, que deprimen y que obligan a considerar la posibilidad de emigrar. Son muchos los que “se irían demasiado”

Pero tomar la decisión de emigrar no es cualquier cosa. Muchos de quienes lo hicieron en años recientes hoy están de regreso en el país, mientras que muchos de quienes están fuera no la pasan mucho mejor, sólo que sus problemas son de otra índole. No es la falta de carros ó de boletos aéreos, es la falta de dinero para comprarlos, ó la falta de tiempo para disfrutar de los aspectos de la vida no vinculados a la prosperidad material, aquellos que son muchos y que pasan desapercibidos en la interminable carrera por ser, a través del tener.

Me voy a permitir copiar algunos párrafos tomados del libro “El Precio de la Desigualdad” (2012) de Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, a quien nadie, salvo locos como los generales Lucio, Peñaloza ó el profeta (y sus seguidores) podrían acusar de Chavista ó comunista. En este libro se hace una descripción de cómo el ciudadanos promedio en los Estados Unidos vienen enfrentando una situación cada vez más difícil para sostener el nivel de vida de sus familias, enfrentado el deterioro de sus posibilidades de progreso social. Nada que ver con nuestras fugaces vacaciones en Disney y nuestras maratónicas sesiones de Shopping turístico. Es una realidad marcada más bien por extensas jornadas de trabajo, poca estabilidad, pocas vacaciones y la terrible realidad de que si enfermas ó tienes un accidente, es bien probable que todo lo que logres acumular se destruya mucho más rápido de lo que se piensa.

Que esto no se entienda como uno de esos argumentos trasnochados de que los venezolanos estamos mejor que los norteamericanos y que el imperio cae mañana. Tampoco es necesario que se me diga que aquí estamos peor, y que el salario mínimo alcanza apenas para comprar un par de zapatos, no estoy tratando de convencer a nadie. Trato de hacer ver que, especialmente para el emigrante hispano la situación es bastante más compleja de lo que nuestra experiencia viajera subsidiada por el petróleo nos ha permitido conocer.

A continuación algunos extractos de la caracterización de Stiglitz:

Supongamos que el asalariado goza de buena salud y consigue trabajar un total de 40 horas semanales (la semana laboral media de los trabajadores estadounidenses es de solo 34 horas) con un salario ligeramente por encima del mínimo: digamos de aproximadamente 8,50 dólares por hora, de forma que después de pagar su cuota de la Seguridad Social, el asalariado recibe 8 dólares por hora y, por consiguiente, recibe 16.640 dólares por sus 2.080 horas. Supongamos que no tiene que pagar impuesto sobre la renta, pero su empleador le cobra 200 dólares al mes por un seguro médico para toda su familia, y se hace cargo de los restantes 550 dólares mensuales del coste del seguro. Eso deja sus ingresos disponibles en 14.240 dólares anuales. Si tiene suerte, puede que consiga encontrar un apartamento de dos dormitorios (con suministros incluidos) por 700 dólares al mes. Eso le deja 5.840 dólares para hacer frente a todos los demás gastos familiares del año. Igual que la mayoría de estadounidenses, es posible que considere que un coche es una necesidad básica; el seguro, la gasolina, el mantenimiento y la amortización del vehículo pueden suponer fácilmente 3.000 dólares al año. Los fondos que le quedan a la familia ascienden a 2.840 dólares —menos de 3 dólares diarios por persona— para cubrir los gastos básicos, como la comida y la ropa, por no mencionar las cosas que hacen que la vida valga la pena, como las diversiones. Si surge algún problema, sencillamente no hay ningún colchón.

Teniendo en cuenta que aproximadamente cincuenta millones de estadounidenses carecen de seguro médico, una enfermedad puede colocar a toda una familia al borde del abismo, una segunda enfermedad, la pérdida de un trabajo, o un accidente de automóvil pueden empujarla al vacío. De hecho, los últimos estudios han revelado que, con gran diferencia, la mayor parte de las bancarrotas personales están asociadas con la enfermedad de un miembro de la familia

Muchos de los desempleados de mediana edad no veían ninguna perspectiva de volver a encontrar jamás otro trabajo. Para los mayores de cuarenta y cinco años, la duración media del desempleo ya está aproximándose a un año

Incluso los empleados saben que sus puestos de trabajo están en peligro y que, con el elevado nivel de desempleo y el escaso nivel de protección social, sus vidas podrían dar un repentino giro a peor. La pérdida de un empleo significaría perder el seguro médico y, tal vez, incluso perder su casa.

Más de un 20 por ciento de las personas que tienen una hipoteca están «bajo el agua» (underwater), es decir, deben más dinero de lo que vale su casa.

La tasa de encarcelamiento de 730 por cada 100.000 personas (equivalente a 1 de cada 100 adultos) es la más alta del mundo, y aproximadamente entre nueve y diez veces mayor que la de muchos países europeos.

Algunos estados se gastan en sus instituciones penitenciarias tanto como en sus universidades

Un número cada vez mayor de estadounidenses apenas es capaz de cubrir sus necesidades básicas. Se dice que ese tipo de individuos está en situación de pobreza. La proporción de personas que estaban en esta situación era del 15,1 por ciento en 2010, frente al 12,5 por ciento de 2007

Para no hacer más largo el asunto, quisiera agregar que no hay modelo económico perfecto. Incluso Noruega con su Fondo Soberano de USD 800 millardos mantiene una deuda externa de USD 700 millardos y una dependencia del petróleo que amenaza la sostenibilidad en el largo plazo del enorme bienestar social alcanzado. Por eso, la decisión de emigrar, de irse demasiado no debe tomarse a la ligera, sin bases ó después de ser atracado por algún motorizado en la autopista. ES TODO

@jhernandezucv



martes, 8 de julio de 2014

Comentarios sobre la Unificación Cambiaria

¿UNIFICACION CAMBIARIA Ó PAQUETAZO SIN ANESTESIA?

Vuelve a hablarse sobre la unificación cambiaria. Al parecer, el lobby de ciertos grupos financieros comienza a hacer su efecto sobre el gobierno nacional y ya el ministro Ramírez ha señalado la inconveniencia de continuar con un complicado sistema de tres tipos de cambio.
No es que no tenga razón, hay consenso entre la mayoría de los economistas, especialmente esos a los que por mucho tiempo se le ha acusado ser “de derecha” sobre la necesidad de ordenar un solo tipo de cambio. Ahora desde el gobierno coinciden con lo que acaba de pedir FEDECAMARAS: control de cambio pero a un solo precio. El mundo sí que da muchas vueltas
Venezuela es una economía enferma, brutalmente distorsionada. No es posible siquiera pensar en la unificación cambiaria en el corto plazo, yo lo consideraría un plan a 3, a 5 años como mínimo. Y no puede haber un solo tipo de cambio porque en este país, conviven dos economías, con productividades ampliamente diferentes.
Por un lado, tenemos una economía petrolera, muy eficiente (en términos relativos) en la producción de dólares. Esta industria hoy genera al menos cien millardos de dólares en ingresos al año, representa el 95% de los ingresos por exportaciones, el 35% del PIB (directamente), el 50% de los ingresos del fisco y adicionalmente aporta contribuciones prefiscales por el orden de los 15-30 millardos de dólares al año (depende del ejercicio). Como se ve, es el único motor de la economía nacional.
Por otra parte, tenemos una economía petrolera muy ineficiente, importadora neta de cuanta baratija oferten los mercados internacionales, con un sector industrial privado insignificante, altamente dependiente de la importación de materia prima, tecnología, repuestos y otros. Finalmente, tenemos un hiper estado que se ha convertido en el propietario de grandes medios de producción, deficitarios en su mayoría, dependientes de subsidios fiscales, cambiarios, impositivos y operativos. En ese contexto, con un sector agrícola arrasado y severas deficiencias en la prestación de los servicios más básicos como electricidad, gas doméstico, agua potable, salud y educación, el gobierno se ha puesto a pensar, seguramente de la mano de cierta asesoría gala que hay que empezar por el final el necesario programa de ajustes, por la unificación del tipo de cambio. Oui Monsieur.
Informaciones de prensa han señalado, que en el gobierno se maneja la cifra de 25-30 Bs por dólar para el inicio de la “unificación” cambiaria –seguramente pondrán a los loritos de siempre Farías, Sanguino y otros a decir que no es devaluación- ¿Se habrá pensado bien en las consecuencias de hacer algo semejante? Un país estructuralmente acostumbrado a subsidios de todo tipo, que tiene ya varios años utilizando un tipo de cambio artificialmente barato para aumentar la capacidad de consumo de la población podrá resistir esto? ¿Cuáles serán los mecanismos de compensación para todas aquellas familias que hoy compran en las redes estatales cuando estas dejen de recibir dólares a 6,30 y comiencen a importar a la nueva tasa única? ¿Qué pasaría con los precios máximos de venta?
Otras preguntas ingenuas respecto al tema, esta vez orientada a quienes como muchos, tienen posibilidades un poco más allá de las tres comidas diarias: ¿Si el dólar “baja” a 25 bolívares, cuantos dólares estaría dispuesto a comprar? ¿en cuánto se endeudaría al 24% ó 29% de ser necesario? Téngase en cuenta que a Bs. 25, un carro usado cualquiera de gama baja cuesta $40.000. Yo vendería mi casa y me voy al mercado cambiario, Claro,  no faltará quien diga que mi problema es de valores.
¿Cuál es la tasa de cambio que puede hacer medianamente competitiva la producción nacional? En qué punto se haría rentable la sustitución de importaciones y la utilización de la capacidad ociosa de nuestro diminuto aparato industrial? Para ponerlo más claro: ¿Cuánto costaría un Vergatario –símbolo para muchos de la gloriosa época en que el comandante hizo de Venezuela una tierra independiente en materia tecnológica e industrial- si VTELCA tuviese que acudir al mercado unificado? SI el BCV no ha podido cubrir toda la demanda de SICAD2 a Bs. 50, como puede esperarse que la cubran a 25 ó 30? ¿21 millardos de dólares parece una cantidad acorde de reservas para realizar la unificación? ¿Cómo queda el salario mínimo a esa tasa y más triste aún, cuanto sería el salario de un médico ó un maestro en dólares? La unificación cambiaria como medida en el contexto actual sería una delicia para para los asesores comisionistas, pero un desastre social. El Caracazo, los intentos de golpes de estado y la inestabilidad política de aquellos años serían un recuerdo agradable en comparación a lo que se vendría.
No veo viable en el corto plazo una unificación del tipo de cambio. Debe comenzarse por atacar las causas de la inflación, dejar únicamente dos tipos de cambio, dejar deslizar progresivamente la tasa SICAD1, eliminar la tasa CENCOEX, reducir subsidios, especialmente el absurdo subsidio a la gasolina, racionalizar el gasto público, un plan de recuperación de las empresas estatales ineficientes ó su liquidación /privatización de ser necesaria, reducir el déficit de PDVSA, prohibir el financiamiento monetario entre otras medidas deben ser estructuradas en un plan coherente, a tres ó cinco años. ¿Qué suena a FMI? Es cierto pero si es lo lógico tocará hacerlo, lo que obligará a muchos a tragarse su discursito antiimperiaista. ¿Es impopular? Tal vez, pero es que buena parte de nuestro problema es que la construcción de la popularidad y de los mitos nos ha llevado a un uso extremo de los recursos (Giordani Dixit) y no hay precio del petróleo que aguante semejante despilfarro, ineficiencia y corrupción.


@jhernandezucv