Una vez más la máquina de rumores
lanza a la opinión pública una nueva matriz de opinión: Venezuela avanza hacia
la instauración de un corralito financiero que limitaría las cantidades de
dinero que las personas, naturales y jurídicas pueden disponer en un lapso de
tiempo determinado. La escasez de billetes de alta denominación, y los costos
de transacción asociados al pago en efectivo de cualquier bien o servicio que
se traducen en largas colas en los dispensadores de efectivo serían, de acuerdo
a quienes validan la idea, los síntomas inequívocos de que la economía se queda
sin dinero. El componente político típico de “compren enlatados y no se queden
sin efectivo” posiblemente añade algo más a la desquiciada situación de la
economía venezolana.
Que es un corralito financiero?
Es un mecanismo legal de
restricción temporal a la libre disposición de los recursos financieros
depositados en el sector financiero. El objetivo es evitar un debilitamiento
acelerado de la liquidez del sector bancario por cuanto los depositantes
estarían decantándose por salvaguardar sus recursos en forma de otros activos,
típicamente, moneda extranjera. Algo como lo que ocurrió en Argentina hace más
de una década o lo que vive Grecia recientemente.
Los depósitos en la banca se
encuentran por lo general, a la vista del depositante, es decir, que puede
disponer de ellos casi inmediatamente, mientras que los préstamos realizados
por la banca estás sujetos a lapsos más amplios de recuperación. Si todos los
ahorristas van a la taquilla al mismo tiempo impulsados por el pánico, las
instituciones simplemente no pueden responder a todos los usuarios por la
totalidad de los recursos. Allí es donde estaría el problema.
Corralito en Venezuela?
Tomar una medida de corralito
financiero en Venezuela es, a todas luces, un sinsentido, que evidencia que la
máquina mayamera de rumores actúa guiada por intereses políticos y, entre
tanto, hacen jugosos negocios ante una economía postrada gracias a un gobierno
altamente incompetente.
En el país rige un severo control
de cambio desde hace más de una década. La economía sufre en la actualidad una
severa contracción del Producto Interno Bruto que podría llegar a 10% al cierre
de año. Es perfectamente palpable la severa escasez de opciones de inversión en
bienes durables como autos, viviendas ó incluso electrodomésticos. Ahorrar en
divisas es casi imposible dado el completo bloqueo de la cuenta financiera de
la balanza de pagos y el elevado precio del dólar paralelo que pulveriza
cualquier excedente en bolívares. ¿Si no hay bienes incluso los más básicos,
que haría la gente con el dinero que saque de la banca? Mientras eso ocurre, el
Banco Central de Venezuela inyecta miles de millones de bolívares sin respaldo
a la economía. La única cosa que no falta en Venezuela es dinero. Que no
alcance para nada es otra historia.
¿Por qué el rumor tiene pegada?
El rumor de un corralito tiene
pegada en el país por varias razones. La primera es la polarización política,
que hace que buena parte de la población crea automáticamente en informaciones
incluso tan disparatadas como esta y las divulgue masivamente. En las redes
sociales los rumores se propagan como el fuego en el monte seco.
Otra razón es que Venezuela se
encuentra gobernada por un equipo económico de comprobada mediocridad, que permanece
impávido ante el acelerado descalabro de todas las variables macroeconómicas.
Ante semejante cuadro, ¿Qué de raro tendría una medida que siga haciéndole la
vida difícil al ciudadano?
Finalmente, es un hecho que no
hay billetes, que dado el nivel de precios actual cualquier compra mínima
requiere de paquetes de billetes sin valor, lo que obliga a demandar más
efectivo cuando justamente hay, según informaciones de prensa, una disminución
de billetes de alta denominación.
Debe entenderse, sin embargo, que esa
situación nada tiene que ver con un corralito financiero. Es simplemente un
problema de logística, un problema transaccional derivado de un incremento en
la velocidad de circulación de los billetes en un contexto de alta inflación y
de creciente informalización del comercio. Los bachaqueros en su gran mayoría, no tienen punto de
venta.
Si en Venezuela existiera un Banco
Central, ya se estaría ampliando el cono monetario y emitiendo billetes de
mayor denominación. Es un mito que los billetes de mayor denominación
generarían mayor aceleración en los precios. La inflación ya la estamos
viviendo, los nuevos billetes serían el reconocimiento del fenómeno; quizá por
ello, el circo que dirige el país se rehúsa a hacerlo. Como siempre, si no
reconocemos un problema, quizá desaparezca por sí solo.
La falta de billetes y el aumento
en su velocidad de circulación eleva los costos de transacción, incrementa los
costos operativos de la banca y del banco central, y aumenta la inseguridad
ciudadana al forzar a la gente a disponer de grandes cantidades de efectivo.
El gobierno debe ocuparse de
masificar el uso del dinero electrónico, tanto en volumen como en alcance. Hoy
es común que los establecimientos no acepten pago electrónico porque los puntos
de ventas están dañados y notablemente escasos. Por otra parte, dotar al
territorio de la infraestructura de telecomunicaciones necesaria para que el
dinero electrónico se haga presente en cada vez mayor cantidad de rincones del
territorio, impulsando la bancarización que aún hoy es reducida en buena parte
del interior del país.
Por supuesto que debe tomar
medidas de ajuste económico que restauren equilibrios mínimos, desaceleren la
inflación, mejoren el abastecimiento y detengan la formación de expectativas
negativas, pero eso es otro tema.
@jhernandezucv
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