"Cada vez que se encuentre usted del lado de la
mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar"
Mark Twain
Las generalizaciones siempre son
malas (lo cual es una generalización). Cuando se generaliza, cuando se construyen
agregados de diferente índole, se pierden de vista particularidades muchas veces
de gran importancia. De allí la inconveniencia de hacer generalizaciones en
grupos humanos, entendiendo que, aún en el agregado, estos están formados por
individuos, cada uno de ellos único e incomparable, cuyos comportamientos
sociales están condicionados por sus historias personales, valores, formación
académica, gustos y preferencias entre un largo etcétera.
En Venezuela en años reciente,
debido a la polarización política, la evaluación del acontecer económico,
político y social suele despacharse ligeramente mediante la formulación de
postulados explícitos ó velados del tipo “es que los venezolanos son..” “los
chavistas son…” ó “los escuálidos son…” Debemos rechazar por principio estas
absurdas simplificaciones, y aceptar que en cada grupo social existe una
infinita riqueza de diversidad y particularidades. Usando el falsacionismo de
Popper encontramos miles de cisnes negros que desmienten estos postulados
simplistas.
Pero es cierto que hay matices.
El proceso de globalización económica viene produciendo una progresiva homogeneización
de patrones culturales (todos vemos los mismos canales de TV y usamos Google)
de hábitos de consumo (usamos Samsung, bebemos Coca Cola y nos cepillamos con
Colgate) pero lo que es realmente grave es una creciente homogeneización del
pensamiento, de la estructura de razonamiento de gran parte de la población.
No es que no se observe en otros
ámbitos, pero en el aspecto político del venezolano este fenómeno se hace muy
evidente. El Antichavismo criollo -subsidiario del global- que podríamos caracterizar
superficialmente como una tendencia al rechazo de las ideas de izquierda, al
apego a los principios del libre mercado (ó lo que se cree que eso significa) y
a la exaltación de valores individualistas, muestra un comportamiento
desconcertantemente homogéneo, mostrando reacciones sorprendentemente similares
ante hechos recientes.
El antichavismo es sumamente
diverso a lo interno pero hay elementos que lo cohesionan fuertemente: el
diferente grado de aversión hasta odio hacia el gobierno y todo lo que pueda
remotamente asociarse a Chavismo. Debido a esto, no importa cual situación se
presente, siempre y absolutamente todo lo malo en el país es culpa del gobierno
y todo lo que el gobierno diga o es mentira ó tiene intenciones ocultas. Elija
usted el tema, todo lo que vaya en contra del gobierno merece credibilidad,
merece divulgación, merece un retuit, no importa de donde venga la información.
Por supuesto que esto no es fortuito.
Para ello existe un ejército de formadores de opinión, de “expertos” en cuanta
área del saber se les ocurra –muchas veces de varias a la vez- que, amparados
en una condición de autoridad (académica ó de tradición) diseñan los postulados
que alimentan cual cardumen, a los receptores que fungirán a su vez, como replicadores
acríticos de tales “verdades” a través de las redes sociales.
Con los acontecimientos vividos
en el país en días recientes, en mis limitadas interacciones sociales, tanto
virtuales como presenciales he podido identificar algunas de las tendencias a
las que me he referido en estas líneas, por ejemplo:
OLP: Todos los venezolanos sabemos que el país sufre desde hace
años una terrible epidemia de violencia. Sabemos también que buena parte de esa
violencia se incuba, se desarrolla, se manifiesta con fuerza y se enconcha –aunque
no exclusivamente- en los barrios de todo el país.
Por primera vez en muchos años el
gobierno toma una acción: ha bautizado con ese meloso nombre un fuerte
operativo destinado a ejercer la violencia legítima del estado es espacios
geográficos controlados por el hampa. Sin duda el plan tiene errores, seguramente
hay excesos y definitivamente no es suficiente, pero de reconocer eso y
criticarlo, a copar los medios de comunicación con los testimonios de “Yubirileysis”,
la esposa, hermana o madre de “El Yeison” –artículo determinado incluido- y su
testimonio de que es bueno, no es malandro, no trabaja pero está esperando un
cupo en la universidad, hay un trecho muy largo. Seguramente hay injusticias
pero en el agregado, es una buena noticia que al menos se les dispute el
control del territorio a las bandas.
Es ahora cuando surgen las
particularidades: alguien asegura haber sido empujado, sobran los relatos de
niños llorando y madres angustiadas. Nadie habla de los policías recibidos a
tiros, ni de los bodegueros asaltados a diario, ni de las madres de los
muchachos muertos porque al jíbaro de la escalera se le ocurrió que le estaban “zamureando
a la jeva”. La gente decente del barrio –que es la mayoría- no figura por estos
tiempos en los medios de comunicación, hasta tanto sea buen material para
atacar al gobierno.
El antichavismo homogéneo se
nucleó alrededor de una idea: La OLP no sirve, va contra los pobres, viola
derechos humanos, tiene trasfondo electoral. ¿Propuestas alternativas? Ninguna,
sólo MADURO VETE YA! y…santo remedio.
Cierre de la Frontera con Colombia: La migración descontrolada es
un problema para cualquier país receptor –pregúntenle a los líderes de la Unión
Europea. Buena parte de los cinturones de miseria que bordean nuestras
ciudades, las invasiones de inmuebles privados y espacios públicos, y la creciente
cantidad de ranchos en nombre de la necesidad están habitados por ciudadanos
extranjeros que vienen a Venezuela buscando –la mayoría de las veces sin
encontrar-las oportunidades que no consiguieron en su país de origen. Estos
guetos, es bien sabido, se constituyen luego en refugio de criminales, aguante
de secuestros y depósitos de propiedad robada. El colapso de servicios
públicos, la liquidación de las posibilidades de desarrollo de estas
localidades marginalizados y lo peor de todo, la reproducción a futuro de
innumerables males sociales son característicos de estos espacios.
Es bien sabido que llegar a este
punto ha sido responsabilidad exclusiva del estado venezolano, de eso no hay
duda. También es necesario que quede claro que las deportaciones masivas,
improvisadas y apuradas no son ni remotamente la solución de los gravísimos problemas
económicos y sociales que vive el país y que como hemos dicho en anteriores
ocasiones, son consecuencia de malas decisiones de diferentes gobiernos, en
particular, el del presidente Chávez.
Pero censurar el hecho de que el
estado venezolano finalmente haya tomado acciones para atacar el problema es
otra demostración del pensamiento lineal del antichavismo homogéneo. Se puede –y
se debe- criticar y denunciar las injusticias y los excesos sin caer en la casi
patológica situación de flagelar el gentilicio venezolano, responsabilizar de
todo al estado venezolano y exonerar por carambola al gobierno colombiano de
todo el drama económico y social de los hoy deportados. Cuando se habla del
reciente fenómeno de la emigración de venezolanos se le atribuyen las
culpas-con toda razón- al gobierno venezolano, pero cuando se habla de la emigración
de colombianos ¿de quién es la culpa? Del gobierno venezolano, of course.
Los medios están llenos de
conmovedores relatos individuales de familias afectadas, pero debe reconocerse
que, en el agregado, es necesario que se tomen medidas para evitar la profundización
de nuestros males mediante la importación de nuevos males. Entiéndase el
contexto de la afirmación.
El antichavismo homogéneo formó
una idea donde confluir: el gobierno es xenófobo, violador de derechos humanos
y hasta Nazi. Nadie exige al gobierno colombiano una política económica y
social para quienes deben abandonar el país en virtud de las políticas tomadas
en la frontera. Al parecer, el bienestar de estas familias también es
responsabilidad del estado venezolano con cargo al petróleo.
Hasta hace un año
todavía era común ver en poblaciones de la Costa Atlántica colombiana como la
aspiración de muchos era venirse a vivir a Petare. En Paraguachón tenemos la
versión criolla de los coyotes.
El gobierno de Maduro es pésimo,
de eso no hay duda, pero debemos reflexionar si nuestras opiniones son
realmente nuestras o son versiones más o menos intactas de mensajes recibidos a
través de los medios de comunicación. Los espacios de discusión hoy son
espacios de intercambio de información, a ver quién tiene el último tubazo. La
gran paradoja de estos tiempos es que hay más información pero menos
inteligencia. Dramático
@jhernandezucv
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