1) El retraso en las medidas incrementa las magnitudes de ajuste requeridas para lograr efectos significativos.
2) Peor que tomar medidas erradas es tomar medidas en forma tardía e incompleta.
3) Las medidas aisladas tienen efectos limitados, nulos o muchas veces contrarios a lo que se espera.
4) No hay medidas milagrosas que solucionen por sí solas problemas complejos.
5) No hay medidas, cuando son serias, que no generen impactos negativos en diferentes sectores. Siempre hay sectores que "pierden" y las políticas públicas deben poner atención sobre esos sectores afectados.
6) Anunciar de una vez todas las variables, magnitudes, objetivos y plazos, es decir, poner las cartas sobre la mesa, permite a los agentes económicos incorporar en su planificación toda la información, reduciendo la tendencia a la "sobrecobertura" que origina la incertidumbre. La previsibilidad es fundamental.
7) Nadie produce o trabaja si no le resulta rentable.
8) Un estado quebrado no puede hacer política social. Una empresa quebrada no produce, no invierte, no crece, no crea empleos y no paga impuestos.
9) El plan debe involucrar a todos los interesados. Debe brindarse información suficiente y detallada para su evaluación, seguimiento, control y eventual adaptación. La disponibilidad de data es crucial.
10) La credibilidad del plan y de quienes lo lideran representa el 50% de las probabilidades de éxito. Si no se demuestra el compromiso del gabinete económico con las medidas anunciadas como ocurrió con el SIMADI, la vida del plan será muy efímera.
Econ. Javier Hernández
@jhernandezucv
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