Ahora que termina un nuevo año
escolar y que miles de jóvenes bachilleres enfrentan la clásica disyuntiva
sobre su futuro académico y/o profesional, es conveniente dar un breve repaso de
las tendencias que en esta difícil coyuntura económica –y época de cambio
estructural- se presentan en el panorama laboral de nuestro país y en el
mercado internacional.
Disyuntiva 1: Trabajar o estudiar
Los muchachos de mi época, cuando
salíamos de bachillerato enfrentábamos por lo general el falso dilema entre
trabajar y estudiar, dependiendo de la situación económica de los padres.
Quienes optamos inicialmente por la decisión de estudiar en el sistema privado
podíamos, con un trabajo de salario mínimo costear –con mucho sacrificio- un
semestre en una institución privada. Hoy esa posibilidad no existe. En aquella
época, cuando ya Venezuela estaba en una situación económica decadente (segundo
gobierno de Rafael Caldera) ciertamente no existían las masivas posibilidades
de estudiar en una universidad pública –especialmente para los egresados de liceos
públicos- pero también es cierto que un título universitario representaba una
esperanza significativa para la movilidad social y la superación de la pobreza.
Hoy vemos que nuestros jóvenes son testigos a través de sus padres o vecinos
profesionales –y especialmente en sus maestros- que la educación formal no
representa en absoluto posibilidad alguna de mejora material y es, por el
contrario, casi una condena absoluta a la pobreza perpetua.
Quienes optaban por trabajar en
ese entonces, tenían la esperanza de “pegar” en PDVSA, CANTV, Electricidad de
Caracas, Edelca, Metro de Caracas ó más recientemente, el SENIAT sólo por
mencionar un grupo variado de organizaciones públicas y privadas que constituían
las “blue chips” del empleo de la época y de las cuales hoy no quedan sino
ruinas, no sólo por su situación financiera sino por la cultura corporativa que
se adueñó de ellas, donde la militancia política (o al menos aparentar cierta
preferencia política) es más útil que prepararse, formarse y obtener
resultados. La lealtad sobre el mérito, como tanto se han preciado de reconocer
en público como parte de una doctrina abiertamente destructiva de los
resultados, el crecimiento y la rentabilidad –económica y social- de las
instituciones mencionadas.
Disyuntiva 2: ¿Que estudiar?
Además de la depauperación de la
clase media profesional en las carreras tradicionales – educadores, médicos,
abogados, administradores- las carreras de servicio público como bomberos y
policías comparten una situación similar. La carrera militar, en otros tiempos
considerada como una especie de reserva de estabilidad y prosperidad, sufre
hoy, además de un gran desprestigio por razones políticas, una situación tan
precaria como la de cualquier otra carrera. Los militares sonadamente prósperos
que han caracterizado las últimas dos décadas nada tienen que ver con la
carrera seleccionada sino con el saqueo de las arcas públicas, pero ese es otro
tema.
El INCE, institución donde buena
parte de las clases populares confiaron la formación para el trabajo de sus
hijos, es hoy una institución desmantelada, divorciada de las necesidades del
sector productivo, que aún hoy forma masivamente centenares de muchachos destinados
al sector banca-servicios y muy poco-nada orientado al débil sector industrial
del país.
Ocupaciones novedosas, en
sintonía con las tendencias de la sociedad del conocimiento: nada. En un país
donde deberían formarse miles de investigadores, científicos, diseñadores de piezas, programadores
o como mínimo obreros calificados como electricistas industriales, torneros, nuestras
universidades, especialmente las de nuevo cuño se vanaglorian por graduar miles
y miles de profesionales con muy poca calificación para insertarse en el sector
formal, ejerciendo su profesión, sin depender del empleo público.
Decisión 3: ¿Irse ó quedarse?
En los últimos años y en la
medida que la situación del país empeora, muchos padres apelan a cualquier familiar
en el exterior que pueda –independientemente de cuan lejano sea el parentesco-
recibir temporalmente a las nuevas generaciones de migrantes que huyen de la
depauperación de las condiciones de vida y –más importante aún- de la falta de
futuro, y de las escandalosamente altas probabilidades de ser asesinado,
lesionado o recurrentemente asaltado en las calles de nuestro país.
De modo que la decisión de
emigrar está en la mente de muchos jóvenes y sus padres. Lamentablemente,
muchas de las ideas que acompañan la decisión de emigrar tienen bases frágiles
y están basadas en historias no necesariamente ciertas sobre el éxito y la
prosperidad que aguarda a todo aquel que pise suelo extranjero. Aunque quienes
ya se fueron se salvaron de padecer la brutal destrucción del salario que se
vive en Venezuela, la realidad es que en los próximos años se producirá un
importante volumen de retornos de personas frustradas por no cristalizar sus
aspiraciones en el extranjero.
Tendencias y oportunidades en tiempos de Innovación
La época en que el estado podía
paliar la situación de desempleo del país, incrementando la nómina pública o a
través de “misiones” parece haber llegado a su fin. Las legiones de porteros,
escoltas, vigilantes, secretarias y ascensoristas que abundan en las nóminas
públicas –y en menor medida en sus puestos de trabajo- son la expresión de un
modelo de gestión pública fracasado pero también son símbolos de un nivel de
desarrollo tecnológico muy diferente al que caracteriza la economía global de
hoy, entre cuyas expresiones más novedosas se cuentan el Big Data, la
inteligencia artificial, los vehículos autónomos y la economía digital por sólo
mencionar algunos.
Cualquiera que haya visitado los
EEUU o países europeos habrá notado la tendencia hacia la automatización y el
autoservicio en el comercio, donde ni siquiera hay cajeros para el cobro de las
compras, “bomberos” en las estaciones de servicio, montacarguistas en los
almacenes y donde incluso con Uber, se podrá pedir un taxi pero sin taxista, de
modo que, quien pretendan emigrar al primer mundo para dedicarse a estas
actividades de baja calificación / baja productividad enfrentan un panorama
laboral que se deteriora rápidamente.
Por otra parte, la economía
digital ofrece oportunidades que, si bien no son masivas, representan los
síntomas de un cambio estructural en las posibilidades de empleo para personas
con competencias específicas no necesariamente certificadas por una universidad
tradicional. Plataformas como www.freelancer.com
y www.workana.com representan un nuevo paradigma en el trabajo
profesional independiente, un mercado totalmente globalizado donde se ofertan y
demandan capacidades específicas para proyectos puntuales, limitados en el
tiempo, fuera de los marcos jurídicos tradicionales de protección al salario y
la estabilidad laboral. Con este tipo de plataformas, una empresa de cualquier
parte del mundo puede deslocalizar y tercerizar cualquier tipo de operación – la
elaboración de un contrato, una campaña publicitaria o un servicio permanente
de consultoría- sin atarse a las relaciones laborales tradicionales,
favoreciendo la competitividad y la reducción de costos en su operación. Aún
está por verse si este tipo de plataformas serán un vehículo para la
precarización del empleo, de lo que si no hay duda es que los conocimientos
menos especializados se han comoditizado, entrando en una espiral descendente
de desvalorización, por cuanto hay personas calificadas en tales ocupaciones provenientes
de países muy depauperados como India, Pakistán y más recientemente, Venezuela,
que hacen por muy pocos dólares un trabajo de calidad, presionando el mercado
de empleo en los países de altos salarios. Vale destacar que los pagos
transados en estas plataformas rara vez terminan en la banca tradicional ya que
los usuarios prefieren manejar su dinero a través de plataformas novedosas como
Paypal o Payoneer –completamente manejadas por internet- lo cual es a su vez otro
símbolo de la innovación que en todos los ámbitos revoluciona a la economía
global. Como se ve, es una oportunidad para que Venezuela facilite, en la difícil
coyuntura petrolera y ante la necesidad inminente de impulsar actividades
generadoras de divisas, que los emprendedores que logren vincularse a las
cadenas de valor global –independientemente de su naturaleza- puedan vender sus
divisas en el país a una tasa razonable y acumular sus dólares en el sistema
financiero nacional.
Aunque creo que no he logrado ayudar a ningún joven
indeciso que se haya tomado el tiempo para leerme, resta señalar que las
certificaciones internacionales tipo SAP, CISCO, y las vinculadas a la
producción de soluciones digitales tipo app’s y videojuegos son hoy, y en los
años por venir, una posibilidad a considerar seriamente con miras a
desarrollarse como profesional independiente en carreras mejor remuneradas y
con potencial de localización global. Todo un reto para las políticas públicas
@jhernandezucv
Las impresiones en 3D, la arquitectura, la ingenieria, la publicidad, el diseño industrial, de moda, de interiores, el gráfico, son las más solicitadas, para los jóvenes que incursionan lo primero es intentar los "contest" o concursos, el dominio del idioma inglés proporciona la base para competir en el mercado mundial. Si alguien quiere una asesoría o coaching para lograr sus primeros trabajo estoy a la orden por freelancer como av3d
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