Que pasa? ¿Por qué el gobierno
está paralizado? ¿Por qué permiten que la cuerde se tense tanto?
Salvo un par de ministerios,
MINVIH y Transporte (Interior tal vez), diría yo, pareciera que nada más pasa en el gobierno. De
hecho, pareciera que no hay gobierno: las calles anarquizadas, motorizados
saqueando gandolas, protestas por todas partes ¿y el gobierno?… bien gracias ¿y
VTV? Mejor no hablar de eso.
La escasez de alimentos y de casi
cualquier cosa: repuestos, papel tuale, libros de texto para los chamos…
La carestía, el nivel absurdo de
precios que han alcanzado cualquier cosa por la que se pregunte…
Los mercados negros, el
contrabando de cualquier cosa hacia Colombia. Los pimpineros y los bachaqueros
son como los raspacupos, actúan a la vista de todos, el gobierno los ha
visibilizado y deben ser castigados, pero no son la causa del problema. Los
grandes volúmenes de todo lo que se fuga por los caminos verdes son
responsabilidad de funcionarios públicos, usualmente vestidos de verde.
Hay cosas buenas en marcha, pero
las malas son muchas, muy notables, nos afectan a todos cada día y en todo
momento en general cansa, desgasta, molesta y si a eso le sumas declaraciones
de funcionarios de evidente incapacidad, negando los problemas, atacando al
pueblo que reclama sólo agregas malestar y hasta el más chavista se decepciona.
Comencemos por la gestión
municipal. Como se sabe, Maduro decidió renovar buena parte de las candidaturas
a alcaldes con rostros nuevos, evitando en muchos casos que alcaldes
comprobadamente incompetentes del PSUV, volvieran a recibir el apoyo de esa
organización. Eso, aun cuando es positivo, ha originado una verdadera
paralización de la gestión municipal por parte de los alcaldes salientes (además
del previsible raspado de olla), empeorando la ya crítica situación del
asfaltado y la basura en muchas ciudades del país.
Sigamos al área económica. Muchos
gremios están aprovechando para poner al día sus reclamos por reivindicaciones
laborales, área donde el gobierno de Maduro hereda un tremendo pasivo. Las
magnitudes proporcionales que se han otorgado a maestros y médicos por ejemplo,
son considerables, sin embargo, aumentar 100% de un profesional que gana
escasamente 3 mil bolívares mensuales, no soluciona ni de lejos el problema.
Los ministros respectivos en lugar de reconocerlo, asumen una actitud de
todopoderosos que “accedieron” a negociar esas reivindicaciones y son los
trabajadores los malagradecidos. El caso del magisterio es simplemente
ridículo.
Otra actitud tiene el gobierno
hacia otros sectores, menos productivos por decir lo menos. Una vez más los
trabajadores de Guayana (ya de por sí privilegiados) exigen y exigen
remuneraciones mayores aún cuando las empresas en las que trabajan, escasamente
producen los recursos para pagar los servicios. Monumentos al despilfarro, la
ineficiencia y la corrupción como las industrias de Guayana, Lácteos los Andes,
Corpoelec y hasta IPOSTEL reclaman mejoras salariales… y el gobierno se las otorga
sin exigir ninguna contraprestación en materia de eficiencia y productividad. A
ellos si se les otorga casi todo lo que pidan, para mantener el ambiente
tranquilo.
Entre todas las cosas graves que
están pasando, quizá es la falta de SICAD lo que más desconcierta. No porque
sea un mecanismo que solucione los graves problemas de la economía Venezolana.
Ni siquiera porque sea un alivio de la “sequia de dólares” que muchos “expertos”
señalan. Lo más grave del caso es que evidencia que en el gobierno no hallan
que hacer: se anuncia el mecanismo de subastas periódicas y luego no se convoca
más, se deja morir de mengua. Un director del BCV anuncia que se va a convocar
una nueva subasta y nada, no se convoca. ¿Cómo puede interpretarse esto? ¿Cómo una
escasez límite de dólares ó como una demostración de que la lucha de poder
dentro del gobierno impide incluso tomar decisiones tan pero tan simples y
lógicas como inyectar 200-300 millones de dólares adicionales a una economía de
100.000 millones en exportaciones y ganar tiempo para discutir, entre subasta y
subasta, los nuevos mecanismos a implantar. Mientras tanto, el dólar negro
sigue subiendo y estas navidades prometen…
Ante esta situación ¿Qué hace el
presidente? ¿Por qué no se refiere al tema?. Esta semana han insistido con el
tema de la guerra económica, de la participación gringa en el sabotaje eléctrico,
en el intento vía sindicatos de calentar la calle. No dudo que desde los
centros mundiales de poder se dirijan estrategias orientadas a “amansar” a la Revolución
Bolivariana. Ahora me pregunto ¿somos realmente una amenaza para el imperio? ¿Cuáles
medidas revolucionarias ha tomado el presidente Maduro como para que los
gringos se desvelen pensando en cómo sacarlo?
Será que el departamento de
estado contrató a Derwick para desarrollar las interminables obras de
fortalecimiento del sector eléctrico? ¿La CIA ordenó la nacionalización de
SIDOR, Agroisleña y las Cementeras, por nombrar sólo algunos sectores de innegable
escasez a partir de su cambio de manos? Nuestras importaciones del imperio
aumentan, nuestras exportaciones hacia allá fluyen sin problemas, así como
fluyen los flujos comerciales de nuestros socios del Alba, Petrocaribe y
Mercosur con los gringos. ¿Es culpa de los gringos que Corpoelec, la CANTV ó el
Metro de Caracas hayan congelado las tarifas, ocasionando que su flujo de caja
no les permita pagar a las contratistas y sus servicios colapsen? ¿los
raspacupos son entrenados por la gusanera Miamera para destruir la economía del
país, ó simplemente son personas aprovechándose racionalmente de la oportunidad
que brinda la locura de una economía desajustada? Más allá de las connotaciones morales e
incluso legales de la raspadera de cupos, hay que estar claros que es la
expresión, no la causa de un problema económico mayor y que las magnitudes que se
fugan por esa vía, representarían escasamente, una fracción del sobreprecio de
cualquier obra pública, por pequeña que esta sea. Son mas saboteadores los
gerentes y en general, funcionarios públicos que en su afán de quedar bien con
sus jefes y por dedicarse a la politiquería, descuidan las funciones de
planificación y gerencia de la producción. Por eso tenemos un cementerio de
empresas estatales que nada producen y sólo consumen recursos del presupuesto,
del petróleo.
La situación no es fácil, hace
unos meses pensaba que Maduro lo había entendido pero ahora me parece que no. Me
desespera el hecho de que no se tomen medidas concretas ó de que por lo menos
se anuncie un plan a mediano plazo. Maduro ha optado por el silencio, por
intentar –al igual que Chávez- negar la realidad, rechazar las evidencias de
que su gente y muchas de sus ideas son simplemente equivocadas y de que las
muchas buenas ideas que tuvo nunca las supieron implantar. Que sus amigos lo
engañaban anunciando progresos irreales o en el mejor de los casos,
insostenibles. Fueron muchos los Aló Presidente realizados en sitios donde todo
se desmontaba cuando el daba la espalda, muchas promesas, pocos hechos.
Y así va Maduro, celebrando
records de producción de empresas estatales subsidiadas cuyos productos pocos
conocen, y si los conocen, es por algún convenio que su condición de empleado
público ó miembro de consejo comunal le ha permitido tras largas e
interminables colas, papeleos, flechas y esperas. Va declarando emergencias de
infraestructura, eléctrica, económica y alimentaria pero sin poder echarle la
culpa al gobierno anterior, a quien todo le debe, lo bueno y lo malo y por
sobre todo, el respaldo popular que tenga. Va creando en una especie de fusión
adeco-militarista, Órganos superiores, salas situacionales, estados mayores,
batallones de quien sabe que vaina. Todos integrados, atendidos, compuestos ó
al menos dirigidos por los mismos quienes han creado todo este desbarajuste.
Todo esto ocurre en un país cuyo
principal actor económico (visto individualmente) es el estado, que recibe
100.000 millones de dólares por exportaciones y que tiene controles de cambio,
de precios, de tasas de interés, de movilización de alimentos además de ser el dueño
absoluto de los más importantes y estratégicos medios de producción en
diferentes sectores económicos petróleo, agua, alimentos, electricidad, medios
de comunicación, cemento, siderúrgica, telecomunicaciones etc, además de ser
actor (ó pretender serlo) en comercio, automóviles, transporte etc.
Si esto es una guerra económica,
definitivamente la estamos perdiendo. La pregunta es hasta cuándo se puede
soportar esta situación. Lamentablemente, sólo hay algo peor que el gobierno… y
es la oposición.
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