jueves, 30 de julio de 2015

¿Por qué la depreciación? Conciliando la vision gerencial con la práctica contable


La contabilidad es una de esas disciplinas frías, sin alma a la que la mayoría de los mortales les rehuimos tanto como podemos, hasta que el contador nos alcanza en el pasillo para explicarnos como es que el cargo de depreciación nos sacó de nuestros estimados de resultados… y con ello, de la esperada bonificación de la gerencia.

En particular, la depreciación es un concepto etéreo para el no especialista. Una magnitud en nuestra contabilidad que no pasa por el banco y por tanto, se mantiene fuera del radar de gerentes y emprendedores de todo tipo.

De acuerdo con la Norma Internacional de Contabilidad Nº 16, la depreciación se define como “la distribución sistemática del importe depreciable de un activo a lo largo de su vida útil” ¿quedó claro? Quizá no, veamos

La depreciación es un apartado contable –no implica movimiento de efectivo- utilizado para reconocer la pérdida de valor de los activos que soportan directa o indirectamente, la operación de una organización cualquiera. Esta pérdida de valor de los activos se registra como un gasto del período, por lo que disminuye la utilidad contable del ejercicio, incrementa los costos y con ello los precios, y reduce el valor de los activos o stock de riqueza de la organización. Estos efectos peculiares en el resultado de la empresa, producen que muchos gerentes no financieros, accionistas, emprendedores y otros prefieran no imputar o minimizar los gastos de depreciación. La verdad es que no entienden la importancia del concepto.

Supongamos que a ese familiar desempleado crónico –en todas las familias hay al menos uno- le regalamos un carro para que lo maneje como taxi. La persona en cuestión trabaja con el carro y con él, logra cubrir los gastos variables (mantenimientos preventivos y correctivos, gasolina, cauchos etc) y gana para alimentar a su familia. Luego de cinco años de éxito y estabilidad económica toca de nuevo nuestra puerta: el motor del carro se fundió y hay que comprar uno nuevo ó hacer una reparación mayor. El sujeto por supuesto, no tuvo la precaución de hacer un apartado para esta previsible situación.

Esto es exactamente lo que la depreciación representa para una empresa; una especie de apartado, de alcancía contable donde se colocan los recursos destinados a la reposición de los activos que soportan la operación de la empresa. Si no se hacen correctamente los apartados de depreciación, la empresa se come a sí misma; los flujos netos que esta produce no podrían garantizar la eventual reposición de activos y los accionistas se repartirían como utilidad algo que realmente no lo es: recursos que la empresa necesitará en el futuro.

Esto es especialmente importante en las empresas y proyectos de altos costos fijos, de alta inversión en planta y equipos como son las operaciones automatizadas de manufactura.

Si Ud. es dueño o directivo de una empresa, le conviene ponerle un ojo al asunto de las depreciaciones. Desconfíe si sus gerentes quieren mejorar sus cifras, disminuyendo el cargo por depreciación. Eso denotaría falta de visión y un inconveniente interés en mostrar mejores números en el corto plazo.

@jhernandezucv





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