En el debate en torno a la
situación de Grecia, se diferencian dos grandes corrientes. Por una parte, los que defendemos
la necesidad de que Grecia, a través del democráticamente electo gobierno de
Syriza y Alexis Tsipras, conduzca un plan de reformas económicas de corto,
mediano y largo plazo que permitan a ese país, salir del pantano de pobreza,
decrecimiento, desempleo y desesperanza al que ha llegado gracias a años de
erradas políticas económicas de sus anteriores gobernantes, y como olvidarlo,
gracias a una importante ayudaita de la actual arquitectura financiera global
dominante.
En la otra esquina, tenemos a
quienes anteponen a todo, la necesidad de que Grecia honre en tiempo y forma,
los compromisos adquiridos con sus acreedores. Los argumentos van desde la
selección del “mal menor” que no es otra cosa que abrazarse a los dictámenes de
la troika, con la esperanza –vana esperanza en mi opinión- de que, siguiendo
sus recomendaciones, a la vuelta de unos años, Grecia habrá retomado la senda
del crecimiento y el bienestar característico de las economías de Europa
Occidental. Los argumentos más bajos, los más viscerales también han aflorado
en días recientes: Los Griegos son flojos, improductivos, irresponsables y
pretenden vivir a costillas del ciudadano europeo. En este sentido, disponen de
abundantes elementos para soportar su visión de los hechos: la sociedad Griega
mantiene un modo de vida muy superior a la productividad de su economía, lo
cual pudo sostener durante los años de la unión monetaria, gracias a los
abundantes préstamos de la banca europea, especialmente Francesa, Alemana y
Española. De aquellos polvos...
Pareciera entonces que la
discusión trasciende la esfera de lo económico y pasa a ser del tipo político y
hasta ético. Hay un consenso bastante amplio de que las medidas de austeridad
recomendadas por la Troika han ocasionado un severo daño a la economía Griega,
afectando considerablemente variables como el desempleo, que registra niveles
escandalosos en ese país. ¿Qué se pretende? ¿seguir depauperando a la población
para que “asuman su responsabilidad” sobre lo ocurrido? ¿condenar al hambre, al
frio y la desesperanza a millones de personas -incluyendo los no nacidos- para evitar que los bancos
acreedores registren pérdidas? ¿Cuál es la lógica de arrinconar a un país hasta
que ya no pueda más?
@jhernandezucv
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