En ocasión de la presentación de
su mensaje a la nación con motivo de la presentación de su memoria y cuenta, el
presidente Maduro ha manifestado una vez más, su firme voluntad de no tomar las
riendas del cargo para el cual fue electo, dando inicio al proceso que
conducirá a la presentación de su renuncia a dicho cargo.
La timidez de las medidas
económicas anunciadas, la reiterada negativa de asumir la decisión de aumentar
la gasolina delegando la decisión en los gremios especializados en la materia:
autobuseros, camioneteros y mototaxistas; la omisión de los aspectos más apremiantes de
la actual crisis, la no rendición de cuentas respecto a su última gira entre
otros detalles, expresan claramente que el presidente Maduro clama porque
alguien lo releve de su cargo.
¿Quiénes lo harán renunciar? No
es por los lados de una oposición loca, irresponsable, mediocre y ambiciosa. El
relevo del poder del presidente Maduro debe estar planteándose en estos
momentos desde el seno del Chavismo, donde por más que se pretenda ignorar ante
las cámaras la magnitud de la crisis, existe una firme voluntad de continuar
ejerciendo el poder político y el usufructo de sus beneficios. Se entiende en
buena medida que la cobardía que ha demostrado el presidente Maduro para
implementar un conjunto de medidas independientemente de su orientación,
conduce indefectiblemente al agravamiento de la situación.
El Chavismo está siendo conducido
claramente hacia una apoteósica derrota en las elecciones parlamentarias. ¿Están
dispuestos a aceptarlo? Las bases chavistas, tan inclinadas al liderazgo fuerte,
se desesperan cada vez más al ver que Maduro no se impone, que luce sumamente
débil tratando de complacer a los abundantes caciquillos del partido y de la
estructura de poder construida durante la era chavista. En ese contexto,
Diosdado luce como la encarnación lógica en la línea de sucesión: muestra un
fuerte liderazgo dentro del partido, en el estado, en el sector empresarial, en
los militares y aunque no es una persona carismática, se conecta muy bien con
el chavismo duro e incluso con el chavismo light. Se sabe que Diosdado no es
ficha de Cuba, ni se da golpes de pecho por el socialismo, por lo que los
sectores más a la izquierda quedarían relegados. En sus primeros tiempos,
condujo una exitosa apertura del sector telecomunicaciones y ganó reputación de
gerente eficiente. Podría tener el visto bueno de sectores de la burguesía y
del chavismo descontento, pero primero debe ganar las elecciones. Veremos
@jhernandezucv
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