El objetivo de tener una legislación
que establezca un salario mínimo, es garantizar que todos los trabajadores
reciban al menos, una remuneración de “nivel de subsistencia” -en términos de
economía política clásica- que le permita cubrir una canasta mínima de consumo.
En Venezuela, desde hace mucho tiempo, el salario mínimo es uno de los pivotes
más importantes de la política social del estado Venezolano. De manera casi
religiosa salvo contadas excepciones, en mayo de cada año, se actualiza el
valor del salario mínimo con la intención de mantener en alguna medida, el
poder de compra del salario. Esta situación es asumida por los trabajadores
como un derecho y los demás agentes económicos lo descuentan en sus decisiones
de precios, inversión y costos.
Con las reformas enmarcadas en el
programa “Agenda Venezuela” a mediado de los 90’s se estableció en la Ley del
Trabajo, el mecanismo tripartito entre empresarios, gobierno y sindicatos para
la discusión y eventual establecimiento de los valores del salario mínimo de
ley. Durante el gobierno del presidente Chávez, se abandonó el esquema de la
“trimaldita” y el presidente de la República fijaba unilateralmente el monto
del salario mínimo. Algunos recordarán cuando el presidente Chávez sorprendió
al general Usón, para la fecha ministro de finanzas, con la magnitud del ajuste
del salario mínimo. Ni su ministro de finanzas conocía la magnitud del aumento.
Durante la gestión del presidente
Maduro y en el marco de la continuación de la desacertada política económica de
su predecesor, el salario mínimo continúa siendo el mecanismo principal en la
política social del gobierno venezolano. En medio del feroz proceso
inflacionario que se vive en el país, se han promulgado ya varios ajustes en el
valor nominal del salario mínimo, que se vuelven sal y agua por efectos de la
inflación. El divorcio entre la productividad y el salario nominal se hace
evidente ante cada decisión al respecto.
¿Y en dólares?
Como parte del desbarajuste
económico que se vive en el país donde no existe un tipo de cambio de referencia,
es común que por una parte, las autoridades utilicen la tasa más baja para
asegurar con fines proselitistas que “los venezolanos tienen el salario mínimo
más alto de Latinoamérica” o que por otra parte, a cada hito que alcanza el
dólar paralelo, las redes sociales se llenen de afirmaciones de venezolanos
deprimidos y políticos opositores que aseguran que el salario mínimo en el país
es inferior al de Burkina Faso.
Ambos extremos, como en casi
todos los aspectos, están una vez más, equivocados. La cesta de consumo típica
del venezolano se compone de rubros con diferentes niveles de componente
importado y aun cuando el valor del dólar se haya establecido como referente
para todas las transacciones, las variaciones en el tipo de cambio no se
reflejan 1 a 1 en los precios internos, aunque el Prof. Steve Hanke ha
postulado semejante relación entre las variaciones del tipo de cambio y los
registros de inflación. Demasiado lineal.
La gente de Ecoanalítica, firma
venezolana de reconocida seriedad ha estimado que a agosto del presente año, la
tasa de cambio promedio que enfrenta el consumidor Venezolano se ubica en Bs.
178 por dólar, lo que dejaría el salario mínimo del venezolano en 41,73$
mensual. Razonable.
Diferencias en las cestas de consumo
Pero no todos los venezolanos
ganan salario mínimo y por supuesto, no tienen las mismas preferencias de
consumo. Mientras más elevado es el estrato social, tanto mayor debe
corresponderse la tasa de cambio promedio de ese consumidor, en la medida que
incorpora entre sus preferencias, rubros que se encuentran fuera de las
políticas de regulación oficial o en cualquier caso, fuera de las tasas de
cambio oficiales.
Una pequeña muestra
Para validar cual es la tasa de
cambio que enfrenta el consumidor venezolano en una cesta de consumo, se
tomaron unos pocos rubros homogéneos, con la finalidad de comparar su precio
interno con los precios de otros países latinoamericanos cuyo nivel de ingreso
se asemeja a de Venezuela: Colombia, Argentina, México y Chile.
Se seleccionó un conjunto de 14
rubros, básicos, perfectamente comparables entre si y se hallaron sus precios de venta en un automercado de la ciudad de
Guatire en Venezuela, así como precios de productos equivalentes o sustitutos
muy cercanos en supermercados representativos de los países de la muestra.
Para los precios en Colombia se
consultó la página web de la cadena ÉXITO mientras que para Chile, México y
Argentina se obtuvieron los precios de la página de la cadena WALMART en cada
uno de esos países.
En la medida de lo posible, se
obtuvo la misma presentación de los productos. Cuando no fue posible obtenerla,
se unificó la unidad de medida en el cálculo del precio. Existen
consideraciones de precio, calidad y preferencia del consumidor que deben ser
consideradas al hacer análisis más rigurosos de las cestas comparadas. Otro
elemento a considerar es el de las diferentes tasas de impuesto al valor
agregado que se aplican sobre los precios exhibidos en internet.
Por otra parte, se tomaron los
tipos de cambio vigentes para los países referidos a través de la página web http://es.exchange-rates.org/converter/COP/USD/1
obteniendo que:
·
Peso Argentino (ARS): 9,3580/USD
·
Peso Colombiano (COP): 3.029,98/USD
·
Peso Mexicano (MXN): 16,5828/USD
·
Peso Chileno: (CLP): 680,34/USD
Metodología:
Para cada rubro, se utilizó el
precio de venta disponible en la página web del establecimiento seleccionado y
se calculó su precio equivalente en dólares estadounidenses usando las tasas de
cambio señaladas. Con los precios obtenidos en cada país expresados en USD se
formó un promedio simple. Ese promedio se utilizó como denominador para
convertir los precios encontrados en Venezuela, en el tipo de cambio que los
iguala con el precio promedio de los países de la muestra, expresados en dólares
estadounidenses.
Resultados:
Lo primero que llama la atención
es el encarecimiento relativo de los precios en Argentina respecto a los
precios en Colombia, cuando se denominan en dólares estadounidenses. Esto
obedece claramente a las presiones devaluacionistas que ha sufrido el peso
colombiano en meses recientes debido a la caída del precio del petróleo y por
otra parte, a la tendencia a la apreciación que sufre la cotización oficial del
peso argentino. Si se utilizara la cotización del llamado dólar blue que para
el 14/09/15 se ubicaba en 15,55 ARS/USD según http://www.lanacion.com.ar/dolar-hoy-t1369,
los precios en la nación austral serían más bajos que en el vecino país.
Este pequeño ejercicio confirma
lo que es bien sabido por la mayor parte de la población del país y lo que la
gran mayoría de los economistas señalan desde hace mucho tiempo como factor
central en los desastrosos resultados económicos que exhibe la gestión del
presidente Maduro y desde los últimos años de la administración Chávez: el
congelamiento del tipo de cambio no produce el efecto deseado en la dinámica de
los precios internos y por el contrario da pie a cientos de desequilibrios
económicos que al final del día se traducen en inflación y escasez. Al respecto
puede leerse El
Dólar CENCOEX nos está matando.
Las devaluaciones del tipo de
cambio tal como han sido realizadas en la era Maduro, mediante el lanzamiento
del SICAD II y SIMADI han tenido poco o ningún efecto en la normalización de la
economía. Han sido mecanismos pobremente diseñados y peor ejecutados. Han
tenido costos sociales pero casi nada de beneficios económicos.
Cada rubro enfrenta en el mercado
una tasa de cambio sobre la cual valora sus transacciones. La canasta de
consumo de cada familia es diferente y está compuesta de rubros que van desde
los no esenciales y no subsidiados como repuestos para vehículos que están
marcados por la tasa de cambio paralela, hasta medicinas tasadas a dólar
CENCOEX pasando por un conjunto de servicios subsidiados en bolívares como la
electricidad, el agua potable, además de algunos servicios sociales gratuitos.
En promedio, en la cesta de bienes y servicios que se detalló anteriormente, el
venezolano enfrenta un tipo de cambio promedio de Bs. 89,94/USD, lo cual
dejaría el salario mínimo en USD 82,52.
SALARIO MÍNIMO EN
PAÍSES DE AMÉRICA LATINA
Con este valor del ingreso en
USD, Venezuela se encuentra a la zaga de los países de Latinoamérica tanto en
el salario nominal en USD como en la cobertura que ese salario representa
respecto a una cesta básica de consumo familiar. Aun cuando existen diferencias
en la conformación de la canasta de referencia, es claro el enorme problema familiar
que representa la profunda crisis económica que enfrenta el ciudadano
venezolano en este momento. Si se evalúa además, la situación de la clase media
al incorporar servicios de educación y de salud privados, alquileres y seguros
como elementos distintivos de la calidad de vida que no se encuentra en los
servicios provistos por el estado, la situación es de extrema gravedad.
La escasa comprensión de las
autoridades económicas del país, que han establecido como punto de honor en el
aspecto político - electoral, el sostenimiento de una política de reparto de la
renta petrolera mediante el subsidio generalizado al consumo a través de la
sobrevaluación de la moneda, ha ocasionado una enorme cantidad de distorsiones
económicas que crecen cada día en cantidad y complejidad, a la vez que se
traducen en mayores problemas sociales que se acumulan como energía potencial
en una peligrosa dinámica para la estabilidad del país. Una política cambiaria
que avance en la sinceración del tipo de cambio de la economía si bien no es suficiente,
es condición necesaria para poder superar el oscuro momento que vive el país.
Este trabajo presenta una cifra que pudiese servir como referencia del tipo de
cambio real mínimo que sirva de inicio a un proceso integral de reforma
económica.
@jhernandezucv
Agradezco a Denitse Colmenarez (@DenitseC)
y a Luciano Bonavino (@lbonavino) por ayudarme
en la recolección de la data de precios de los diferentes productos.
Excelente trabajo lo comparto
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