El día 07 de abril de 2016 fue
publicado en Gaceta Oficial, el convenio cambiario Nº36 cuyo objetivo es establecer
las “Normas que regulan las operaciones
en divisas efectuadas por prestadores de servicios turísticos que operen
turismo receptivo, así como los pagos de mercancía destinadas a la venta a
pasajeros”. En el contexto de la severa restricción en la disponibilidad de
divisas que afronta la república como consecuencia de la caída del ingreso
petrolero, la introducción de esta normativa es, sin duda alguna, un elemento
positivo en el conjunto de medidas que progresivamente –con una desesperante
lentitud- viene adoptando el gobierno nacional como mecanismo para la
superación de la profunda depresión económica que vive el país.
Para ponerlo en términos simples,
la normativa promulgada permite que las agencias de viajes, prestadores de
servicio de transporte y hoteles de 4 y cinco estrellas, puedan recibir pagos
en moneda extranjera en sus establecimientos por parte de turistas extranjeros,
proporcionándole al turista una tasa más atractiva para el cambio legal que la
que venía rigiendo la actividad turística.
La medida está bien orientada
pero es sin duda incompleta. En primer lugar porque la tasa DICOM que regirá
las operaciones del sector turismo, presenta a la fecha –y a pesar de la
marcada depreciación del último mes- un valor que mantiene el hacer turismo en
–por ejemplo, Margarita- como una de las opciones más costosas del competido
mercado caribeño, donde abunda la oferta de servicios de primera calidad, a
precios accesibles –o en todo caso con opciones para todos los presupuestos- y
con menos problemas que la oferta turística criolla donde se agudiza la escasez
de bienes, el transporte aéreo es impuntual y de escasa oferta, la
continuidad de los servicios más básicos como agua y electricidad está
comprometida y donde el factor inseguridad destruye los pocos, ineficientes,
esporádicos y cambiantes esfuerzos por posicionar a Venezuela como un destino
turístico de referencia.
En segundo lugar, la medida
limita la realización de las operaciones en divisas a los establecimientos
anteriormente mencionados, desconociendo el potencial que tiene para fomentar
turismo receptivo cultural, religioso, deportivo, médico, de aventura entre
otros, las redes de prestadores de servicios conformados por un tejido de
pequeñas y medianas empresas que podrían robustecer la competitividad de la
oferta turística local, en caso de ser incluidos en los escenarios cubiertos
por el convenio cambiario Nº 36. Restaurantes, discotecas, taxis, guías turísticas,
posadas entre otros servicios pueden ofrecerse a una tarifa competitiva para el
turista extranjero y proporcionar una utilidad atractiva para el operador local
en el contexto de una economía que necesita desesperadamente diversificar sus
fuentes de generación de divisas.
Y es que en la práctica ya
ocurre: cuando se cobra a tasa paralela –él único tipo de cambio realmente
existente para la mayoría- hacer turismo en Venezuela es ridículamente barato
para los turistas extranjeros. Lamentablemente, las transacciones a esa tasa
son ilegales, lo que eleva el riesgo de los turistas de caer en manos de la
proverbial viveza criolla, que deteriora las posibilidades de desarrollo futuro
de la actividad turística en el país. Un marco jurídico que formalice la
competitividad cambiaria de la que goza el país en los hechos, puede tener
efectos positivos en lo inmediato.
La Cocirculación monetaria. Una posibilidad real para Venezuela
A pesar de las enormes
dificultades que atraviesa el país, son pocas las dudas que existen respecto a
las potencialidades que ofrece el territorio nacional para el desarrollo de una
oferta turística variada y de calidad. La posibilidad de reactivar en el corto
plazo la actividad turística en el país, pasa por la adopción –en una primera
fase, en las zonas francas de Paraguaná y Margarita- de un régimen legal que
permita la cocirculación de moneda extranjera en las operaciones realizadas en
esos territorios vinculados fundamentalmente al turismo y las exportación de
servicios asociados.
Es bien sabido que esas zonas han
perdido empuje, en la medida que se profundiza el deterioro del país en
diferentes aspectos. Ante la imposibilidad de acceder a divisas, ha mermado
considerablemente la oferta de bienes en esas regiones, lo cual ha sido
tradicionalmente uno de los atractivos más importantes de esos polos turísticos.
De adoptarse la cocirculación monetaria, al tiempo que se avanza en la
corrección de la sobrevaluación del tipo de cambio “complementario” es
perfectamente posible, que los empresarios de esas regiones, se animen a
financiar con sus propios recursos, las importaciones necesarias para
insuflarle vida a la actividad comercial de las zonas francas referidas,
recuperando en divisas las inversiones realizadas, eliminando así, el riesgo
cambiario que mantiene paralizada a la economía nacional. La cocirculación
monetaria legaliza e incentiva el desarrollo de productos y servicios captadores
de divisas, su acumulación por parte de los agentes privados, y su libre
disposición en el mercado cambiario.
La cocirculación monetaria
permitiría estimular la creación de oferta turística competitiva, la inversión
de capital privado, el aumento en la disponibilidad de bienes importados, la
generación de divisas y en general un círculo virtuoso de inversión y
crecimiento turístico en las zonas francas del país. El papel del estado debe
enfocar todos sus esfuerzos en la provisión de servicios como agua,
electricidad, saneamiento ambiental y seguridad ciudadana, impidiendo la
anarquización y depauperación de las ciudades y en general, ordenando el
funcionamiento de los espacios con potencial turístico. La creación de oferta y
el manejo del negocio turístico corresponden a la empresa privada y allí existe
un gran potencial para la incursión de pequeños emprendedores y diferentes
formas de propiedad en ese sector que es de baja intensidad de capital y cuyos
beneficios se democratizan rápidamente mediante el surgimiento de redes
interdependientes de proveedores locales.
Econ. Javier Hernandez
@jhernandezucv
discusionpoliticavzla.blogspot.com
Javier, excelente analisis, lo haré circular, es unos de los comentarios mas objetivos sobre el tema que he visto. Y elimina el mito de que se le ha hecho un gran favor al sector turismo con este convenio.
ResponderEliminarEstimado Jose, gracias por comentar y compartir. Saludos
ResponderEliminar