Empresas POLAR ha hecho del
conocimiento de la población venezolana, la situación de inminente paralización
en la producción de cervezas debido a la imposibilidad de reponer sus
inventarios de materia prima importada, dada la actual situación de virtual
cierre de importaciones por la escasez de divisas que enfrenta el país en estos
momentos.
Es innegable que el gobierno
nacional, desde la administración Chávez hasta la fecha sufre de POLARFOBIA,
lo cual se evidencia no sólo en el altisonante y escatológico discurso de altas
autoridades del gobierno sino también en medidas de política económica que
persiguen debilitar la posición de POLAR como empresa referente del sector
privado nacional. Prueba de ello es que aun hoy, el precio de la harina de maíz
precocida y otros bienes de consumo masivo producidos por esa empresa, mantienen
un precio regulado absurdamente bajo, con lo cual se aniquila la rentabilidad
de los productores, se destruye la cadena de valor de los rubros en cuestión y
se fomenta la escasez, el bachaqueo y la inflación a la vez que se impulsan los
jugosos negocios de importación desde China, de productos genéricos para
abastecer los anaqueles de las redes estatales de distribución. Recientemente
veía que ahora importamos jabón de panela desde China a través de CORPOVEX, en
lugar de otorgar las divisas a empresas que, como POLAR, producían localmente
el popular jabón azul.
Tampoco está en discusión en este
momento que nos quedamos sin divisas debido a la terrible gestión económica del
Chavismo – Madurismo que logró dilapidar
millones de dólares de bonanza petrolera, sin ahorrar nada para épocas de
precios petroleros bajos, incrementando la deuda externa y diezmando las
posibilidades de producción nacional, en un esquema insostenible de
redistribución de riqueza de muy corto alcance, como la actual situación
económica puede corroborar. Se despilfarraron y se robaron los dólares y ahora
no hay para importar medicinas y alimentos, mucho menos, materia prima para
cerveza.
La paralización de las líneas de producción
de POLAR es una tragedia para el país sin duda alguna. No me refiero a la
producción de cerveza que evidentemente no es prioritario para la alimentación
del venezolano. Me refiero a la producción de atún enlatado en Mariguitar, la
producción de untables en Valencia y las menguadas líneas de otros alimentos
que si son de vital importancia en nuestras mesas.
La paralización de POLAR es una
tragedia para el país, tanto como lo es la paralización de otras tantas
empresas que han debido cerrar, interrumpir o minimizar operaciones por falta
de materia prima, maquinarias y repuestos, incluyendo a las desastrosas
empresas estatales que, tal como se revela en las memorias de los diferentes
ministerios, están tan afectadas como las privadas debido a la escasez de
divisas y otros factores (fallas del suministro eléctrico, control de precios,
ausentismo laboral entre otros)
Pero no seamos ingenuos. El
esquema empresarial de POLAR y de la mayor parte de nuestro sector productivo
está montado, en algunos rubros más, en otros menos, sobre la posibilidad de
disponer de divisas para la importación de materias primas, empaques,
repuestos, tecnología y no en pocas veces, para el pago de derechos
comerciales, publicidad entre otros conceptos. Por lo tanto, en ausencia de
divisas, el modelo colapsa y lo sufren los consumidores, tal como se ha evidenciado
en las recurrentes crisis de divisas que ha afrontado el país a lo largo de los
años. Se trata de una expresión más del rentismo: el acceso a divisas aportadas
por el petróleo para la realización de actividades económicas generadoras de
bolívares en un mercado cautivo y la acumulación de las ganancias en el
exterior, a buen resguardo de las oscilaciones de la maltratada moneda
nacional.
Sin embargo, la crisis de divisas
esta vez es diferente. Los cambios en el ingreso de divisas parece prolongarse
en el tiempo, en la medida que el mercado petrolero internacional enfrenta una
dinámica donde Venezuela ejerce una influencia casi nula, a pesar de las
enormes reservas de petróleo que mantiene en el subsuelo. La época en que el
ingreso petrolero permitía importaciones masivas de bienes de consumo final y
materias primas relativamente baratas pasó a la historia. Incluso con el poco
probable repunte de los precios del petróleo en el corto plazo, las magnitudes
de ingreso no permitirán restaurar las condiciones que se vivieron en el lapso
2004-2012 en materia de disponibilidad de divisas. Toca a las empresas innovar
en productos de un menor componente importado, y desarrollar productos
competitivos internacionalmente. La política económica en general y la
cambiaria en particular deben promover en el corto plazo, la competitividad de
la producción local.
Corresponde entonces el debate
desapasionado sobre el uso que debe darse en el futuro a los menguados ingresos
por exportación petrolera. ¿Qué deben hacer los siguientes gobiernos para incentivar
las actividades generadoras de divisas? ¿La renta petrolera se reparte, se
ahorra, se invierte? ¿Cómo y en qué? ¿En un hiperestado productor repleto de
empresas quebradas ó en un librecambismo que beneficia a quienes más tienen?
Este es el debate más importante en los años por venir sin embargo, parece que
estamos detenidos en la simple asignación de culpas y la división entre buenos
y malos.
Sin duda que en un país sin
medicinas ni alimentos, la cerveza no debe ser una prioridad. Aunque el humor
criollo en las redes sociales atribuye a la escasez de cervezas, el atributo de
ser el detonante del cambio político en el país, ya tenemos la experiencia de
que cuando la cerveza se retiró voluntariamente del mercado durante el paro
petrolero, rápidamente se posicionaron los productos sustitutos, porque el mercado
es así y no admite vacíos.
@jhernandezucv
discusionpoliticavzla.blogspot.com
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