Imagen tomada de https://www.chiapasparalelo.com/opinion/2014/03/hollywood-mexico-y-la-fuga-de-cerebros/
Es posible que ya hayan
leído un artículo de
aporrea donde se exhorta al estado a restringir e impedir la migración al
exterior de venezolanos con formación universitaria. Si no lo ha leído, puede
hacerlo aqui pero
queda advertido: puede ser nocivo para su úlcera.
Tenía tiempo que no leía argumentos tan
desquiciados. Es realmente preocupante que haya tanta gente en nuestro país, atrincherada
en una posición de ataque a todo lo que pueda parecer contrario o alternativo a
la propaganda pseudo nacionalista manejada por el chavismo y divulgada a través
de un aparato de propaganda con un nada despreciable poder
comunicacional.
Y este asqueroso artículo expresa
claramente esa realidad. En él se plantea como una deslealtad el hecho que
miles de jóvenes que están hoy en nuestras universidades públicas y privadas e
incluso en liceos y escuelas primarias, estén pensando en irse del país, esperando
encontrar un futuro mejor en otros lugares.
Quizá es una idea descabellada y sin
fundamento, pero mucha de nuestra gente sospecha que hay países en el mundo
donde comprar un paquete de pañales desechables no amerita un proceso de
investigación y rastreo casi policial o donde todavía la gente puede ponerle azúcar
al café. Muchos de nuestros jóvenes se ilusionan con la idea de que su título
universitario les permitirá encontrar un empleo cuyo salario les permita comer,
vestirse y ¿por qué no? hasta salir de noche con una probabilidad aunque sea
pequeña, de no ser asaltado, violado, secuestrado o asesinado.
Pero nada de eso importa a la lumbrera
que escribió ese artículo. Para él, quienes aspiran a irse son unos desleales,
a quienes hay que hacerles la vida difícil. Sobre los responsables de que un
país con tantos recursos se encuentren en semejante estado de miseria, el
escribidor no dice nada, pero no es necesario que lo diga: el niño, la iguana,
la CIA, el imperio, el capitalismo, la asamblea adecoburguesa son los malos. El
gobierno de Chávez y Maduro son –obviamente- los buenos.
Pero como a todo lo malo se le puede
sacar algo bueno, como una respuesta al despropósito planteado en el artículo, es
conveniente plantear el debate sobre el modelo de universidad que queremos, que
necesitamos y que podemos tener. Y no es un debate que se circunscribe sólo a
la educación universitaria. Se trata de poner sobre la agenda los conceptos de
gratuidad y los subsidios que los venezolanos recibimos y que nos convertirían
de acuerdo a la lógica perversa de este escribidor de aporrea, en rehenes de
nuestro propio país, limitando nuestra posibilidades de elegir dónde y cómo
vivir con el instrumental que hemos adquirido gracias parcialmente, a la renta
petrolera.
Porque es cierto que no es justo desde
el punto de vista social, que la sociedad invierta considerables montos en la
formación de nuestros profesionales para que luego estos se vayan al primer mundo
seducidos por la idea de una prosperidad material muy superior a la que se
puede disfrutar en un país de la periferia, no importa su nombre. Pero es
también una grandísima injusticia que, en nombre de los beneficios que tu país
te entregó, debas "pagar tu condena" en él, sin la posibilidad de
salir y sujeto a los dislates que la inepta y corrupta camarilla gobernante tienen
sobre tu calidad de vida. Por cierto que este no es un problema exclusivo de
Venezuela. Lo sufre cada país subdesarrollado, como el caso de los médicos de
África y Medio Oriente y hasta España, con la exportación de talento hacia
Alemania y Reino Unido-
Porque el drama es que nuestros jóvenes
quieran irse, no importa si estudian en el Champagnat o en un Fe y Alegría, en
la bolivariana o en la Metropolitana. De hecho, hacer la distinción entre unos
y otros es completamente contrario al principio de igualdad que se pregona en
ciertos sectores del chavismo que apoyan la idea de esta “prohibición de salida
del país” del talento.
¿Y entonces que hacemos?
En Venezuela tenemos un severo problema
con nuestras prioridades en materia educativa. Por muchos años se ha dicho que
nuestra pirámide presupuestaria está invertida, y que dedicamos un presupuesto
mucho mayor a la educación universitaria que a la educación primaria, donde
deberían desarrollarse los mayores esfuerzos para que nuestros niños
desarrollen las competencias en lenguaje y matemáticas, que son justamente las
bases donde reposará su capacidad de aprehender nuevos conocimientos, de
construir conocimiento a partir de la realidad, y contribuir a transformarla
con ese conocimiento, en un proceso iterativo permanente.
La educación universitaria es una
opción, no necesariamente es un derecho y mucho menos lo es su gratuidad. Una
política social orientada a la movilidad social y que promueva las oportunidades
de superación individual, debe considerar seriamente la impopular medida de
eliminar la gratuidad absoluta de la educación universitaria y sustituirla por
un sistema de créditos reembolsables, en dinero o en trabajo, que estimule a
los estudiantes a valorar en términos concretos –tiempo y dinero- el privilegio
que representa recibir educación superior, mientras que incentiva a las
universidades a desarrollar una mayor competitividad y una administración mucho
más transparente de los recursos, superando la parálisis que actualmente las
caracteriza, siempre a la espera de que el estado envíe los recursos para
sobrevivir. En tal sentido, retomar el concepto original de la LOCTI es una
medida complementaria necesaria para iniciar un verdadero proceso de
transformación de nuestras universidades.
El tema es muy extenso y polémico, pero
es el tipo asuntos que deben discutirse si de verdad queremos construir un país
diferente.
@jhernandezucv
En el escrito del "camarada cooperante de aporrea" se plantean un objetivo muy claro, pero derivado de un problema que, a mi entender de las cosas, no es el foco del problema.
ResponderEliminarSe habla que los profesionales universitarios están hiéndose del país y no se pregunta el por qué de eso. En primer lugar vivimos una realidad económica, impuesta por nuestro gobierno ejecutivo, que no permite el crecimiento económico de nadie, obligando a casi todo los venezolanos a vivir de la mendicidad y dádivas entregadas por el gobierno. En segundo lugar la inseguridad, que mata a los más jóvenes por el simple hecho de tener algún "lujo" como por ejemplo un celular, zapatos, reloj, etc. En tercer lugar no podemos usar eficientemente y gratuitamente el servicio de salud. No seguiré enumerando para no extenderme, pero hay dos necesidades básicas aun.
Por último es "Deber del Estado" mejorar sus procesos administrativos y esto no puede estar condicionado a tu permanencia dentro del país.