Este artículo fué publicado en www.aporrea.org el día 29/06/2013
LA HORA DE LA GERENCIA EN LAS EMPRESAS
ESTATALES
Que esta es la continuación del
gobierno de Chávez es evidente. Que deba seguir la misma ruta? no lo creo.
Es casi indiscutible el hecho de las
profundas transformaciones políticas e institucionales que dejó el presidente Chávez.
Quedará de cada quien juzgar su conveniencia. A mí me parece un balance
positivo. En cuanto a la materia económica… bueno, hablemos de eso:
En primer término, lo mejor de la
visión económica de Chávez, ha sido el bajar la economía de las altas esferas
de lo macroeconómico a lo cotidiano: producción nacional, bienes y servicios,
importaciones etc. Creo también que en eso se le pasó la mano: una cosa es
tener el foco en lo microeconómico, otra cosa es ignorar el efecto que las
variables macro –liquidez monetaria por ejemplo- produce en la llamada economía
real, esa sobre la que Chávez quiso poner el acento.
En materia productiva, la evaluación
de los resultados tampoco es halagadora. Se realizaron muchos ensayos y casi
todos han fracasado: cooperativas, cogestión, nacionalizaciones, control
obrero, propiedad estatal, EPS entre otros sin resultados visibles. En el marco
de la guerra económica el sector privado también fue debilitado, pero el gran
perdedor fue el pueblo.
Las causas son muchas, una de las
principales es la corrupción - recursos no han faltado – tanto los provenientes
de un fisco más solvente, como los derivados de la orientación del crédito
bancario tanto de la banca estatal como la privada.
Luego de la derrota del referéndum
en diciembre de 2007, recuerdo haber visto una cadena donde el presidente
designaba unos “Vicepresidentes territoriales” con la intención de profundizar
el trabajo “político” y delegar el trabajo administrativo, minimizando la
importancia de este último. Considero que es aquí donde nace buena parte de los
problemas de gestión del gobierno de Chávez: el menosprecio a lo técnico, a lo
administrativo, eso que es justamente lo que amenaza con borrar los logros de
estos años. Ahora Maduro debe decidir si corregir o eliminar, -porque sería una
verdadera sinvergüenzura que siguieran como están-, Venirauto, Veniran Tractor,
Invepal, Inveval, Invetex, Sanitarios Maracay, Rialca, Vivex, las Cementeras,
SIDOR, Matesi, Proforca, Pulpaca, Alentuy, y toda suerte de fábricas endógenas,
nacionalizadas, cogestionadas, expropiadas o las nacidas al amparo de un
generoso presupuesto público en el marco de una visión errada de auto
abastecimiento nacional, aderezado además con toneladas de reportes falsos y
propaganda, soberbia y la negativa a corregir, designación de gerentes sin
calificación (muchos militares entre ellos) entre otras muchas prácticas que se
hicieron comunes en esos años, todo para “no darle la razón a la
contrarrevolución”
La realidad sin embargo, es terca.
¿No son estas empresas emblemáticas justamente el mejor argumento para atacar a
la Revolución Bolivariana y tildarla de ineficiente, incapaz corrupta, y en el
mejor de los casos estructuralmente inviable?
Creo en las empresas estatales en
sectores estratégicos, en la propiedad de los grandes medios de producción y en
la producción estatal como mecanismo de regulación de los mercados, al actuar
como elemento de competencia y como referencia en cuanto a precios. Casi todas
las empresas mencionadas son buenas ideas, pero no tiene sentido engañarse con
sus tristes resultados.
Es el momento de la gerencia, del
hacer orientado a los resultados, de afrontar las realidades y luchar para
transformarlas. La rentabilización de las operaciones de estas empresas es
condición necesaria para la etapa que comienza. Para ello se necesita enfoque
en los resultados, la contratación de talento gerencial, técnicamente
capacitado y bien remunerado, orientado –indispensable la orientación –
por los equipos políticos que el estado tenga a bien designar para velar por
sus intereses de accionista, por la articulación de las empresas con los
diferentes planes locales, nacionales y sectoriales de desarrollo, por la
construcción de los encadenamientos necesarios, y por las prácticas
administrativas dentro de la ética socialista. Estos equipos sin embargo no
deben formar parte de la gestión de la empresa, de lo contrario se estaría
reproduciendo el fracasado modelo de administración estatista. Venezuela es un
país con suficiente demanda interna que facilita el éxito de estas iniciativas.
Una gerencia empresarial en el socialismo no solo es posible sino que es
indispensable, de eso hablaré en otra oportunidad.
Los invito a enviarme sus comentarios,
reflexiones y aportes
Javier
Hernandez
Economista
(UCV)
@jhernandezucv
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