Este artículo fué publicado en www.aporrea.org el día 16/05/2013
Maduro
y los Izquierdistas Malcriados
El mentado “legado” del presidente Chávez en materia
económica no es nada fácil. Es cierto que mucho esfuerzo se invirtió en la
transformación estructural del aparato productivo. También es cierto que por la
vía de esa transformación, se han drenado miles de millones de dólares y lo que
se ha obtenido es muy poco para la satisfacción de las necesidades más
inmediatas de la sociedad Venezolana. Llegado a este punto del camino el dilema
es si retroceder y claudicar a lo que se proponía hacer, o seguir avanzando por
el mismo camino, claro está, a Dios rogando que no disminuya la presión del
flujo del ingreso petrolero, que es en definitiva, lo que ha permitido que a fuerza de importaciones se cubrieran las
estrecheces.
Muchos conocen casos de padres que ante indicios de homosexualidad
en sus hijos, lo niegan ante los demás, lo ignoran para su tranquilidad ó peor aún,
pretenden “corregir esos defectos” a punta de trancazos, añadiendo al conflicto
familiar, nuevos problemas. Algo similar hizo el presidente Chávez con el
aparato productivo existente a su llegada al poder: pretendió corregir sus
evidentes distorsiones[i] por las malas,
expropiando, bloqueando, regulando etc. En el caso del tejido productivo que
comenzó a desarrollar bajo su gestión, ocurrió algo similar a lo que hacen las
madres de muchachos en malos pasos: negarlo, hacerse al loco, intentar
ocultarlo y cuando ya no se puede, echarle la culpa a los demás. Así se tapó la
realidad del desempeño desastroso de muchas de las iniciativas en materia
económica.
Maduro, el heredero, en apenas un mes ha dado muestras de
querer corregir algunas de esa inmensa acumulación de distorsiones, errores y
deficiencias. Ha intentado –muy a su estilo- aproximarse al sector privado
nacional, para al menos paliar, los graves problemas de desabastecimiento y
parálisis de la economía, que también son parte de la herencia.
A los problemas de sobrevaluación del tipo de cambio hizo
lo que debía hacer: devaluar. A las restricciones en el flujo de divisas de
CADIVI, hizo lo único que podía: procuró un mecanismo de complemento (SICAD) no
muy afortunado por problemas de implantación, no de concepto. A los problemas
de desabastecimiento, le procuró la solución obvia en el corto plazo: autorizar
aumentos de precio que restablezcan la utilidad de los productores y de la
cadena de comercialización. Estas medidas procuran una estabilización inmediata
de la insostenible situación de la herencia. Si las magnitudes de las
correcciones son suficientes o no, es tema de otra discusión (yo creo que no).
Lo que si no se avizora es un cambio en los conceptos que rigen la política
económica y que son en definitiva, los causantes de tan precaria situación. De
no producirse el cambio, en algunos meses volveremos a tener el mismo
escenario.
Este tipo de medidas, aunada a la herejía de reunirse
Lorenzo Mendoza y dejarlo salir vivo de la reunión, le está costando a Maduro una
pérdida de apoyo entre eso que yo llamo los izquierdistas malcriados, estos que
por devorar libros y publicaciones varias, creen que las condiciones actuales
del país son las ideales para el comunismo y que cualquier cosa fuera de la
cartilla de los panfletos izquierdosos, convierte a Maduro de inmediato en
ficha de la CIA, del imperialismo, hijo de Bush y no de Chávez.
Así como un niño malcriado le das un caramelo y quiere
dos, le das una hora en el parque y patalea para quedarse más tiempo, estos
amigos de la izquierda malcriada pretenden ignorar olímpicamente las realidades
del país, piden la expropiación de polar, el gobierno comunal, el control
obrero de los medios de producción YA MISMO. En mi caso, prefiero capitalistas
que producen en el país a socialistas importadores; empresas privadas abiertas
que empresas estatales cerradas, paralizadas o vacías, prefiero trabajadores produciendo
que sindicalistas paralizando la producción. Las medidas que se están tomando y
las que faltan por tomar (revisión de precios de gasolina y de los volúmenes y
sectores subsidiados), son necesarias para estabilizar la nave y seguir
avanzando de forma sostenida y sostenible. Es mejor poco a poco hacia adelante
que paralizados, acelerando el carro sin cambiar la velocidad, con las
consecuencias que tiene sobre la caja.
Para estos izquierdistas malcriados tengo una mala
noticia: el dinero es limitado, no es infinito. Es falso que “si nos ponen el
petróleo a cero, seguiremos adelante”. No puede seguirse por la vía de
complacer a todos con cargo al presupuesto público: sindicatos, damnificados, buhoneros,
invasores, productores ineficientes, y a todo el aparato burocrático estatal.
Durante el periodo del presidente Chávez los problemas se tapaban a realazos,
recargando a PDVSA y al estado central en la atención de los problemas. Durante
el gobierno de Chávez, la revolución mundial justificaba la postergación de las
necesidades propias del país. Chávez pudo hacerlo, ya que con su liderazgo
neutralizaba el descontento. Maduro no tiene esa capacidad, tanto es así que le
llueven críticas desde su mismo bando político.
Maduro
no es Chávez. Quizá pensándolo bien, eso no es una debilidad.
Economista Javier Hernandez
@jhernandezucv
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