jueves, 19 de noviembre de 2015

La entrega de taxis regalados. De cómo el populismo destruye las buenas iniciativas








El populismo predomina en la ideología del equipo –más bien montoneras, tribus- que hoy dirigen los destinos de Venezuela. La permanente orientación hacia el logro de objetivos electorales de cortísimo plazo, impide que el gobierno del presidente Maduro asuma de forma medianamente decente, la enorme responsabilidad de conducir los destinos de este país. Un conjunto de taras mentales, intereses creados, una debilidad política considerable y definitivamente las mafias militares y civiles que se gestaron durante la era del Chavismo imposibilitan un cambio de rumbo de este país, mi país, tu país. Resulta que en alguna medida y paradójicamente el gobierno del presidente Maduro nos salió liberal, por aquello de dejar hacer, dejar pasar.

La nueva reforma a la Ley de Precios Justos, que de acuerdo a la propaganda oficial hace temblar a bachaqueros y acaparadores, resume bastante bien todas las características negativas del gobierno del presidente Maduro y que explica la aparentemente inagotable sucesión de disparates que emanan desde los poderes públicos. Debo aclarar que la oposición no pinta nada mejor y que el populismo no es exclusivo del Chavismo. El prof Jose Guerra, economista de reconocida calificación y candidato a diputado por la MUD y su solicitud de restituir el cupo de dólares a viajeros es prueba contundente de ello.

También hay cosas positivas pero….

Pero el gobierno también lanza strikes cada cierto tiempo. La atención a la infraestructura vial bajo la gestión de Haiman el Troudi ha sido uno de ellos. Por otra parte, la política social del presidente Maduro parece haberse enfocado en la continuidad de la expansión de la cobertura de las pensiones de vejez, en la entrega de viviendas a través de la GMVV (por cierto parece que tendrá que cortarse el bigote) en el fortalecimiento de los sistemas de transporte público, y en la dotación de Canaimitas y Tablets a los estudiantes de la educación pública. Aunque cada uno de esos programas carece de sostenibilidad y amparan enormes negociados de corrupción, debo reconocer que el enfoque en un número reducido de programas bandera de fuerte impacto social es preferible a la política del hipermegaestado que impulsó el presidente Chávez cuando los ingresos petroleros lo permitieron. Si el país no se estuviera cayendo a pedazos en todos los demás aspectos de la vida sería un enfoque con méritos. Cuando se inicie el proceso de reconstrucción económica e institucional del país, será perfectamente válido el foco de la política social en un número limitado de programas de alto impacto, incluyendo por supuesto, el sector salud.

… hasta las cosas buenas las hacen mal

Lo que hacen con las manos lo desbaratan con los pies, reza el dicho popular. La entrega de viviendas, la inauguración de obras de infraestructura sin culminar, la distribución de las canaimitas, las pensiones y los autobuses se hace con el evidente propósito de favorecer a los candidatos del gobierno. La fusión entre estado y partido se hace descaradamente evidente cuando un acto de gobierno, como lo es la entrega de tablets a estudiantes de la UNEFA en Guatire, se retrasa hasta que llegue “El Potro Alvarez”, representación del nuevo hombre del Madurismo quien además de llegar con varias horas de retraso, tiene la potestad de dar un discurso político electoral en las instalaciones de la universidad y fungir como una figura del estado a quien se le debe el favor de haber recibido el referido dispositivo. La manera de pagar el favor está clara: votos.

Episodios como este se repiten a diario en todo el país. Desde un mercado a cielo abierto hasta la inauguración de un hospital, son los escenarios propicios para demostrar que lo que el venezolano recibe es gracias a los próceres del PSUV. Lo mismo hace la oposición desde las pocas posiciones de poder que le quedan. Cuenta la leyenda que en Miranda hay un gobernador y aunque nadie lo ha visto en tales funciones, su secretaria de gobierno hace uso descarado de los recursos de la gobernación para su campaña electoral.

Y el más reciente caso de como una buena idea se convierte en algo tremendamente perjudicial para el país: la entrega de los taxis chinos.

El presidente Maduro ha anunciado que antes de terminar el año 2015 se entregarán 10.000 taxis en todo el país. Esta iniciativa, de ser manejada correctamente podría ser de un  impacto económico y social positivo. Desde el punto de vista económico, considerando los potenciales encadenamientos que ofrece el sector automotriz, una demanda garantizada de 10.000 unidades podría reactivar en alguna medida el ensamblaje local. Si a eso le sumamos el hecho de que el estado es propietario de empresas fabricantes de rines, de vidrios, y de moldes de asientos y que además hay un sector privado fabricante de cauchos, baterías y algunas autopartes es perfectamente posible insuflar algo de vida a la cadena de valor automotriz en el país. Para eso se necesita: asignación de divisas (a un precio real, sin subsidio) un precio de venta razonable que otorgue margen de beneficio a los productores y lo más importante, dejar a un lado las taras mentales que pretenden concentrar en el estado los mecanismos de comercialización. El estado cuenta además con banca y empresas de seguros por lo que se podría generar condiciones favorables también en esos sectores. En este esquema, no tendrían que ser 10.000 taxis, podrían ser 30, 40 ó 50 mil ya que la iniciativa se autofinancia y se hace sostenible en el tiempo.

Desde el punto de vista social, dada la precarización del empleo formal, un taxi se convierte en sí mismo en una microempresa, con lo cual se benefician directamente miles de familias sin recaer sobre los hombros del estado semejante carga, más allá de los sacrificios fiscales iniciales y el riesgo asociado al impago y la siniestralidad de los vehículos siendo incluso una oportunidad para darle salida a los excedentes de nómina estatal improductiva que se acumularon en años recientes. Por otra parte, una masiva oferta de taxis influye en la regularización de un servicio que refleja perfectamente el actual desquiciamiento de la economía, afectando a los usuarios y que termina afectando la competitividad de la oferta turística en todo el país.

Pero no. Nada de esto ocurre. Se adjudican los carros bajo un sistema opaco, a los amigos de los amigos. Se pone en las manos de una burocracia comprobadamente corrupta el poder de decidir quién puede acceder a tales beneficios de la renta petrolera. Por otra parte, el presidente ofrece entregar los carros totalmente gratis para evitar la corrupción. ¿Qué le da derecho al presidente de regalar algo que no es suyo? ¿Por qué algunos tienen que pagar y otros no? La política social se convierte en un bingo, una lotería y a quien le salga el número se beneficia. Si no, un amigo militar y una cantidad de efectivo te ayuda a solventar los escollos. Finalmente, el valor agregado nacional de los pocos vehículos que se ensamblan es muy bajo por no decir inexistente.


En fin, lo que se ha hecho es darle más poder a una burocracia corrupta, continuar con el sectarismo y fomentar la búsqueda de la flecha y el contacto como único medio de sobrevivir el desbarajuste en el que vivimos. Es nuevamente la destrucción de la institucionalidad y el despilfarro de los recursos que son de TODOS los venezolanos.

@jhernandezucv

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