jueves, 9 de enero de 2014

La credibilidad de la política económica



Son cosas de simple sentido común. En nuestra vida diaria, en la interacción con otros, en nuestros empleos, en los estudios, en el amor, la lógica es siempre la misma: La credibilidad es un gran activo.
Podemos equivocarnos, podemos fallar, tomar decisiones equivocadas pero siempre que hayamos sido honestos, afrontado las consecuencias, cumplido con lo ofrecido, honrado nuestros compromisos ó excusarnos a tiempo de no hacerlo, hasta el más enconado adversario reconoce nuestra seriedad. Mientras haya seriedad, todo se puede conversar, negociar, acordar. Sin seriedad, sin apego a la palabra empeñada, sin cumplimiento en tiempo y forma de los compromisos, hasta las iniciativas más loables, hasta los regalos, todo lo bueno, deja de serlo ó lo es menos.
El caso de la gestión gubernamental no es una excepción: se puede tener una idea equivocada de lo que es la sociedad, de lo que el país necesita. El gobierno puede empecinarse en mantener una política de bienestar fundamentada en subsidios, hasta que el modelo colapse. Es una opción lícita y con respaldo electoral así que pueden continuar por el camino de las subvenciones, subsidios, estatismo asfixiante, controles, regulaciones y fiscalizaciones. Es una visión de país así que los que apoyan la opción estarán contentos y quienes no apoyamos esa manera de  dirigir un país, nos aguantamos, y planificamos y tomamos decisiones sabiendo hacia dónde van los tiros y de acuerdo a lo que queremos lograr y lo que esperamos evitar.
El verdadero y más grave problema que veo en la actualidad no es sólo una política económica equivocada, temerosa de corregir las profundas distorsiones acumuladas a lo largo de muchos años sino, la falta seriedad, el desorden en la gestión, la imposibilidad para unos y otros, de planificar, de anticiparse a lo que el corto plazo nos depara. En general, muchos Eudomar Santos manejando el gobierno y su filosofía profundamente arraigada en la gestión pública termina afectándonos a todos, ya que no se pueden tomar decisiones sin un mínimo de certidumbre de lo que va a pasar. Todo se paraliza.
Ejemplos de esto en 2013 son varios, trataré de resumir: El nombramiento de Edmee Betancourt como presidente del BCV, una pésima decisión sólo superada por su posterior destitución. La eliminación del SITME, aborrecido ahora por aquellos que lo crearon y el vacío que dejó ante un SICAD dubitativo, intermitente y posteriormente, moribundo. La falta de convocatoria a las subastas de la nueva versión “reloaded”, la impuntualidad en la convocatoria que provoca que las empresas se enteren de la “rifa” fuera de horario laboral, la inclusión intermitente de viajeros en la convocatoria (publican un reglamento que establece que podrán optar hasta USD 2.500 y nadie ha recibido tal cantidad), la progresiva disminución de los montos adjudicados, el “error material” que anunciaba la suspensión del mecanismo a mediados de diciembre, para luego cerrar el año con la publicación con más de 20 días de retraso del boletín mensual con los indicadores de inflación, adornado con un lamentable comunicado de prensa. Todo esto ocurre en el marco del más absoluto silencio, ningún vocero se manifiesta al respecto y cuando lo hacen no se cumple, como cuando Armando León en Agosto, ofreció “para la próxima semana” una subasta que llegó varias semanas después. En cuanto a la vocería autorizada, la falta de un vocero ó la existencia de muchos agrava la situación: declaran Giordani, Arreaza, Merentes, Ramirez además de los inefables diputados Sanguino y Farías. Hacia el último trimestre se produjo la desaparición del ministro Merentes y su reemplazo por el ministro de petróleo, presidente de PDVSA, vicepresidente económico, vicepresidente del PSUV, coordinador del órgano de vivienda, de cuanto estado mayor y comisión superior han inventado, cuarto bate y novio de la madrina Rafael Ramírez.  Ni el presidente del BCV ni el ministro de Finanzas al parecer tienen nada que decir respecto a la economía del país, quizá están atendiendo asuntos más importantes.
El 2014 lamentablemente no pinta mejor. Tras casi 10 días del mes de Enero, la anunciada renovación del cupo electrónico no se ha concretado y aunque es un problema menor, en el sentido que no trastorna la economía nacional, si es una pésima señal, pone a la gente a especular sobre las razones, le echa gasolina al dólar paralelo y crea un descontento innecesario en la población. Otra promesa incumplida es la fulana publicación de los precios de los vehículos. Aunque es una medida totalmente inocua por cuanto no representa ningún efecto en la producción de vehículos, lo menos que podían hacer era publicarla en la fecha en que lo prometieron. Si no son capaces de cumplir la fecha de publicación de una lista de precios, como puede creerse que serán capaces de solventar los problemas de producción y abastecimiento de ese rubro?
Maduro ha tomado algunas medidas aisladas acertadas, el aumento en el encaje legal, el aumento de la tasa de interés pasiva, la discusión sobre el aumento de la gasolina (ya mató ese tigre, ojalá no le tenga miedo al cuero), las fiscalizaciones entre otras. El año 2014 es el momento de avanzar en la corrección de las distorsiones como la congelación de precios que han exacerbado la escasez y acelerado a su hermana siamesa, la inflación. El reloj está andando, esperamos escuchar medidas inmediatas y sobre todo, creíbles.

@jhernandezucv



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