En buena parte de la militancia
de izquierda, la nueva y más reciente devaluación del bolívar es no menos que
una gran traición del gobierno, la claudicación de la patria, un golpe artero
en las aspiraciones de la clase trabajadora, una oprobiosa medida que sólo
beneficia al gran capital, un infame desconocimiento del “legado”. En este
esquema mental, el valor de nuestra moneda, el bolívar, está relacionado más
con la grandeza heróica del procer en cuyo honor se nombró nuestro signo
monetario, que en el valor concreto y competitividad de la producción doméstica
que lo respalda. En esta línea de pensamiento, la inflación interna, el déficit
fiscal, la mermada producción petrolera, la incipiente producción industrial,
la casi inexistente actividad exportadora no petrolera, la disminución de las
reservas internacionales, la fuga de capitales, el endeudamiento externo entre
otras nimiedades, poco o nada tienen que ver con el tipo de cambio. Lo que
importa es que somos el pueblo de Bolívar y de Chávez, que luchamos contra el
imperio, que se está gestando una nueva sociedad y que, por supuesto, el
capitalismo mundial se está derrumbando. Tomando en cuenta todo eso, la tasa de
cambio no sólo debería estancarse en Bs. 6,30/USD sino que además deberíamos
procurar revaluarla cada vez más para defender al “pueblo”
En este punto debo decir que, ese
sector ideológico, desde donde ha surgido una fuerte oposición a estas medidas
del gobierno de Maduro y que, incluso se oponen al aumento de la gasolina,
tienen plena coincidencia con la muy vituperada MUD; es decir, que Leopoldo
Lopez y Henrique Capriles tienen hoy, más coincidencias con la mayoría de los
articulista de Aporrea, que con los de El Universal.
Que persigue el gobierno al
anclar el 80% de las importaciones a una tasa de Bs. 6,30 absurdamente
sobrevaluada? La respuesta es sencilla, abaratar las importaciones, para crear
una sensación de bienestar material insostenible, en resumen, “proteger” la
capacidad de consumo de la población en el corto plazo.
Nótese el énfasis en el horizonte
temporal en el cual –en el mejor de los casos- se recibirían los beneficios de
esta política de anclaje cambiario como instrumento para dominar los precios.
Se busca “proteger” la capacidad de consumo, y en esto, los extremos se tocan.
De lo que nadie habla ó muy pocos lo hacen es sobre la capacidad de producción.
Por lo visto para nadie es importante que discutamos sobre producir, crear las
condiciones para al menos iniciar una diversificación productiva del país. Se
busca defender y ser defendidos en la capacidad de consumo, no de producción lo
cual evidentemente es una estrategia de cortísimo plazo, dependiente de la
benevolencia de la cotización del crudo en los mercados internacionales. ¿A quién beneficia un tipo de cambio a
6,30Bs/USD (donde sea que se encuentre disponible)? ¿al productor nacional?. Independientemente
del sector económico, la escala de producción, la estructura de capital, la composición
accionaria y la naturaleza misma de la empresa, NADIE, léase bien, NADIE
puede competir contra un producto importado a razón de Bs. 6,30 por dólar.
Intente el lector pensar en alguna actividad económica-productiva que pueda ser
desarrollada en el país cuyo costo de producción sea razonablemente competitivo
con su equivalente extranjero. Ni la grandes corporaciones nacionales,
multinacionales, PYMES, EPS’s cooperativas y mucho menos las empresas estatales
pueden suplir al mercado doméstico en condiciones razonables en términos de
precios, si no media un subsidio. El gobierno lo entiende así, por lo que
pretende a través del anclaje cambiario “equilibrar” la economía nacional.
Mantener el dólar a Bs. 6,30 no
es nada patriótico. Sólo contribuye a reproducir las condiciones que nos han
hecho un país importador neto de cualquier cosa, disminuyendo aún más –si es
que eso es posible- nuestra posibilidad de iniciar el tránsito hacia la
producción interna de un porcentaje creciente de nuestras necesidades de
consumo como sociedad. Hoy los importadores, los funcionarios que autorizan los
dólares, los miles de DAKA, los bachaqueros, los pimpineros están de fiesta con
la decisión de anclar el valor del dólar, mientras que los emprendedores
nacionales, la gente que quiere producir sigue de luto. La capacidad creadora
del pueblo una vez más se ve empujada a ingeniárselas como acceder a esa piñata
del dólar barato en lugar de desarrollar una oferta sustentable de bienes y
servicios.
Sólo produciendo, creando riqueza
podríamos proteger la capacidad de consumo de las futuras generaciones. No
tenemos derecho a gastarnos todo el ingreso petrolero y heredarles un país peor
que el que nosotros recibimos, más aferrado cada día a la ilusión de un dólar barato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar! Si es de su interés, mi cuenta en tuiter es @jhernandezucv